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En mayo de 2014, los patronos de la Fundación de Valencia Club de Fútbol aprobaron por unanimidad la venta del club al magnate de Singapur ... Peter Lim. En ese grupo de valencianos estaban los convencidos y los atemorizados, pero todos querían quitarse de encima un asunto que llevaba meses pesando como una losa sobre sus espaldas. En la calle, gracias al discurso del entonces presidente, Amadeo Salvo, que fue el primero de los engañados por su patrocinado, el sentimiento era que votar en contra «a la mayor operación económica del mundo mundial –Salvo dixit–» era de ser antivalencianista.
Hoy, casi doce años después del día de la infamia, todas las promesas que se pusieron encima de la mesa en aquel tiempo se han quedado en nada, y Peter Lim –a través de Meriton Holdings– sigue al frente de un club destrozado deportivamente, sostenido por una afición fiel que llena la grada de Mestalla y con un negocio inmobiliario que puede ser la puerta abierta para que Lim salga del Valencia con los bolsillos llenos. Hay quien se pregunta cómo Peter Lim se puede tirar piedras sobre su propio tejado para que le vaya mal al Valencia. La respuesta es fácil: a Lim le importa poco el fútbol, el recorrido del club, el destino de un Valencia que lleva años sin ver en directo. A Lim sólo le interesa su negocio, su cuenta corriente, y el Valencia Club de Fútbol es el instrumento para conseguirlo. Ahora, más de una década después de la compra, el club vive un momento clave para su futuro.
¿A qué vino Peter Lim al Valencia en 2014?
Principalmente a realizar negocio con jugadores. Con el superagente Jorge Mendes como guía, como cerebro de todas las operaciones. El Valencia entraba de esta manera en la rueda de una serie de equipos que estaban bajo el paraguas del luso con el fin de mover futbolistas, pagar importantes traspasos y cobrar comisiones.
Lim, a través de su sociedad Mint Capital, que tiene el mismo domicilio social que Meriton Holdings y Meriton Capital, compró los derechos de Cristiano Ronaldo. Los tres primeros grandes fichajes de Lim –Rodrigo Moreno, André Gomes y Joao Cancelo– llegaron en la cartera de jugadores de Meriton. El primero era un jugador reconocido y los otros, dos promesas con posibilidades de revalorización en futuros traspasos de estos futbolistas.
El problema apareció cuando la FIFA prohibió estos fondos, por lo que Peter Lim utilizó al Valencia para mantener vivo su negocio. Ese siempre ha sido su objetivo, desde el primer préstamo que hizo al Valencia que sirvió para comprar estos jugadores al club luso, que entregó el dinero a Meriton Capital. El Benfica fue sancionado por sus contratos con el fondo de Peter Lim, por incumplir el artículo 18 del Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores, que impide la injerencia de terceros en traspasos.
¿Qué pasó tras la prohibición de los fondos de inversión?
Las operaciones de apoyo financiero de Lim al Valencia sólo han perseguido salvaguardar sus propios intereses, que el dinero prestado estuviera bajo protección en el caso de que las cosas no fueran bien. Por eso, las garantías para proteger sus aportaciones son los derechos de los jugadores. Una decisión que impulsó el expresidente Anil Murthy en la junta general de accionistas de 2021. La maniobra de Lim sólo fue una simulación de apoyo al club para pagarse a él mismo, para protegerse de una posible quiebra de la entidad, algo que no es descabellado según ha reconocido en alguna entrevista.
¿Cuál es su filosofía de gestión deportiva con la compra y venta de jugadores?
Lim, en una de las pocas entrevistas que ha concedido, aseguró que nunca vendería a los mejores jugadores. Una declaración que en poco tiempo se convirtió en mentira. Todos los futbolistas que han destacado en el Valencia, salvo contadas excepciones como Gayà, han salido de Mestalla con el único objetivo de cuadrar las cuentas al final de la temporada. Otamedi (44,5 millones), Mustafi (41), Cancelo (40), André Gomes (37), Ferran Torres (33), Guedes (32), Marmardashvili (30), Rodrigo (30), Alcácer (30), Neto (26), Yunus (21), Carlos Soler (18), Kondogbia (16) y Murillo (13) son las grandes operaciones de venta de Lim junto a otras ruinosas como la salida de Kangin Lee gratis al Mallorca.
El Valencia ya ha vendido por más cantidad que ha comprado –fichajes surrealistas como Abdennour o Aderlan Santos–. El Valencia de Lim, desde su llegada, ha cerrado operaciones de compra y venta por más de mil millones de euros. De estos, 547 millones de euros son en venta de futbolistas, mientras que los ingresos suma 544 millones de euros, lo que demuestra que el magnate de Singapur busca equilibrar el presupuesto para no asumir más riesgos. Además, el club se ha endeudado hasta los 500 millones de euros.
Y una vez se ha agotado el negocio deportivo, ¿cuál es el interés de Peter Lim?
El negocio está en el nuevo estadio de la avenida Cortes Valencianas. Las obras del campo se han reiniciado tras tres lustros paradas. La vuelta de Layhoon Chan a la presidencia del Valencia Club de Fútbol, tras el nefasto paso de Anil Murthy, sólo tiene como gran objetivo la parcela inmobiliaria.
Layhoon Chan es la verdadera mano derecha de Lim, la ejecutiva que durante el proceso de venta fue la negociadora autorizada con Bankia para cerrar el acuerdo de venta en octubre de 2014 y que no respetaba todas las condiciones con las que se cerró la transacción en mayo del mismo año en el hotel Valencia Palace.
Lim forzó por incumplimiento la caída de la ATE y se presentó un nuevo proyecto, que poco tiene que ver con el proyecto original, para conseguir una nueva licencia de obra.
Para terminar el estadio, se ha pedido un nuevo préstamo de 325 millones de euros. Un riesgo evidente para el futuro del Valencia debido a la delicada situación deportiva que ha provocado que mengüen los ingresos, especialmente aquellos que llegan por vía derechos de televisión, sin contar el agujero económico que ha significado no estar en los puestos de Liga de Campeones, donde está la gran bolsa económicas para todos lo equipos de primer nivel.
Un descenso de categoría con un préstamo de esa cantidad haría que el futuro del Valencia fuera inviable.
Además, resulta paradójico que en las ampliaciones de capital el magnate de Singapur no haya permitido suscribir participaciones por valor de 323 millones de euros, que es prácticamente la misma cantidad del préstamo solicitado. Lim, con ese bloqueo, no quiere perder su porcentaje accionarial, que cada vez es más elevado.
El futuro del Valencia es incierto, con una situación deportiva complicadísima que condiciona claramente todos los proyectos, especialmente los del nuevo estadio, que puede ser la tarjeta de visita para una posible venta de la entidad. A la espera de que eso pase, Lim ha protegido con garantías sus intereses.
Al principio de temporada la desinversión era evidente, ya que el propietario de la mayoría de las acciones no realizó ni un sólo esfuerzo para reforzar la plantilla con la esperanza de que ese equipo fuera suficiente para mantener la categoría. Ahora, en el mercado de invierno, y con el Valencia siendo carne de descenso, ha tenido que realizar un esfuerzo económico, empezando por la contratación vía cláusula de un nuevo entrenador, con el fin de que el equipo se mantenga en la categoría y la maquinaria del negocio, en este caso el inmobiliario, siga rodando.
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