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Miguel Ángel Angulo posa a las puertas del teatro Olympia, junto a su domicilio. Irene Marsilla
Miguel Ángel Angulo: «La final de París no se olvida fácil, tengo imágenes que parecen de hace una semana»

Miguel Ángel Angulo: «La final de París no se olvida fácil, tengo imágenes que parecen de hace una semana»

Ocho títulos adornan el céntrico domicilio de Miguel Ángel Angulo pero todavía revive con dolorida nostalgia aquel primer reto de Champions donde los valencianistas llegaron a acariciar la gloria

JUAN CARLOS VALLDECABRES

VALENCIA.

Jueves, 1 de enero 1970

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- Nació en Oviedo, se crió en Avilés, jugó en el Sporting y lleva más de veinte años en Valencia, ¿qué se siente?

-Estoy muy vinculado a Valencia, llevó aquí desde los 17 años. Era muy joven e inexperto. Me costó horrores adaptarme a estar separado de mi familia.

-Imagino que se planteó volver.

-Sí, al principio, pensaba: 'madre mía qué paso he dado', 'quiero volver con mi familia'. Fue la frustración de estar solo. Eso me hacía que tuviera malos partidos por falta de concentración.

-Estuvo cedido en el Villarreal...

-Me vino muy bien, también es verdad que les hice venir a mis padres a Valencia y eso me ayudó a estar equilibrado. Dejaron sus vidas porque les necesitaba.No habría llegado a ser profesional a un nivel tan alto. Pienso que tuve la cabeza fría de saber lo que quería y necesitaba, y mis padres me ayudaron.

-Habrá muchos futbolistas que se echan a perder por no tener el entorno adecuado.

-Es fundamental en los chicos jóvenes, necesitan sentirse arropados por alguien que tenga equilibrio. Si uno tiene que prepararse la casa, ir a comprar, buscarse la vida... eso son energías que se pierden y que te hacen perder la concentración en lo que realmente importa.

-¿A qué aspiraba usted?

-A jugar en el Valencia, quizás quise ir demasiado deprisa. Con 18 años quería estar en el primer equipo y el Valencia acertó al mandarme al Villarreal. Era raro que uno de la cantera pudiera tener hueco en aquella plantilla. Fui cabezón y al final acabé saliéndome con la mía.

-Aún tengo dificultades en saber en qué posición le tendría que poner en su curriculum.

-En el Sporting empecé como delantero, derecha-izquierda y por el centro. Pero aquí sabía que iba a ser difícil jugar porque estaban Ariel Ortega, Romario, Piojo... y fue Ranieri el que me preguntó: 'Oye, ¿y si probamos de interior derecha, tú que eres versátil y que tienes recorrido? Probé contra la Real en San Sebastián y me sentí super cómodo. Y fue él quien me cambiaba de posición, fue como un reto para seguir aprendiendo como futbolista. Veía qué hacía el lateral derecho y tomaba nota mental. Me faltó mediocentro, central y portero.

-¿Eso le benefició o le perjudicó?

-Si lo miras de manera individual no me benefició. Yo quería ser delantero pero desde el punto de vista colectivo, me adapté a las necesidades del equipo. Me marcaba objetivos individuales: si jugaba 32 partidos, el año siguiente quería 35...

-¿Qué entrenador le marcó más?

-Ranieri, apostó por mí cuando era un chico que había jugado poquísimo. Con Cúper fue un aprendizaje más de sistemas tácticos, de disciplina, de orden; con Rafa Benítez las rotaciones, el nivel táctico, cuidarse en la nutrición...

-En esa absorción de experiencias, los dos últimos...

-Tanto con Koeman como con Emery no tuve buenas experiencias, pero soy positivo y piensas que con lo de Koeman: 'Si algún día soy entrenador, hay cosas que no haré'.

-¿Aún se sigue preguntando el porqué llegó a estar apartado?

-No, ya no. Eso es cosa del pasado pero nadie del club me dio una explicación lógica y sincera de lo que había sucedido. Opté por el silencio y que al final las cosas volverían a su sitio.

-Debió ser duro quedarse así con el curriculum que tenían.

-Me quedó un mal sabor de boca pero un futbolista nunca vive del pasado. Sólo sirve el presente. Se fue injusto.

-Si tuviera que hacer un ránking de títulos y éxitos, ¿por dónde empezaríamos?

-La Copa del Rey de Sevilla en La Cartuja, era mi primer título con el Valencia y el club llevaba muchos años sin festejar nada; luego la Liga de Málaga, lo viví con mucha pasión; la final de París aunque fue un final triste; la de Goteborg porque estábamos de nuevo en una final que nos debía Europa; la Liga de Sevilla como reconocimiento al trabajo de un grupo de jugadores que lo estaban haciendo bien... la Copa contra el Getafe apenas participé.

