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Rodrigo golpea el balón en el entrenamiento de ayer. Damián Torres

Lim, empeñado en vender a Rodrigo al Atlético

El presidente del Valencia dice que hay que esperar hasta el último día | La operación, que depende del Milan y Correa, podría incluso dejar a Marcelino con poco margen para tener el recambio adecuado

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Martes, 20 de agosto 2019

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Que salga el presidente del Valencia, Anil Murthy, de una reunión en la ciudad deportiva con Mateo Alemany y Pablo Longoria y admita en un corrillo con periodistas que sobre Rodrigo no queda otro remedio que esperar hasta el día 2 de septiembre, que es cuando se cierra el mercado de fichajes, deja bien claro y sin ningún género de dudas dos cosas. Una: que Peter Lim se ha empecinado en hacer caja con el futbolista. Dos: que la manifestación/advertencia/amenaza -según se mire- el viernes pasado de Marcelino no ha hecho ninguna mella en Singapur. Vamos, ya puede insistir el entrenador en que sin Rodrigo en la plantilla el Valencia no puede aspirar a meterse en la Champions porque el dueño tiene decidido que va a dejar la puerta abierta hasta el último minuto al Atlético de Madrid. Esos 55 millones de euros con otros cinco en variables son los que hacen que el máximo accionista del Valencia no le ponga al delantero internacional el pestillo a la puerta de salida.

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Claro que, para eso, no queda otro remedio que tener el teléfono con batería y esperar la llamada de Jorge Mendes y/o Miguel Ángel Gil. Y lo curioso es que el Atlético está poco menos que en una circunstancia similar (de esperar), aunque en una posición de mayor fuerza. Para Simeone, perder a Correa no parece que vaya a significar dejar de luchar ni mucho menos por el título de Liga. Es más, en este momento, el Atlético sería el equipo que teóricamente saldría más beneficiado en toda esta rocambolesca operación. Si el Milan decide finalmente dejar de marear con el madridista Mariano (se habla también que podría incluir a Jovic) y ficha como en principio quiere a Correa, el Atlético activará de inmediato el plan Rodrigo como sustituto. Y, si ese efecto dominó se hace el último día de mercado, lo que suele ocurrir es que el último afectado es el que acaba siempre llevándose la peor parte. Porque ¿qué margen de maniobra le podría quedar al Valencia en esa jornada de cierre de plazo? Podría quedarse incluso con dinero en el bolsillo y sin poder invertirlo en el recambio adecuado por falta de tiempo. Es una hipótesis un tanto malintencionada pero no es la primera vez que por segundos se producen situaciones inesperadas. Igual que Negredo fichó en su día por el Valencia casi en el último instante, el Real Madrid se quedó sin De Gea por algo parecido.

La salida de Rodrigo al Wanda no sólo rebajaría lógicamente el potencial de la plantilla blanquinegra sino que inyectaría más poder futbolístico a uno de los grandes, a quien algunos aficionados todavía consideran rival directo del Valencia.

Rodrigo complace a los aficionados y escucha sin pestañear las peticiones de que se quede

De momento el Milan, que es el que debe movilizar todos los vértices, presentó ayer a tres futbolistas: Bennacer, Leao y Leo Duarte, mientras que sigue sin quitarse de encima a André Silva, que jugó el sábado los últimos minutos del amistoso contra el Cesena. Es en este último aspecto donde está implicado directamente Mendes. La liga italiana arranca este fin de semana y aún quedan una docena de días para apurar los vaivenes del mercadeo.

En ese periodo de tiempo, el Valencia ya habrá disputado tres partidos: 9 puntos. El empate del sábado descubrió que Marcelino tiene plena confianza en Rodrigo a pesar de que la cabeza del delantero pueda no estar en las mejores condiciones. Ya avisó el técnico que hablaría con el jugador para ver en qué estado se encontraba. No sólo le hizo jugar sino que quiso aprovechar las ausencias de Parejo y Gayà para reforzarlo de cara a todos al tener que llevar el brazalete de capitán. El problema es que Rodrigo hizo un partido discreto y hasta el balón que mandó al poste no le favoreció.

Rodrigo es el primero que está sintiendo la presión de todo esto y lo mejor de todo es que también tuvo que sobrellevar algo parecido el año pasado, aunque su actitud fue firme desde el primer momento, cuando dejó claro que no se iba a marchar. Ahora guarda silencio absoluto. Eso no quita su correctísimo comportamiento. Ayer atendió uno a uno a los aficionados que le esperaban en la puerta de la ciudad deportiva. Aguantó, eso sí, sin inmutarse todos los mensajes que le lanzaron niños y no tan niños para que se quedara. Se le va a hacer largo.

Rafinha, aún más complicado por los apuros de Valverde

Si Rafinha acaba en el Valencia será poco menos que un milagro. El domingo el club de Mestalla casi lo daba por descartado, aunque no de manera rotunda. Su buen partido en San Mamés, el interés del Barça en sacar dinero por él (Lim sólo lo quiere cedido) y ahora las lesiones de los delanteros barcelonistas lo complican todo un poco más si cabe. Valverde se ha quedado sin gente arriba. Perdió a Dembélé para las próximas cinco semanas (no jugará contra el Valencia tampoco), con polémica por el interés del propio afectado en no hacerse unas pruebas médicas. Tampoco podrá contar este fin de semana con Luis Suárez mientras que Messi ultima su recuperación.

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