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Los jugadores del Valencia celebran el pase a octavos.

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Los jugadores del Valencia celebran el pase a octavos. Agencias

El Valencia lo quiere todo

Un milagroso Guedes da la clasificación para cuartos con un gol en el minuto 93

Pedro Campos

Valencia

Jueves, 14 de marzo 2019, 18:19

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El FC Krasnodar recibe al Valencia CF para disputar la vuelta de octavos de Europa League, a las 18:55 horas en el Estadio FC Krasnodar.

Once de Marcelino García Toral: Neto, Wass, Gabriel Paulista, Diakhaby, Gayà, Carlos Soler, Coquelin, Kondogbia, Cheryshev, Rubén Sobrino y Santi Mina.

Once del técnico local, Murad Musayev: Safanov, Petrov, Spajic, Fjoluson, Ramirez, Olsson, Gazinski, Pereyra, Wanderson, Ari y Claesson.

Sigue minuto a minuto el partido de Europa League en lasprovincias.es.

LA PREVIA de J.C. Valldecabres

El 2-1 de hace siete días no le deja mucho margen al Valencia, que esta tarde tendrá que superar el empuje ruso de un equipo en descarada fase de crecimiento gracias a la afición futbolera que tiene su multimillonario dueño (Sergey Galitsky). Krasnodar es una ciudad industrial al sur de Rusia, con población y tamaño similar a Valencia, y que fue cuna de dos clubes de fútbol de la máxima categoría, uno de los cuales (Kuban) desapareció hace justo un año. Precisamente en ese equipo militó un defensa que estuvo tres temporadas en el Valencia: Ángel Dealbert (Benlloch, 1-1-1983).

Metido ahora a secretario técnico del Castellón, Dealbert tiene claro su pronóstico para el encuentro de este jueves. «Lógicamente el Valencia es el favorito no sólo por el resultado sino también por todo lo que significa. Lo veo incluso capaz de ganar allí, siempre y cuando salgan con la convicción necesaria para hacer un gol. Pero se equivocarán si creen que el Krasnodar es un equipo que no sabe jugar al fútbol. Ya lo demostraron en la segunda parte aquí. Ellos no pegan pelotazo, les gusta manejar el balón».

Dealbert puso rumbo a Krasnodar en 2012. Dos años estuvo en las filas del Kuban, el rival del Krasnodar en aquellos años en los que el más potente club de la ciudad era precisamente en el que jugaba él. El Krasnodar era precisamente el modesto. La situación ha cambiado de manera considerable. «Ellos ya estaban dando muestras de su crecimiento, ahora son mucho más poderosos que entonces. Era un derbi el que teníamos bonito, en el que se percibía el respeto de los aficionados».

Precisamente el Valencia tendrá la oportunidad hoy de jugar en un estadio nuevo (2016) de 35.000 espectadores y con un ambiente que el que fuera central blanquinegro no califica de fuerte. «Como mucho hacen ruido, pero es un campo perfecto para jugar al fútbol. Si consiguen meter veinte o veinticinco mil espectadores ya puede ser un éxito para ellos».

Echando la vista atrás, el castellonense contempla con devoción su paso por Mestalla. «Para mí, el ascenso a Segunda con el Castellón y el Valencia me marcaron muchísimo. Allí tuvimos claro desde el primer momento cuál era la situación del club. Manuel Llorente en ese sentido era bastante claro cuando nos hablaba. Para que el Valencia pudiera subsistir, era clave que entrásemos en Champions y lo conseguimos tres años seguidos. Fueron años maravillosos en los que coincidí con unos futbolistas fantásticos y grandes compañeros. Estaba David Villa, Silva, Mata, Albelda, Baraja, Jordi Alba... imagínese. Competir contra Madrid y Barça en Liga era muy complicado pero quizás con un poco más hubiéramos podido hacer algo en Europa o en la Copa».

Con el Valencia lanzado desde hace 13 partidos en los que no ha perdido, un hándicap propio que tiene el Krasnodar para el encuentro de hoy es el parón que sufre la liga rusa en invierno. Ayer, por ejemplo, Krasnodar amaneció nevando aunque se espera que para la hora del partido la temperatura ronde los 4/5 grados. «Aunque ellos están acostumbrados a parar la competición, eso se suele notar. Se frena el ritmo y luego cuesta arrancar y coger el punto bueno».