-¿De quién fue la 'culpa' de ese logro que fue la Copa que se ganó en Sevilla?

-Se empezó con Valdano con un equipo de identidad diferente, tener el balón, con posesiones largas... y luego llegó Ranieri y apostó justo por lo contrario. Quería velocidad, atacar los espacios y mucha potencia de gimnasio. Hubo muchas entradas y salidas de jugadores pero se fue creando una base y se empezó a gestar un gran Valencia desde atrás, con una hornada nueva que no contaban para Valdano como Mendieta y Piojo López. Logramos una mezcla ideal.

-Lo bueno es que ni Cúper ni Benítez destrozaron esa estructura.

-Así fue. Salía uno o dos jugadores cada año, pero la base se mantenía.

-¿Quién fue el futbolista que más le pudo marcar?

-Romario me llamó mucho la atención y a pesar de su edad... lo que generaba en sí. Ver la ciudad deportiva llena solo por verlo entrenar a él solo, los hoteles llenos... eso me impresionó. El Piojo por su explosión; Mendieta por su carisma y personalidad; Ayala más de lo mismo; luego vinieron Silva, Villa, Vicente, Kily...

-¿Quién fue su compañero de fatigas?

-Con Joaquín, a pesar de que jugábamos en la misma posición, me llevaba de maravilla; con David Villa he tenido momentos buenos; con Farinós, Juanfran, Gerard, Anglomá, Carboni...

-¿Es complicado que el Valencia pueda reunir un grupo como aquel para acabar con la hegemonía de Madrid y Barcelona?

-Ellos son capaces de fichar dos o tres de gran nivel, el Valencia en cambio debe rebuscar mucho en el mercado. En los últimos años, con los cambios a nivel social el club necesitaba estabilidad y ahora está mucho más estable. Ese es un punto de partida que da ilusión.

-Usted sabe que precisamente la estabilidad social...

-Aquí es muy complicado siempre, el jugador que viene de fuera cuando antes conozca esta manera de vivir, mejor para él. Es la sociedad en la que estamos, el club... es todo. Pensamos que el Valencia tiene que luchar por ganar la Liga todos los años y cuando no está por ahí la gente se impacienta y se pone nerviosa. A veces no se le da el tiempo suficiente a los proyectos deportivos para que demuestren si son buenos o no.

-¿La final de París ha sido su peor pesadilla?

-La tengo muy reciente, eso no se olvida, tengo imágenes que parece que haya pasado sólo hace una semana. Íbamos como favoritos pero el Real Madrid fue mejor desde el principio. Me acuerdo el día anterior cuando fuimos a entrenar al estadio y el entusiasmo y la ilusión era palpable. '¿Y si conseguimos que esto se haga realidad?'.

-El mejor consejo que recibió...

-He sido una persona muy solitaria y siempre he aprendido o equivocándome o viendo a otros. Mi familia siempre fui muy humilde y eso me marcó mucho. Tenía como objetivo sacarlos de la situación en la que vivíamos, no de pobreza pero sí de necesidades. Ha sido la mejor educación que he podido recibir: ser humilde, no llamar la atención, ser trabajador y tener claro lo que quería.

-¿Por qué renunció a fichar por el Arsenal el mismo día que iba a firmar en Londres?

-La oferta del Arsenal era muy buena. No llegaba a un acuerdo de renovación con el Valencia porque quería quedarme por lo mismo o incluso por un poco menos. Me sentó mal que me dijeran: 'Hasta aquí llegamos, o lo coges o lo dejas'. Sin embargo, allí vi cosas que no acabaron de convencerme. Hablé con mi madre, con mi representante (Tamargo)... habíamos quedado a cenar con Wenger pero fue ahí cuando le di vueltas y afortunadamente el Valencia estaba encantado de que volviera. Wenger lo entendió y me halagó por tomar la decisión antes.

-En su experiencia como entrenador llegó al primer equipo con Gary Neville, ¿le llegó a perjudicar?

-Siempre estuvo obsesionado en prepararme lo mejor posible para ese primer día que surgiera la oportunidad. Lo que no me esperaba es que saliera tan pronto. Aún no estaba preparado pero tampoco el club me dio otra opción. Cuando el Valencia te necesita no es fácil decirle que no.

-¿Qué es lo ideal para el Valencia en este centenario?

-Que los jugadores sintieran ese sentido de pertenencia a un club, que les duela cuando pierden.

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