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MOISÉS RODRÍGUEZ
Sábado, 18 de mayo 2019, 01:19
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valencia. «Se subió a la parra... y a la portería. Su alegría era inenarrable, había perdido la brújula». Así relató este periódico una de las imágenes de aquel 20 de junio de 1954, en que el Valencia reinó por tercera vez en su historia en el torneo del KO. Se refiere a la histórica y conocida fotografía de Quique Martín encaramado a la portería de Chamartín, en las celebraciones del título.
Dicen las crónicas de la época que se había visto al mejor Valencia para tumbar al Barcelona, y los futbolistas se desmelenaron a la conclusión del choque. Quique Martín había realizado un par de intervenciones de mérito durante un partido que ha pasado a la historia por el juego de ataque de los valencianistas. Antonio Fuertes se erigió en el héroe de la jornada, pero el portero y el resto de la defensa tuvieron que emplearse a fondo en ese primer cuarto de hora que lo pudo cambiar todo. En los centros de los extremos y en los obuses de César, Moreno y Manchón. Luego llegaron los goles y la tranquilidad.
Cuando el colegiado señaló el final del encuentro, Quique Martín había tenido tiempo para decidir cómo iba a celebrar el momentazo. «Da su última exhibición de la temporada. En un salto se ha subido y sentado sobre el larguero, como en el trapecio. Allí le ovacionan y le sacan fotos, mientras sonríe, complacido, orgulloso y satisfecho», relata la crónica publicada por este periódico. También resalta que el Barcelona no estuvo a la altura de las circunstancias y se retiró a los vestuarios sin hacer la formación de cortesía a Franco y al Valencia como vencedor.
La acción de Quique Martín fue reeditada muchos años después, y ya no en Madrid, sino en Sevilla. En la Cartuja, donde el Valencia conquistó la Copa en 1999. Pero volviendo a la celebración de 1954, hubo otra acción representativa, aunque no haya pasado tan claramente a la historia. Aún sobre el césped, Monzó se acercó a Jacinto Quincoces, el entrenador que marcó una época. Le abrazó y le entregó la Copa del Generalísimo, en un gesto que muchos interpretaron como el adiós en público al técnico vasco.
Efectivamente, Quincoces cerró su primera etapa al frente del Valencia tras conquistar dos veces la Copa del Generalísimo y una Copa Eva Duarte. Meses después, Iturraspe se hizo cargo del equipo. Quincoces volvió al Valencia en 1958 para hacerse cargo de nuevo del equipo hasta 1960, cuando puso fin a su etapa como técnico.
Para el recuerdo quedará esa Copa. La de Quique Martín y Quincoces. La de Antonio Fuertes como héroe en una final hacia la que el Valencia no tuvo un camino fácil: se vio obligado a remontar frente a la Real Sociedad y el Sevilla.
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