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Valencia-Ebro. EFE

Mestalla, harto de un Valencia indolente que se clasifica por inercia

Los de Marcelino logran la clasificación pese al tedioso partido que disputaron ante el Ebro. No fue hasta el minuto 58 cuando marcó Batshuayi

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Martes, 4 de diciembre 2018

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El Valencia CF recibe al CD Ebro en el partido de vuelta de dieciseisavos de Copa del Rey, a las 19:30 horas en Mestalla.

El conjunto blanquinegro llega a la cita copera con poca preocupación ya que en la ida lograron un 1-2 y su mente está en el choque contra el Sevilla del sábado.

Once de Marcelino García Toral: Jaume Doménech, Piccini, Rubén Vezo, Diakhaby, Lato, Ferran Torres, Uros Racic, Kondogbia, Kang In, Gameiro y Batshuayi.

Alineación del técnico del Ebro, Manolo González: Salva, Teo Tirado, Luca Ferrone, Michele, Jon Ander, Gerrit, Dani Martínez, Sandro, Raúl González, Sergio Cortés y Victor García.

Sigue el partido de Copa en directo en lasprovincias.es.

LA PREVIA de J.C. Villena

Si el Valencia pudiera disponer de una máquina del tiempo hoy pondría en el calendario el sábado en vez del martes. Todos los empleados del club, desde el césped hasta los despachos, son conscientes de que ante el Sevilla se juegan una final de Champions puesto que una derrota dejaría a los andaluces, el rival directo por la cuarta plaza que da acceso a la próxima Liga de Campeones, con 13 puntos de ventaja a las puertas de Navidad. Una losa que se atragantaría cual polvorón de estepa.

El partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante el Ebro es un grano en la primera semana decisiva de la temporada. Un estorbo. Algo «irrelevante» tal y como sentenció Mateo Alemany el sábado en Madrid ante las cámaras de televisión. Su entrenador, Marcelino García Toral, secundó ayer ese discurso: «El del sábado es un partido vital. El director general dijo que lo más importante es la Liga y yo lo reitero porque es la que nos va a permitir llegar a la Champions. Mi discurso es coincidente con el de Mateu Alemany. Las cosas hay que afrontarlas con naturalidad, no hay que utilizar un doble lenguaje y lo prioritario es la Liga. Seguimos con esa idea y no bajamos el objetivo de clasificarnos para la Champions. Vamos a ganar al Ebro y sobretodo al Sevilla». Sin censuras.

Es más, una vez superado el más que presumible trámite frente al equipo aragonés, todo lo demás sería un ridículo mayúsculo, será la posición liguera, y el tono físico de la plantilla, lo que determine el planteamiento del Valencia en el resto de la Copa y de la Europa League. Así lo dejó caer ayer el propio Marcelino: «Seremos sinceros, para nosotros lo más importante es la Liga y en su momento diremos sinceramente a qué vamos a dar prioridad y si vamos con todo en todas las competiciones». Sincero, sí. Crudo, también.

Aunque comenzar a poner las 'miguitas de pan' en la decisión de dejar de lado dos competiciones no suena a la mejor receta para recuperar el pulso de la grada, el técnico hizo un llamamiento a la hinchada. Pensando, de nuevo, en la final frente al Sevilla donde está media Liga en juego en la temporada del Centenario: «A la afición le pediría que crea en su equipo en los momentos de dificultad donde es más difícil creer pero es cuando mas lo necesitamos. Les pedimos que nos ayuden».

En ese clima de sinceridad comparecerá esta tarde el Valencia en Mestalla para finiquitar la eliminatoria frente a un Ebro que llega después de levantar la cabeza en el Grupo III de Segunda División B, donde ha sumado 8 de los 15 puntos en juego desde que se enfrentó al Valencia en Zaragoza, lo cual le ha permitido salir de la zona de descenso y sacarle dos puntos de ventaja al Mestalla. El conjunto aragonés viaja con el sueño de escribir la página más bonita de su historia en Mestalla y lograr una de esas machadas que abren los periódicos al día siguiente. Con los pies en el suelo, puesto que el 1-2 de La Romareda le reduce las opciones al casi imposible si su rival se toma en serio el partido. El gran peligro de este tipo de envites para los equipos de Primera si miramos a la hemeroteca del torneo copero, descafeinado desde que se instauró la ida y vuelta en eliminatorias con conjuntos de distinta categoría.

