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Alavés-Valencia.

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Alavés-Valencia. EFE
Fútbol | Valencia CF

La bendita rutina de ganar

El Valencia, mejor inicio liguero de su historia con 24 puntos de 30 posibles

Toni Calero

Valencia

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Sábado, 28 de octubre 2017

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Alavés y Valencia CF se enfrentan hoy en Mendizorroza, en el partido correspondiente a la décima jornada de la Liga, a las 13:00 horas.

Para el choque, Marcelino García Toral no podrá contar con Parejo y en su lugar jugará el canterano, Carlos Soler. El once del Valencia: Neto, Montoya, Garay, Paulista, Gayà, Pereira, Carlos Soler, Kondogbia, Guedes, Rodrigo y Zaza.

El once del Alavés de De Biasi: Pacheco, Vigaray, Ely, Alexis, Dieguez, Pedraza, Wakaso, Pina, Manu, Munir y Santos.

Sigue el partido en directo en lasprovincias.es.

LA PREVIA

Hoy por la mañana empieza otra liga para el Valencia. La de los bajos fondos. Una vez alcanzado el primer cuarto del campeonato la selección natural ubica a cada equipo en su sitio. El Valencia ha respondido con sobresaliente frente al grupo de los escogidos. De los gallos, tan sólo quedan en el calendario de la primera vuelta el Barcelona y el Villarreal. El resto ya espera a la vuelta una vez pase el nuevo año. Marcelino ha encontrado la tecla que el valencianismo llevaba buscando hace años. Ahora, una vez superados los duelos de campanillas, habrá que cambiar de partitura para lidiar con equipos más pegajosos y espesos. Hoy en día empatar contra el Valencia es casi una victoria para el rival. Y ese será el botín que buscará el Alavés de Di Biasi, el primer repuesto de esta Liga que llegó a Mendizorroza para solucionar el estropicio de Zubeldia. Los del Glorioso darían por bueno el empate ante uno de los invictos de la Liga. De Biasi, exentrenador del Levante e ídolo en Albania, señaló ayer que no firma la igualada ante el Valencia. La realidad es que un punto sería para los vascos casi un empacho. Los números del Alavés en casa son desastrosos. Un gol a favor, el que le marcó al Real Madrid, y nueve en contra. A priori, una merienda para un Valencia que es el equipo con más pegada como visitante con 12 tantos a favor -es cierto que media docena se la colocó al anárquico Real Betis de Setién-.

Marcelino comparecerá en Vitoria sin su brújula habitual. Parejo vio la amarilla con la que cumple ciclo en la última jornada ante el Sevilla y la lógica conduce al nombre de Carlos Soler como sustituto natural. El canterano, cuyo valor deportivo y económico se multiplica por mucho cada fin de semana, volverá a su posición natural.

La duda estará en las bandas. Guedes es fijo. La incógnita será si su posición se mantiene en la izquierda a pierna cambiada u ocupa el carril que dejará libre Soler. A partir de ahí se abren todas las alternativas. La más lógica es la entrada de Pereira, que ahora mismo se puede considerar como el jugador número doce de la plantilla.

Si Marcelino no apuesta por esta opción, las alternativas pasan por Nacho Gil después de su buen partido en Zaragoza o incluir a Lato de lateral izquierdo y subir la posición de Gayà como interior. Cualquier otro movimiento ajeno a estas variantes entra en el saco de las sorpresas.

El Alavés pescó este verano en el pasado valencianista para recomponer un equipo despedazado tras la marcha de Pellegrino. Munir, el que llegó a Mestalla para hacer olvidar a Alcácer, es hoy el delantero de referencia en Mendizorroza. Además, a Vitoria se marchó Sivera, uno de los porteros con más proyección de España, y que el Valencia colocó para obtener liquidez, y Nando. El cuarto elemento fue Medrán, que tras jugar de titular la primera jornada en Mestalla buscó en Vitoria los minutos que no le garantizaba Marcelino. Partido trampa para un Valencia invicto que quiere beneficiarse de las urgencias del Alavés.

Prepárense para ganar. Háganlo. Es el año en el que todos los caminos llevan a la victoria. Sirven los triunfos rotundos, espectaculares, como se vio ante un Sevilla perdido en el entramado defensivo de Marcelino, incapaz de detener al velocista Guedes y finalmente un juguete a manos del Valencia. El panorama se oscureció en Mendizorroza, cobijo de un Alavés que quiere y no puede. No entraba al Valencia al partido. Escocía cada tarascada. Parejo no estaba y parecía imposible escapar del laberinto. El 1-2 no fue un milagro, pero sí un ejercicio de supervivencia y aplomo para superar los momentos de incertidumbre y oscuridad. El botín no era ni de uno ni de otro, pero la inercia del Valencia le hizo indestructible también en Vitoria. Una rutina dulce, la tremenda habilidad de normalizar un arranque de locos: diez partidos invicto, seis victorias consecutivas. 24 puntos de 30 posibles. El mejor arranque en 98 años de historia. Y la confianza comprensible y necesaria para esperar al próximo partido con la convicción de que la racha no se detenga ni para coger carrerilla.

