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La senyera provoca la ira del Bernabéu
EL TÚNEL DEL TIEMPO

La senyera provoca la ira del Bernabéu

El estreno de la camiseta del Valencia con los colores de la senyera tuvo lugar en Madrid el 6 de noviembre de 1977

PACO LLORET

Sábado, 9 de mayo 2015, 00:14

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El estreno de la camiseta del Valencia con los colores de la senyera tuvo lugar en Madrid el 6 de noviembre de 1977. Cuando los de Mestalla aparecieron sobre el terreno de juego luciendo esa indumentaria se armó la marimorena en las gradas del Bernabéu. El recibimiento fue muy hostil y, tras la estruendosa bronca de bienvenida, se sucedieron de forma constante las increpaciones. Aquel choque se desarrolló en un ambiente de máxima tensión de principio a fin. Cerca de dos mil seguidores valencianistas animaron a su equipo, ondearon sus banderas regionales y quemaron numerosas tracas en respuesta a la animadversión suscitada por lucir unos colores que molestaron a la parroquia local.

El partido estuvo envuelto de una enorme polémica. El Valencia perdió por la mínima como consecuencia de culpa de un penalti y acabó con diez jugadores tras la expulsión de su defensa central Juan Daniel Cordero. El encuentro venía precedido de una sorprendente noticia que alentaba las esperanzas de puntuar para los valencianistas: los dos porteros del Real Madrid estaban lesionados. Ni Miguel Ángel ni García Remón estaban en condiciones de jugar, así que en la portería debutó Amador, procedente del filial. Toda una incógnita. Sin embargo, el Valencia no aprovechó la circunstancia y apenas creó ocasiones de peligro. El partido fue áspero, mucho juego subterráneo y poco fútbol. Los jugadores, contagiados por la atmósfera reinante, se enzarzaron en múltiples disputas. Amador pasó desapercibido pese a la presencia intimidatoria de Mario Kempes, el futbolista más temido.

La elección de los colores de la senyera no fue casual, respondía a un sentimiento muy extendido entre la afición de Mestalla. Un mes antes, coincidiendo con el partido Valencia-Salamanca, en la víspera del 9 de Octubre, que congregó la mayor manifestación reivindicativa que ha tenido lugar en la ciudad de Valencia, se vivieron unos prolegómenos cargados de emotividad, incluyendo la lectura por megafonía de una declaración del club mostrando su adhesión a la petición de contar con un estatuto de autonomía. Los jugadores desplegaron una enorme bandera valenciana, mientras en la grada un mar de senyeras flameaba. En aquel otoño agitado, en plena Transición, proliferaban las muestras de exaltación por todo el país. Valencia no fue una excepción.

En realidad, los colores de la senyera ya se habían lucido con anterioridad. A finales de los años 50, el Valencia jugó en Zorrilla y en Chamartín con ese uniforme sin que haya constancia de altercados ni reacciones contrarias en Valladolid y Madrid. También se jugó en Mestalla un serial de amistosos contra el Glasgow Rangers y el once valencianista lució ante su público la novedosa indumentaria. Después de aquellos precedentes, no hay constancia de más encuentros ni oficiales ni amistosos con esos colores que, por otro lado, forman parte del escudo oficial del club. En los años 70, el Valencia recurrió como segundo equipamiento a una camiseta azul con dos franjas horizontales rojas y otras dos amarillas en el pecho.

Todo lo sucedido aquella tarde en el Bernabéu llegó también a los medios de comunicación de la época. En Valencia reinaba el asombro por la visceralidad del comportamiento de los aficionados madridistas. Incluso, el club de Mestalla aprovechó su revista oficial para mostrar su malestar por el pésimo trato recibido. La prensa de la capital también se encargó de analizar el asunto y un rotativo, el diario El Alcázar, elevó el asunto a su portada como tema principal con un titular ofensivo: «Bronca en el Bernabéu a la horterada del Valencia».

Casualidades de la vida, el Valencia y el Real Madrid se volvieron a ver las caras en la segunda vuelta del campeonato el 19 de marzo de 1978 en Mestalla. El día de la cremà reinaba un ambiente de revancha. El campo estaba repleto de senyeras repartidas por el club y otras muchas traídas por los aficionados. Cuando los madridistas aparecieron sobre el césped hubo una bronca mayúscula, devolución de la recibida en Chamartín. Aquel ajuste de cuentas ambiental fue el prólogo de un incontestable triunfo valencianista por 2-0 con goles de Mario Kempes, de penalti, y Valdez. El partido fue una exhibición de los locales y el marcador todavía pudo ser más amplio.

Desde su estreno en la campaña 77-78, hasta la actualidad, casi cuarenta años después, la camiseta de la senyera se ha convertido en un icono del valencianismo, asociada en el recuerdo a una etapa del club y a un momento mágico: la final de la Copa del Rey ganada al Real Madrid el 30 de junio de 1979. Pese al manifiesto rechazo que alzó en su estreno, el Valencia siguió jugando con ese uniforme cada vez que visitaba el Bernabéu durante siete campañas consecutivas sin que se reprodujeran las protestas del primer día. En la campaña 83-84 jugó por última vez con esos colores y alcanzó el triunfo con Paquito en el banquillo gracias a un gol de penalti logrado por Kempes.

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