La gran novedad en la convocatoria del Valencia es la presencia de Cherishev, que regresa tras la lesión que se produjo el 20 de octubre frente al Leganés. Quienes se perderán el partido son Murillo por un esguince de tobillo, Rodrigo, que mejora de sus molestias pero está descartado para la cita (no hubiera jugado de todos modos), Santi Mina por molestias en el soleo y Coquelin, que también tuvo un problema muscular frente al Real Madrid. Los tres últimos son fundamentales para la batalla frente al Sevilla.

Más allá de que la cita frente al Ebro sirva, como es costumbre en este tipo de encuentros, para presenciar la evolución de jugadores como Lato, Kang-In Lee, Álex Blanco o Racic, el partido le valdrá al Valencia a medio plazo si despiertan los 'fichajes dormidos'. Las bajas en la delantera tienen que motivar a Gameiro y Batshuayi para comenzar a marcar goles. Todo contará para el examen a final de curso, donde el entrenador reconoció ayer que será el momento donde haya que pasar factura en el caso de que hayan podido levantar el vuelo a su rendimiento. A todos los implicados.

Desde el máximo respeto que siempre hay que tener en un partido profesional, el envite ante el Ebro también debe servir para que la oxidación de algunas piezas básicas del Valencia en la pasada temporada, hoy opositan a estar sobre el césped dos de ellas (Kondogbia y Parejo), comience a ser cosa del pasado. Más allá del resultado la peor trampa en la que se puede meter hoy el conjunto valencianista es desplegar una imagen indolente. Tras los últimos disgustos frente a la Juventus, pese a que ayer Marcelino declaró que su equipo compitió «extraordinariamente bien» en Turín, y el Real Madrid, mejor no jugar con fuego si se quiere reclamar el calor de la grada frente al Sevilla. Pensando en clave liguera, la mejor forma de llegar a esa final de Champions sería con una contundente victoria hoy.

El partido irrelevante que pronosticó Mateu Alemany el sábado en Madrid como previa del envite entre el Valencia y el Ebro se convirtió en un 'espoiler' en toda regla. Es más, se quedó corto. El trámite derivó en un tostón por la falta de intensidad en el césped y esa sensación, de la que sólo se salvaron los canteranos, acabó desquiciando a una grada que volvió a demostrar su militancia poblando las gradas con una entrada más que decente teniendo en cuenta el rival y el horario en un día laborable. La indolencia de jugadores como Gameiro o Batshuayi encendió a una afición que se fue calentando tanto que incluso pitó, algo insólito, a Parejo entrando de refresco. El capitán del Valencia tuvo que pasar el mal rato de saltar a la moqueta de Mestalla en el minuto 68 con 1-0, la eliminatoria para entonces debería haber estado enterrada, y con el público ya desquiciado por una tarde de fútbol que, ni de lejos, iba a dejar ni una victoria holgada ni buenas sensaciones para todos los que saltaron al partido en busca de alguna reivindicación.

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La clasificación para octavos con un partido tan pobre, Jaume sacó dos manos que hubieran llevado la eliminatoria a la prórroga en caso de no haber estado tan atinado, debe asimilarse a aquellos exámenes del profesor bonachón que te ponía un cinco por haberte presentado y escribir tu nombre en el folio. No dio para más un partido en el que los únicos que quisieron aprovechar la oportunidad fueron Kangin Lee, de largo el mejor del Valencia, Lato, que asistió en el gol a Batshuayi, y Ferran Torres, que no dejó de intentarlo y que fabricó la mejor jugada del encuentro ya en el descuento, con un desmarque tras caño para rematar duro obligando a Salva a sacar los puños. El resto, nada de nada.

Especialmente sangrante fue el partido de Batshuayi. Al belga no le salvó ni el gol del honor (el tercero con su actual camiseta). Ironías del destino, unos segundos antes de marcar se estaba llevando la bronca de Marcelino García Toral por no ofrecer ningún desmarque a sus compañeros con balón. Rebobinando un minuto, los abucheos fueron de Mestalla, los enésimos para él, por negarle el lanzamiento de una falta a Kangin Lee y mandar su disparo a la parte alta del Gol Xicotet. Un partido para olvidar del que la hemeroteca sólo recordará que el Valencia se clasificó para los octavos de final de la Copa del Rey.

