Borrar
Urgente Cuatro muertos, dos en Tarragona y dos en Asturias, por el temporal
Que reine la paz en el derbi

Que reine la paz en el derbi

Los entrenadores de Levante y Valencia apuestan por un choque de mucha pasión en el que haya educación y respeto en la gradaMuñiz da por hecho que los blanquinegros pelearán por Europa y Marcelino se muestra convencido de que los azulgrana se salvarán sin pasar apuros

TONI CALERO

Viernes, 15 de septiembre 2017, 00:17

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

valencia. La sensación de complicidad llegó a un punto que Juan Ramón López Muñiz y Marcelino García Toral parecían esos dos niños criados en Mareo metidos de lleno en su verdadero sueño: jugar con el Sporting de Gijón en Primera. Estos técnicos, dos de los grandes protagonistas del derbi que se juega mañana en Orriols, son amigos y se conocen a la perfección. Muñiz, tres años menor que Marcelino, estudió los entresijos de la pizarra teniendo muy presente el modelo que el actual entrenador del Valencia iba asentando en sus anteriores equipos. En cierto sentido, el hombre que ocupa ahora el banquillo del Levante es alumno, o al menos seguidor practicante, de la idea de juego que Marcelino parece haber logrado imponer en tiempo récord por Mestalla.

La imagen de la sala de prensa del Ciutat de València, con dos entrenadores riendo y cediéndose el turno de palabra, nada tiene que ver con la escena vivida en Orriols con Nuno y Lucas Alcaraz. Era noviembre de 2014 y el portugués apareció en chándal, con prisas, para estrechar con prisas la mano de su homólogo levantinista. Tal vez porque nunca han vivido un derbi valenciano o quizás por esa amistad que les une, Muñiz y Marcelino rompieron una lanza a favor de la normalidad, la educación y el respeto entre los aficionados de Levante y Valencia. Eso pidieron. Primero, el técnico azulgrana, luego el de los blanquinegros. Dos asturianos y un mensaje: que reine la paz en el derbi de Orriols.

«Estos partidos son de mucha pasión y es una alegría para la ciudad que haya dos equipos de la ciudad en Primera. Esperemos que sea una fiesta del fútbol y haya educación, que se pueda venir con la familia. Que gane el mejor y veamos a los niños disfrutar. En muchas familias hay pasiones compartidas entre Levante y Valencia», recordó Muñiz. Marcelino, quien había abierto un paréntesis felicitado a su colega por el histórico ascenso de Segunda a Primera, recogió el guante del levantinista: «Esperamos un partido emocionante y que la educación y la deportividad sean las armas de las dos aficiones. Los futbolistas van a disputar un partido emotivo y debemos aunar trabajo con mentalidad correcta».

Ambos rechazaron el papel de «estrellas» de sus respectivos equipos, depositando ese rol «siempre en los jugadores», aunque dejaron claro que Levante y Valencia ya tienen un sello -es la segunda temporada de Muñiz, Marcelino lleva unos meses- marcado desde la pizarra. «El Valencia, como todo el mundo ve, es un equipo que ha cambiado muchísimo respecto a la pasada temporada. Seriedad defensiva, buenos jugadores, un equipo muy trabajado y que ha conseguido tener tranquilidad», destacó Muñiz. Marcelino, por su parte, habló sobre la «clarísima identidad» del Levante, al que considera un «muy buen equipo, muy organizado, con transiciones muy rápidas y que es uno de los que más tiran a portería de Primera llegando mucho al área rival».

El sosiego que pidió Marcelino para desarrollar los objetivos del Levante en la presente temporada se lo saltó Muñiz dando por hecho que su rival de mañana «estará peleando seguro por entrar en Europa». Lo mejor del Valencia, según destacó el técnico azulgrana, es que desde el aterrizaje de Marcelino se ha vuelto a «hablar de fútbol» en el club de Mestalla. Algo por otra parte lógico y que parecía imposible en las últimas campañas valencianistas. Marcelino, que escuchaba a Muñiz mostrando una leve sonrisa, auguró un curso de lo más tranquilo para el Levante: «Si nos dejamos llevar por lo demostrado hasta ahora, el Levante va a estar en una situación holgada, pero hay que ser prudente porque la Primera es muy difícil y la competición muy larga. Dependes de lesiones, de la suerte...».

Formados bajo el mismo patrón y con convicciones muy similares, tanto Muñiz como Marcelino evidenciaron que la fortaleza grupal va mucho más allá de la aportación individual de un futbolista. Por ejemplo, para definir la relevancia de Parejo en el Valencia. «Es un gran jugador», dijo Muñiz, que siguió desarrollando la idea: «Sería injusto valorar solo a Parejo porque será bueno siempre que los otros diez le ayuden y respalden. Cuando analizo al Valencia lo hago como equipo, un solo jugador no se lleva los tres puntos. Tenemos que intentar que el Valencia no esté cómodo».

Recordó Marcelino su época como futbolista del Levante y apuntó que, «afortunadamente», el club azulgrana ha dado un vuelco -a mejor- tanto en lo deportivo como en el área de gestión. Los dos técnicos también admitieron que nunca imaginaron alcanzar la élite como entrenadores, un éxito que Muñiz achacó a una «grandísima suerte». Siguieron los elogios mutuos entre los técnicos de Levante y Valencia a 48 horas de pelear algo más de tres puntos en un derbi que se presenta muy igualado.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios