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JUAN CARLOS VILLENA
VALENCIA.
Sábado, 3 de agosto 2019, 23:41
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La teoría de la derrota útil de Valdano, tras ser eliminado por un Segunda como Las Palmas en la Copa de la campaña 96-97, ha acompañado el imaginario colectivo del valencianismo desde entonces. Lo que queda claro es que de las desgracias, sean deportivas o en los despachos, siempre hay que sacar el lado positivo. La crisis generada por la falta de confianza de Meriton en Mateo Alemany, que ha coqueteado durante una semana con el despido del director general y el amago de dimisión del cuerpo técnico del Valencia en bloque, ha logrado unir si cabe más a un vestuario que se levantó la pasada temporada cuando nadie creía en ellos, ni dentro ni fuera del club, para acabar ganando la Copa y clasificándose para la Champions.
Los jugadores fueron muy claros en la reunión con Anil Murthy el pasado martes en Paterna, diciéndole cara a cara que el mensaje que debía transmitir a Peter Lim es que la plantilla apoyaba sin fisuras el actual modelo de gestión deportiva. Es más, los capitanes se presentaron voluntarios para viajar a Singapur y trasladar ellos mismos esa postura, puesto que una lectura interna generalizada era que el mensaje que llegaba al máximo accionista tenía visos de estar distorsionado puesto que no se entendía el viraje inesperado de Lim con respecto al modelo de club.
Marcelino García Toral era consciente de que, tras el partido ante el Brighton, iba a ser preguntado por los periodistas presentes en tierras inglesas. Volvió a mostrarse cristalino: «Me considero una persona reflexiva, que analiza detenidamente, y a ésto no le encontré explicación. El proyecto ha funcionado de forma ejemplar durante dos años, siempre basado en un dueño que nos ha dado toda la confianza y con el que consensuamos todas las decisiones. Afortunadamente, esta crisis se cerró. Era claro que se cerraría con dos personas inteligentes y con una gran capacidad hablando entre sí. De ese diálogo surgió la idea de cerrar una herida de forma definitiva y seguro que esto nos hará más fuertes aún».
El discurso de las personas inteligentes tiene más calado del que parece. Es una metáfora sobre suprimir los intermediarios en el discurso, donde la figura de Kim Koh (mano derecha de Lim en el Valencia desde incluso antes de comprarlo) emerge junto a la de Anil Murthy, al que nadie le puede negar su capacidad de mediador en la crisis, puesto que viajó el domingo a Valencia con la decisión de Meriton de despedir a Alemany y se logró reconducir la crisis.
La plantilla, tal y como pudo confirmar ayer esta redacción, asume punto por punto el discurso de Marcelino en Brighton. El calado de sus palabras llegó a los jugadores, es la parte buena de las redes sociales, nada más llegar al hotel y la plantilla apoyó la teoría de la falta de comunicación para explicar una crisis inesperada por todos: «La comunicación o la interlocución no fue la adecuada y, a partir de ahí, surgen diferentes opiniones. Una conversación larga y reflexionada entre dos personas inteligentes que se unieron hace ya dos años para crear un proyecto ganador tras dos temporadas difíciles tenía que acabar en entendimiento».
«Este grupo no quería volver a vivir situaciones del pasado. El recuerdo de hace dos y tres temporadas es cercano, algunos sufrieron mucho y les afectó en lo personal. Para los futbolistas era muy difícil volver o tener la incertidumbre de poder luchar por evitar un descenso en vez de luchar por la Champions», sentenció Marcelino. Un golpe duro pero realista, puesto que jugadores como Parejo, Rodrigo o Gayà han vivido la etapa más oscura de Meriton en el Valencia, la de Neville, Ayestarán o Prandelli con el descenso como amenaza.
Mateo Alemany se incorporó ayer a la expedición en Leverkusen y el primer mensaje que transmitió a la plantilla, charlando con los capitanes, fue de tranquilidad para que a partir de ahora se centren en el fútbol. Para evitar esas interferencias en la comunicación y que el discurso se pueda distorsionar, el director general viajará periódicamente a Singapur, cada mes si la agenda lo permite, para reunirse con Lim. Sin intermediarios que puedan condicionar el mensaje.
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