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Rodrigo y Guedes, durante el entrenamiento de ayer en la ciudad deportiva. irene marsilla

Marcelino se harta de la persecución arbitral

«Me siento vigilado», confiesa tras acusar a Jaime Latre de falsear el acta | El Valencia, con Parejo castigado con un partido y la vuelta de Garay y Kondogbia, presentará hoy varias novedades ante el Celta

JUAN CARLOS VALLDECABRES

Miércoles, 26 de septiembre 2018, 01:12

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valencia. Marcelino ha dicho basta. El entrenador del Valencia se ha cansado de que por segundo año consecutivo sea el primer entrenador que es expulsado de un partido. Sucedió la temporada pasada en Cornellà (jornada 12) y este pasado domingo en Vila-real. Dos partidos de sanción le han caído, uno menos a Parejo, por quien el Valencia sí presentó alegaciones al acta. El problema para Marcelino es que sus quejas públicas sobre lo que considera una persecución se exponen en la víspera de un partido que vuelve a poner al Valencia en una posición más que incómoda. Jugártela con este renovado Celta cuando tu equipo todavía tiene incorrecciones evidentes ofrece una dificultad añadida. Marcelino se refugiará en una zona discreta de Mestalla y, aunque no puede, tratará de comunicar sus correcciones con el banquillo de una forma sigilosa.

De cualquier forma, el cabreo que lleva encima no se lo quita nadie. Pausado y con el discurso preparado, ayer Marcelino se despachó a gusto con Jaime Latre (el colegiado de Vila-real) al que acusó de falsear la realidad a la hora de redactar el acta. «Me duele bastante no estar y mucho más en esta situación. La temporada pasada me tocó ser el primer expulsado, recuerdo las protestas por un jugador tirado en el área que luego fue operado. De nuevo me vuelve a tocar, no sé si será casualidad o qué. Me gustaría añadir que lo que viene en el acta, en ningún caso previamente a la expulsión ninguno de los cuatro miembros del cuerpo arbitral me advirtió de una posible expulsión. Por lo tanto, lo redactado no refleja la realidad de los hechos. Eso sí que me duele».

Habló ayer poco Marcelino del Celta -por no decir nada- y se centró en este debate que le afecta personalmente. Rubén Uría -su segundo- será quien tome las riendas a pie de campo. «Tengo una expresión corporal similar a otros muchos entrenadores, incluso diría que menos», decía, antes de ser directo a la pregunta si se sentía de alguna forma vigilado: «Es obvio que sí. Ahí están los datos, no sabría decir por qué. Hay una cosa muy evidente, y es realidad. Llevo quince años de profesional y nunca he menospreciado ni insultado a un árbitro. Es una evidencia, lo demás son valoraciones subjetivas. Ni siquiera con una previa advertencia se me echa del campo. No hay motivo grave para echar a un entrenador, si hay protesta o un mensaje que le envío a un árbitro, me puede amonestar como a un futbolista. Hay episodios más duros de profesionales y la respuesta del árbitro ni siquiera una amarilla. Digo lo que pienso con el máximo respeto. El club tampoco debe exponer nada, el mayor perjudicado soy yo. A nadie le gusta ser expulsado y mucho más haciendo tan poco. Hay que asumirlo».

Con esa sensación de impotencia, a Marcelino sólo le queda superar la adversidad sacándole mayor jugo al Valencia, que lleva seis partidos sin conocer la victoria. Por eso su otro mensaje va dirigido a la afición: «Estos jugadores necesitan del apoyo de la grada. Son futbolistas con compromiso porque así está demostrado».

Marcelino espera que cambie el acierto -casi nulo- de sus delanteros; hará rotaciones para dar descanso (si no juega hoy Lato lo hará en Anoeta); y respira más tranquilo al ver cómo en la convocatoria han entrado Garay y Kondogbia. No está en esta ocasión Diakhaby.

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