No deja pasar Dealbert la oportunidad de señalar cuál ha podido ser la clave para que el Valencia esté en estos momentos en una fase dulce de juego, peleando por colarse en los cuartos de la Europa League, recuperando terreno en Liga y en la final de Copa. «Que siguiera el entrenador tiene parte de culpa de todo eso. El Valencia es un equipo muy consistente, que ha crecido en confianza y que tiene una mentalidad ganadora. Que Mateo Alemany mantuviera la calma ha sido importante de cara a todos, porque los jugadores han visto que el entrenador iba a continuar y se confiaba en su trabajo».

En clave personal, Dealbert tiene difícil lograr la supervivencia del Castellón en Segunda B (es colista). «Era más fácil la tarea de jugador. Pero me encanta ver fútbol. Es una pena que con todo el esfuerzo que ha hecho el inversor las cosas no hayan salido como se esperaban».

Hay veces que calladito se está más guapo. Todavía resuena la rueda de prensa de Mateo Alemany en la que presentó la hoja de ruta del Valencia. La Liga era la única prioridad. Había que llegar a la cuarta posición para jugar la próxima Liga de Campeones y regar de millones la economía de guerra blanquinegra. Lo demás casi era un mal necesario. Pues justo todo ello está generando un centenario feliz. Finalista de la Copa del Rey y ya en cuartos de la Europa League. El empleado Marcelino ha hecho callar al jefe. Aquí lo queremos todo. Un club como el Valencia no puede aceptar otro mensaje. Y el otro zasca del día llega de Guedes a Peter Lim. El magnate advirtió de que las figuras cuestan dinero y que había que apostar por la Academia. Pues el fichaje más caro de la rica historia blanquinegra -40 millones- ha facilitado un premio. Seguir asomado en Europa, un regalo económico y con opciones de otro título. Los recados excluyentes siempre son injustos. Qué mejor que combinar grandes futbolistas con gente de la cantera. La ecuación perfecta. Siempre que ha sido así el Valencia ha emergido entre los grandes.

Y grandísimo fue el minuto 93 en el estadio del Krasnodar. El conjunto ruso había marcado sólo ocho minutos antes y ya se veía en el sorteo de hoy. Pero no hay conformismo posible. El Valencia se lanzó a por todas y los dos futbolistas que habían aparecido desde el banquillo fabricaron la ofrenda al pueblo de Mestalla. Gameiro lo fabricó y Guedes lo ejecutó. Gol. Empate. Clasificación. Felicidad. Abrazos. Que todos los años haya un centenario. Está dando la suerte que merece esta entidad sufridora.

Porque se sudó como si hiciera treinta grados. El encuentro era de manual y nadie se salió del guión. Marcelino aprovechó la ausencia de Parejo para atrincherarse con el músculo de Kondogbia y Coquelin al confiar que el Krasnodar apretaría los primeros minutos. Así fue. Animosos y envalentonados, presionaban la salida de balón del Valencia y buscaban atacar con fiereza. Les costó en los primeros instantes, pero durante tres minutos -del nueve al doce- el equipo ruso dispuso de ocasiones para molestar a Neto. En una de ellas, incluso, llegó a marcar, pero previamente el delantero Ari se había ayudado de la mano para controlar el balón. Era cuestión de aguantar el tirón y esperar a que el Krasnodar se abriera para buscar opciones al contragolpe. Para ello el técnico valencianista situó arriba a Santi Mina y Sobrino. Para aprovechar su velocidad y para invadir la zona de creación rusa. Hubo que esperar hasta el minuto 17 para ver un acercamiento blanco. Córner que cabeceó el gigante Diakhaby. El Krasnodar respondió con una jugada de tiralíneas que dejó solo a Ari, pero Gabriel Paulista le arrebató el balón con maestría. El atacante local se resintió y tuvo que ser sustituido, a la par que se debilitaba su equipo. El Valencia se dio cuenta de que el león no era tan fiero. Se había ido transformando en gatito. Y los cazadores de Mestalla sacaron el arma. Hasta el final de la primera parte todos los ataques acababan en la portería rusa y en casi todos ellos por allí pasaba Carlos Soler. Primero tuvo la opción de dar un balón franco a Cheryshev y no lo hizo y luego disfrutó de la mejor ocasión del partido. Los protagonistas fueron los mismos pero en este caso era el futbolista cedido por el Villarreal el que ofrecía el balón y el canterano el que remataba. Lo hacía casi en la línea de gol pero el portero Safonov se convirtió en un gigante. Marcelino no se lo podía creer. Mina chutaba momentos después y el esférico salía rozando el palo. El gallego tuvo uno de sus partidos más apagados, tanto como le pasó a Rubén Sobrino. Son ahora los delanteros reserva del equipo. Han dado motivos para ello. Y cuando la primera parte moría el siempre serio Neto se la jugaba como nunca lo había hecho. Regateó en el área a un ruso y el despeje golpeó en otro futbolista. Zapatero a tus zapatos. Los porteros paran.