El último triunfo se escribió sobre borrones. Fue el Valencia un equipo gris al que le incomodó las ganas de guerra del centro del campo del Alavés, el fuego de Gianni de Biasi desde el banquillo y el anhelo de la grada por darse un respiro. No hay memoria en el fútbol ni rastro en Mendizorroza de los tiempos felices con Mauricio Pellegrino. La urgencia encoge al Alavés, que vive ahora los nervios, lógicos, de verse abajo. Le ocurre todo aquello que ni roza al Valencia de la afición entregada: en la grada vitoriano se quedaron unos cuantos valientes, minutos después del fin del partido, para celebrar el segundo puesto y el paso certero de sus futbolistas.

Al inicio se jugó demasiado cerca del área de Neto. De forma más concreta, en la zona de influencia de Pedraza y Montoya. Martilleó el extremo y sufría el lateral como si de frente le encarara un Balón de Oro una vez tras otra. Perdió todos los duelos Montoya y las primeras ocasiones del Alavés encontraron la respuesta de Neto. También estuvieron los guantes del portero en el lanzamiento de falta del extramotivado Munir, para lo bueno y lo malo. En un once sin Parejo por primera vez en toda la temporada, nadie tuvo la paciencia para controlar el tiempo y crecer en ataque. Kondogbia estuvo más fallón que de costumbre y Soler perdía el fuelle batallando contra el regimiento: Tomás Pina, Manu, Wakaso... Había vuelto el valenciano a su hábitat natural, el centro del campo, y sin embargo pareció echar de menos los metros de espacio en la banda.

Era mejor el Alavés cuando apareció Simone Zaza. Si el rival se equivoca en la salida de balón, está muerto. O eso al menos es lo que pretende Marcelino. Ayer sucedió. Andreas cazó el despiste y vio a Zaza. El tiro del italiano, un cañonazo a la escuadra, dejó a Pacheco con el molde. El Valencia había comenzado a cimentar su triunfo sin merecerlo. El primer tiempo se consumía entre la bronca de Marcelino a Soler por conducir en exceso el balón en un contragolpe y la charla del capitán Rodrigo con Gayà y Paulista. El delantero indicaba y los zagueros querían más ayudas.

El Alavés entró al vestuario en desventaja porque ni Munir ni Pedraza supieron acertar. Su plan seguía siendo el mismo. Hace falta mucho, quizás demasiado, para remover la receta del catenaccio puro de Gianni de Biasi, ese tipo de entrenador que suele extraer oro de las jugadas de estrategia, uno de los tránsitos más sencillos y primitivos hacia el gol. Ante el Valencia lo encontró con un Alexis Ruano rápido para aprovechar el error de marcaje. Neto miraba a su defensa pidiendo una explicación y Uría repasaba con Marcelino quién era el defensor de Alexis. Había tiempo de sobra para reaccionar pero el caudal de ideas de los blanquinegros estaba seco. En esa fase del partido intentó Guedes tirar del carro, galopada va y viene, pero lo cazaron. Recibió de lo lindo el portugués y se fue al banquillo minutos después harto de todos y sin la posibilidad de seguir su idilio goleador.

Ely llegó para rescatar al Valencia. O mejor dicho, para servirle en bandeja un triunfo que estaba obviamente en entredicho. Su mano dentro del área fue tan clamorosa que ni rechistó. ¿Quién asumía la responsabilidad a falta de Parejo? Rodrigo. Otra vez Rodrigo y su regreso a la vida después de tantos lamentos en las últimas temporadas. Hasta el modo de tirar el penalti, sin estridencias y engañando por completo a Pacheco, habla de su metamorfosis. Corrió Rodrigo para fundirse con la afición valencianista repitiendo la imagen que se dio en La Romareda. Ahora sí, Marcelino estaba legitimado para replegar a sus tropas a la espera del arreón vitoriano. La -cierta- comodidad del Valencia llegó en esa fase del partido, donde pudo explotar el contragolpe ya con Santi Mina en el césped y Lato cubriendo las espaldas del extremo José Luis Gayà.

Munir había sido el futbolista más peligroso del Alavés hasta que De Biasi le sacó para meter a Bojan. Pudo ampliar la cuenta el Valencia de haber elegido bien a campo abierto y también estuvo cerca de las tablas el rival con un disparo cruzado de Santos. Los cinco minutos de añadido fueron el preludio al grito conjunto de Guedes, Marcelino, Uría, Ismael Fernández y compañía. El banquillo se acostumbra a cerrar los puños con cada pitido final. En Mendizorroza se dejó una pobre imagen, pero los puntos volvían a casa. Y sigue abierto el debate de hasta dónde puede llegar un equipo sin distracciones entre semana que además ha convertido las victorias en un acto tan rutinario.

Deportivo Alavés

Pacheco; Vigaray, Alexis, Ely, Diéguez, Pedraza; Pina (Sobrino, min. 81), Manu García, Wakaso; Munir (Bojan, min. 73) y Santos

1

-

2

Valencia CF

Neto; Montoya, Gabriel Paulista, Garay, Gayá; Pereira, Carlos Soler (Maksimovic, min. 87), Kondogbia, Guedes (Lato, min. 77); Rodrigo y Zaza (Santi Mina, min. 79)

  • ÁRBITRO: González González (Comité Castellano-Leonés). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Vigaray (min. 23), Santos (min. 35), Ely (min. 65) y Diéguez (min. 77) y Manu García (min. 87) y al visitante Paulista (min. 17)

  • incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada de LaLiga disputado en Mendizorroza ante 18.638 espectadores

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