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Miércoles, 9 de diciembre 2020, 23:50
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Anil Murthy defenderá mañana en la primera junta telemática de la historia del Valencia unas cuentas que tienen muy poca defensa. El séptimo proyecto de Meriton en el club arrancó con 488 millones de deuda y muchos indicativos económicos que no invitan al optimismo a corto plazo. Más bien al contrario puesto que el incumplimiento de compromisos vitales para la sostenibilidad económica de la entidad va a acentuar el problema financiero. Uno de los mejores ejemplos es el fondo de maniobra, la parte del activo circulante que es financiada con recursos de carácter permanente y que mide la capacidad que tiene una empresa para continuar con el normal desarrollo de sus actividades en el corto plazo. Las cuentas a 30 de junio de 2020 desvelan que el fondo de maniobra negativo del club ha aumentado de 141,64 a 163,63 millones y el auditor, tras reconocer que tener un valor negativo es algo natural en el sector del fútbol, indica que la cifra a la que ha llegado el Valencia «requiere de la consecución de fuentes adicionales de ingresos que generen excedentes operativos económicos». Los recursos atípicos de toda la vida, más allá de la venta masiva de futbolistas. El nuevo estadio debería ser una de esas vías.
En sus cuentas, por tanto, el Valencia reconoce que cada vez tiene más dificultad para afrontar y pagar sus deudas a corto plazo, pese a que el pasivo se ha aligerado por la reversión de los 23,88 millones de la multa de la Unión Europea por las ayudas al club que Meriton ha ido apuntando como provisión en cada ejercicio. De mantenerla, la presión financiera sería aún mayor.
La auditoría refleja que la entidad debe encontrar medidas alternativas que reestructuren su esquema de financiación y permitan al Valencia alcanzar el «necesario» equilibrio financiero. La falta de liquidez obligó al club a llegar a un acuerdo con su plantilla para aplazar entre 13 y 17 meses el pago de la ficha que vencía el pasado 1 de agosto. Para ello, la entidad tuvo que suscribir 16,23 millones mediante pagarés y una línea de confirming –con vencimiento a 31 de diciembre de 2021 pignorando en garantía el 10% de los derechos de televisión– indemnizando a los jugadores con intereses por el retraso del pago. Los pagarés, a su vez, están garantizados por el 7,5% de los futuros derechos televisivos del club.
Un mes antes de ese nuevo parche económico por falta de liquidez, el 1 de julio, Meriton concedió otro préstamo al Valencia de 16,5 millones con vencimiento el próximo 31 de diciembre incluyendo como garantía de cobro los derechos federativos de cuatro jugadores de la primera plantilla. La deuda actual del club con Lim es de 54,5 millones. No es un dato baladí porque supone que el máximo accionista del Valencia es también el acreedor del 11% de la deuda del club.
La junta aprobará unas cuentas donde se reconoce que a 30 de junio de 2020 la deuda a corto plazo del club se ha disparado a los 95,3 millones. La gran culpa de ello es el aumento de lo que se debe a los bancos y entidades de crédito por la falta de liquidez. Ese apunte ha pasado de 14,37 millones en 2019 a 31,05 en 2020. Con todo, el presupuesto para la presente temporada previsto por Meriton terminará con unas pérdidas de 26,43 millones.
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