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Petet Lim, en un palco privado de Mestalla. Juanjo Monzó
Cayetano a la contra

Peter Lim, 'game over'

Hay que plantearse la posibilidad de empezar de cero si es la única manera de parar la infamia del millonario singapurés

Cayetano Ros

Domingo, 26 de octubre 2025, 21:10

Se acabó. Es más importante la dignidad que la categoría: Primera o Segunda División. Mestalla ha dicho basta. En esta columna hemos defendido siempre la necesidad imperiosa de permanecer en la máxima categoría. Ya no. Es el momento de plantearse la posibilidad de empezar de cero. Todo alrededor del Valencia CF es indecente: un especulador de Singapur se burla durante 11 años de una de las mejores aficiones del mundo; las autoridades valencianas le conceden el caramelito del nuevo estadio para que siga, con su afán especulador, unos años más entre nosotros; el máximo accionista se dispone a derribar y abandonar el mítico Mestalla a cambio de un recinto impersonal en otra parte de la ciudad (¿se imaginan la misma operación con el Mercado Central?); una banda de pelotas y mediocres siguen al mando del día a día del club; los susodichos suben los pases cada temporada a precios de Champions, el dueño y los dirigentes engordan su cuenta bancaria y el equipo es cada vez más pequeño. '¡Ja n'hi ha prou!'

Gourlay, otro timo. Nos vendieron que era un hombre de fútbol y que ficharía de la mano del técnico, Carlos Corberán. Dijo sentirse «muy orgulloso» de su planificación deportiva en verano. Llegó un mes tarde a su trabajo y los resultados son estos: ha perdido el eje central (Mamardashvili, Mosquera, Barrenechea y Sadiq) y lo ha sustituido por jugadores que no les llegan a la suela del zapato (Aguirrezabala, Copete, Santamaría y Beltrán). Gourlay, Corona y Solís acompañan la servidumbre a Lim con su absoluta incompetencia. Otro clubes con menos dinero han armado equipos competentes. El VCF es el que peor juega de Primera.

Corberán, desbordado. Como les sucedió a todos sus predecesores desde Marcelino, Corberán ha sido absorbido por el sistema perverso de Meriton. Y no sabe por dónde tirar. Más allá de cuestiones tácticas, su principal error ha sido no salir en defensa cerrada de su capitán, José Luis Gayà, cuando parte de Mestalla le puso el pulgar hacia abajo. Lo empeoró al sustituirlo este sábado ante el Villarreal al recibir el 0-2 y señalarlo. Es de primero de entrenador: a tu líder debes defenderlo siempre. Y si no, cambia de líder. Pero no hay más. Tampoco me gustaron las palabras del exdelegado Paco Camarasa en À Punt atacando a Gayà: «El capitán era Jaume; el otro lleva el brazalete». Gayà ha sido un capitán muy digno en los últimos años y eso es hacer leña del árbol caído.

Cara de Nosferatu. El presidente de la Liga, Javier Tebas, actúa como si fuera el dueño de los clubes y no su empleado. Tal vez por su sueldo de 5,4 millones anuales. Pero al dirigente de la patronal se le puso cara de Nosferatu al ser cuestionado por la censura de las plataformas televisivas que él domina al tratar de ocultar las protestas de 15 segundos de los jugadores en oposición al Villarreal-Barça de Miami. «Es nuestra línea editorial. Es como si saltara un espontáneo al campo», respondió Tebas. Comparó a los futbolistas con un espontáneo. El nerviosismo del dirigente venía por su fracaso de trasladar un partido de la Liga a EE UU después de que la empresa organizadora diera marcha atrás. Lo tenía bien merecido.

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