La plantilla del Valencia CF exige a Murthy que sea Lim el que avale los pagarés para cobrar la ficha

Los hijos no sólo no se fían sino que encima plantan cara al padre. Peter Lim llegó en su día a considerar –en una afirmación un tanto cándida– a los jugadores del Valencia poco menos que como sus hijos. Con el tiempo, este pensamiento se le debe haber borrado al máximo accionista por completo porque si en verano no quiso saber nada de ellos cuando le pidieron viajar a Singapur para poner freno a los desmanes que se avecinaban, ahora los tiene tan de morros que son ellos los que no quieren saber nada de los pagarés que les ha puesto encima de la mesa para pagar la mitad de la ficha pendiente de la temporada pasada que debía haberles abonado en agosto. Así se lo hicieron saber los representantes de los futbolistas al presidente de la entidad, Anil Murthy, quien por fin apareció este martes en la ciudad deportiva para dar la cara en un tema tan delicado como éste y que siempre alcanza una dimensión importante más allá de la pura cuestión económica. Lo hizo, eso sí, veinticuatro horas después de que por allí desfilara la directora financiera, Inma Ibáñez, que fue la que tuvo que dibujar el escenario de crisis actual y posteriormente tratar por consiguiente de convencer al grupo de que ante la falta de dinero, la fórmula diseñada por Singapur era la de aceptar unos pagarés con vencimiento 30 de septiembre de 2021 y que desde el próximo 1 de septiembre ya puede cobrar.

Ahora bien, el quid de la cuestión es quién avalaba esos pagarés. Y es ahí donde existe el conflicto 'familiar'. La plantilla exige, y así se lo hizo saber a Murthy, que sea el propio Lim el que como máximo accionista que es avale dichos pagarés, situación que el club trató el lunes de contrarrestar asegurando que no habría ningún tipo de problema de futuro que impidiera hacer frente a esta cuestión con el banco. Hay que tener en cuenta que si el Valencia no paga a la entidad financiera las cantidades, antes de finales de septiembre de 2021 sería el banco quien le reclamase a los propios jugadores dicha suma más los intereses generados.

Media hora de conversación con una representación de los futbolistas en la que estuvieron presentes los capitanes le sirvió al presidente para dos cosas: superar el mal trago que para él supone desde hace varios meses vérselas con una plantilla que en su amplia mayoría le reprueba muchísimas actuaciones y ganar sobre todo algo de tiempo para acabar de perfilar un acuerdo del que dijo después puede estar próximo. De hecho, en su llegada posteriormente a las oficinas Murthy deslizaba que la reunión había resultado positiva, haciendo hincapié en el talante de Jaume y Gayà –ejerce como un capitán más– a los que según su propia versión les había de alguna manera inyectado conseguido dar algo de tranquilidad.

El Valencia desde el primer momento ha dado por hecho que no habrá problema en que los futbolistas acudan al banco a partir del día 1 de septiembre si quieren porque hay margen suficiente para abonar a la entidad –La Caixa– la cantidad pendiente. Lo hará, según se asegura sin ahondar en detalles, con un pellizco que falta de la Champions.

Esta práctica, en líneas generales, no es ni mucho menos nueva porque lo habitual en verano –siempre hay dos plazos, uno en enero y otro en junio– es que sea el banco el que ingrese directamente el dinero en las cuentas de los futbolistas y después el club compensa a la entidad financiera con intereses. Pero el hecho de que los pagarés esta vez no fueran respaldados es lo que puso en guardia a los jugadores.

Entre la propiedad y la plantilla hace ya mucho tiempo que no existe una relación cordial y sana. «El vestuario nunca se ha fiado de Anil Murthy», reflexionaba esta misma semana una voz muy autorizada y que mantiene relación con ambas partes.