Tras el descanso el encuentro tenía un toque extraño. El Valencia lo intentaba pero a la vez quería resguardar su fuerte. Esperaba que el Krasnodar saliera de nuevo como un torbellino y no era más que una brisita. Paulista emergía en un córner con un cabezazo majestuoso. Lo de este futbolista es para estudiar. Cumple siempre, jamás se borra aunque se lleve tarascadas que dejarían a otros secos en casa y, además, se lanza al ataque con una personalidad arrolladora. Se habla siempre de Parejo o Rodrigo, pero el central brasileño aprieta para ocupar un hueco en la Santísima Trinidad.

FK Krasnodar

Safonov; Petrov (Suleimanov, min.74), Fjoluson, Spajic, Ramírez; Gazinski, Olsson, Wanderson, Pereira (Taránov, min.91); Claesson y Ari (Stotski, min.30)

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Valencia CF

Neto; Wass, Paulista, Diakhaby, Gayà; Soler (Gameiro, min.88), Coquelin, Kondogbia, Cheryshev; Santi Mina (Guedes, min.70) y Sobrino (Rodrigo, min.57)

  • GOLES: 1-0, min. 85: Suleimánov. 1-1, min. 93: Guedes

  • ÁRBITRO: Anthony Taylor (ENG). Amonestó a Kondogvia, Soler, Gazinski y Pereira

  • INCIDENCIAS: Partido de vuelta de los octavos de final de la Europa League disputado en el Estadio Krasnodar ante más de 35.000 espectadores

Marcelino se cansó de jugar sin delantera y sacó a Rodrigo. No llevaba ni un minuto y ya tenía la primera. El Krasnodar, sin tener muy claro qué quería hacer, se estiraba como podía. Pereyra lanzaba una falta y el balón se iba alto y momentos después volvía a disparar también con la mirilla averiada. El técnico valencianista insistía con los top. Era el momento de Guedes. Hace dos partidos el portugués llevaba cero goles. Ante el Girona anotó su primer tanto de la temporada. A ver si en alguna contra sonaba la flauta. Pero la sonata la dio el Krasnodar. Había que aguantar cinco minutos más, pero a un tal Suleymanov le venía mal que el Valencia celebrara exultante su centenario y se marcó un zurdazo perfecto. Ni el imbatible Neto pudo pararlo. El tortazo era de los que duelen.

El técnico blanquinegro se giró y vio a Gameiro. Al campo. Paulista la volvía a tener de cabeza y el balón rozaba el larguero. Pero el francés quería agradecer los minutos disputados y acrecentar la leyenda de que Marcelino siempre acierta con los cambios. El delantero se marcó una jugada perfecta y cedía el esférico a Guedes. El portugués no podía fallar. No lo hizo. Gol. Clasificación. A cuartos. Un equipo grande de Europa. Un fichaje carísimo. Sí. Pero el dinero está para gastarlo y disfrutarlo. Guedes quiere hacerse un hueco en el centenario.

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