La banda sonora de la primera parte tuvo sus picos de música de viento tras un paradón de Jaume, que tuvo que volar para sacar con el guante izquierdo un misil de Gerrit desde 29 metros a la media hora de juego, y con la indolencia de Batshuayi unos minutos después, que no fue a presionar un balón que hubiera podido poner en apuros a Salva. El pasotismo del belga en el arranque del encuentro, no pidió un desmarque en las pocas jugadas donde el Valencia contó con alguna transición ofensiva, fue la postal precisa del partido antes del descanso. La única parada al paso por vestuarios fue la del portero del equipo de Champions. El del decimosexto clasificado del Grupo III de Segunda B tan sólo tuvo que enseñar los puños una vez para despejar un centro, puesto que los cuatro lanzamientos que realizó el Valencia en la primera parte no encontraron los tres palos en el GPS.

Quien más había disfrutado hasta entonces fue Manolo González. No era para menos. El técnico de O Courel, que compaginó hasta hace nada el fútbol con su profesión de conductor de autobús de línea, aprovechó la oportunidad de dirigir a un equipo en un campo mítico como Mestalla para saltar sin complejos al partido. Los que nunca tuvo él como jugador hasta que una triada con 21 años truncó la carrera de un prometedor chaval que emigró a Barcelona junto a sus padres. El Ebro llegó a tutear por momentos a un Valencia donde tan sólo se salvó el arrojo de Lee. El surcoreano se llevó dos golpes, en la nariz y el muslo, por disputar cada balón. Él no conjugó la palabra indolencia.

Lo peor estaba por llegar y, de nuevo, Mateu Alemany lo intuyó. El rostro serio con el que el director general volvió a su asiento tras el descanso contrastó con el más relajado del presidente Anil Murthy o Kim Koh. Cada uno lleva la procesión como puede. La segunda parte comenzó con pitos a Gameiro y un Ebro que, lejos de amilanarse, dio un paso al frente buscando la posesión. Con pocos recursos, cierto, pero aprovechando que, ni mucho menos, el Valencia saltó a la segunda parte espoleado por su gris primer tiempo. El encefalograma del encuentro siguió plano y tan sólo ofreció el primer pico por un disparo de Ferran Torres que despejó Salva. Habían tenido que pasar 51 minutos para presenciar el primer tiro del Valencia entre los tres palos. Por entonces, Marcelino ya comenzaba a ponerse nervioso en la banda. No fue tampoco la tarde de Kondogbia, incapaz de dar una mejor versión que la mostrada en los últimos partidos de Liga y Champions frente al centro del campo del Ebro. Incomprensible.

Valencia CF

Jaume Doménech, Pccinu, Vezo, Diakhaby, Lato, Ferran, Racic (Parejo, m. 69), Kondogbia, Kang In (Álex Blanco, m.77), Batshuayi y Gameiro (Cheryshev, m.64)

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CD Ebro

Salva, Teo Tirado, Lucas Ferrone, Michele, Jon Ander, Gerrit, Dani Martínez (Javi Calabazas, m.61) Tirado, Sandro, Raúl González (Rodrigo, m.71), Sergio Cortés (Mainz, m.77) y Víctor Garcia

  • GOLES: 1-0, m.58: Batshuayi

  • ÁRBITRO: Prieto Iglesias (comité navarro). Amonestó al visitante Gerrit

  • INCIDENCIAS: Partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en Mestalla ante 23.300 espectadores

Con la grada ávida de aplaudir la entrega, el homenaje más cálido se lo llevaron los jugadores que fueron sustituidos en el conjunto aragonés. Para ellos fueron los aplausos más cariñosos de la tarde. Toda una declaración de intenciones para premiar el deseo sobre el césped. La última, la más cerrada, fue para Kangin Lee. El que más lo peleó. En ese instante, Parejo ya estaba sobre el césped con cara de pocos amigos, dándole vueltas a los pitos que le acababan de tributar. El partido irrelevante se convirtió en un tostón insufrible. Para olvidar

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