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Santi Mina disparando a puerta en el partido ante el Feyenoord.
La defensa empaña el lujo de Medrán
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La defensa empaña el lujo de Medrán

El Valencia mejora respecto al primer amistoso pero cae ante el Feyenoord víctima de los errores en la zaga

Toni Calero

Sábado, 23 de julio 2016, 17:25

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Sólo se escuchan los golpes de click de los fotógrafos durante el sobrecogedor minuto de silencio en recuerdo a las víctimas de Múnich. En De Kuip, al que le queda más bien poco porque el Feyenoord está construyendo un nuevo estadio para dejar la bañera, se meten 50.000 personas un 23 de julio porque el fútbol en Rotterdam es una religión y el Valencia, un invitado de excepción en plena pretemporada. Empieza. Y los primeros minutos no alteran demasiado a Ayestarán. Buena señal. El rapapolvo de Munster ha servido.

Al Valencia, pese a salir con un once que nada tendrá que ver con el del inicio de Liga, no le impone el escenario. Y está serio, llega. A los cinco minutos Rodrigo, más tarde Santi Mina, delantero centro. Fallan. El Feyenoord mejora y el Valencia aguanta el tirón. Elia juguetea con Cancelo. Y en una de esas, clava el balón en el corazón del área y Jorgensen, gigante y certero, se adelanta a Aderllan Santos y Ayala. Gol. Maldición.

En cuanto el árbitro señaló el descanso, los diez futbolistas de campo del Valencia se buscaron. Joao Cancelo pedía explicaciones a Aderllan Santos; éste a Ayala, Enzo a casi todos... No había estado mal entendiendo como completo el ejercicio, pero los fallos en defensa no se van. Vinieron el año pasado para martillear a Nuno, Neville y Ayestarán. En realidad, desde la marcha de Otamendi el Valencia no ha dado con un patrón capaz de liderar la zaga. Se falló con los sustitutos y hasta aquí. A García Pitarch el teléfono le echa humo. Mil operaciones entre cesiones, traspasos, ventas, propuestas que no se concretan y demás, pero las horas de vuelo del director deportivo deben servir para que centre el tiro y acierte de pleno con los futbolistas que arreglen la defensa. A la espera de saber si Mustafi, deja Mestalla este verano.

El boquete se evidencia en la zona central, pero el peligro del Feyenoord en la primera mitad llegó continuamente por la banda derecha, defendida por Joao Cancelo. Al portugués, sin duda uno de los futbolistas del Valencia con más potencial, le cuesta horrores en defensa. Un diamante por pulir. También está en ello García Pitarch: Ayestarán necesita un lateral derecho.

Después del choque resopló el entrenador en sala de prensa e inmediatamente esbozó una gran sonrisa. Le gustó el espíritu del equipo y esencialmente, que pusiera en práctica todo aquello que se practica estos días de verano. En el lote incluyó a los canteranos. Salió con dos en el centro del campo, Eugeni Valderrama y Carlos Soler. El primero podría pasar por un fiber y juega realmente bien al fútbol. Le gusta amasar el balón, girarse y no duda en probar portería. Le falta seleccionar mejor cuándo conducir, o al menos eso se deduce de sus compases iniciales como valencianista. A Soler se le conoce mejor y en el club cuidan a una de sus perlas. Fue su estreno de titular con el Valencia y cumplió junto a Eugeni y Enzo.

El argentino se queda. Ayestarán refuerza en Holanda la figura de un futbolista que no entiende el fútbol con límites. Saltó como capitán y, actuando como mediocentro puro, fue de lo más destacable ante el Feyenoord. Al filo del descanso protagonizó una de las acciones que embaucaron a Rufete en el verano de 2014: saliendo desde atrás recorrió el campo y el último pase, ya en el balcón del área, le salió largo para Rodrigo. Enzo mantuvo el brazalete pese a que por el césped pasaron Alves -ayer titular en detrimento de Ryan-, Alcácer, Fuego y Gayà.

La metamorfosis en la caseta fue total y Ayestarán cambió a la mayoría de futbolistas. Tan sólo Sivera, Parejo y Orban se quedaron sin jugar, aunque en el caso de los dos últimos el técnico lo justifica por la prevención ante el riesgo de lesión. Rafa Mir, vaya condiciones, tuvo dos consecutivas que partieron de las botas de un Gayà incisivo y ya sin pubalgia. Se acercaba el Valencia por el empuje del zurdo, de Fede, de una buena presión de Nando, pero el tanto no llegaba. El tiempo de espera finalizó con una falta a 30 metros de la portería holandesa. Medrán le pegó un zapatazo descomunal y la folha seca sorprendió al guardameta. Una presentación más que interesante del futbolista. Pudo amarrar el Valencia el empate, pero fue el propio Medrán quién cubrió a Botteghin, quince centímetros más alto, en la última jugada. El Feyenoord ganó, pero no borró la sonrisa de Ayestarán pese a los horrores en defensa.

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