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J. C. VILLLENA
VALENCIA.
Viernes, 29 de septiembre 2017, 00:23
En el Valencia, a diferencia de los últimos años, el apartado deportivo va viento en popa a estas alturas del calendario, con el equipo en puestos Champions a finales de septiembre. El gran dolor de cabeza sigue siendo el económico, puesto que equilibrar los ingresos y gastos en cada balance no es suficiente para la escalada de números que se le viene encima a la entidad a partir de junio de 2018, cuando tenga que comenzar a pagar el crédito renegociado con Bankia que permitió a Peter Lim hacerse con la mayoría accionarial en 2014. Aunque Mateo Alemany mantuvo ayer en su discurso un tono tranquilo, frunció el ceño cuando las preguntas se dirigieron a la parte financiera o del nuevo estadio.
La obra inacabada en Cortes Valencianas es uno de los grandes problemas de la entidad. El Valencia dará cuenta en la próxima Junta General de Accionistas de las novedades con respecto a la edificación, aunque el director general se cerró en banda a la hora de dar alguna pista: «No voy anticipar nada». En 2016, las novedades aportadas en el encuentro anual de accionista no fueron, ni mucho menos, positivas. La entonces presidenta Layhoon Chan confirmó que el estadio no estaría finalizado para el centenario del club en 2019. Unos meses después, en la última reunión del consejo de administración en Singapur, quedó claro que sólo si el equipo consigue enlazar tres o cuatro temporadas en Champions League se retomarán las obras. Una de las premisas marcadas por el club para acabar la obra sigue sin cumplirse y no es otra que encontrar un comprador para las parcelas del actual Mestalla. Un callejón con una salida complicada.
Pero si algo puede afectar a las arcas del club son las dos contingencias económicas abiertas. Mateo Alemany volvió a defender ayer que la entidad sigue teniendo en sus presupuestos una dotación para hacer frente a la multa de la Unión Europea, de 23,3 millones y que sigue pendiente de ejecución, y del horizonte jurídico que se sigue asomando desde Porxinos. «Las contingencias están contabilizadas. Tenemos un departamento financiero excelente y todo está previsto y diseñado en las diferentes circunstancias que se puedan producir», señaló el director general.
El último problema agravado es el de Porxinos. La Generalitat ha elevado la protección sobre el paraje para prohibir cualquier tipo de urbanización, con lo que el área de Medio Ambiente que dirige Julià Álvaro se ha asegurado que el terreno pase, de forma definitiva, a ser agrícola. El Supremo ratificó en 2015 la suspensión del primer PAI, el que vendió el Valencia a Nozar por 160 millones. Una inversión que en la actualidad tienen los tres bancos que se repartieron la empresa una vez quebrada. El pasado mes de abril, la conselleria de Medio Ambiente tumbó el segundo PAI y con la recalificación del terreno de nuevo a agrícola ha enterrado la opción de que se presente un tercer proyecto. El horizonte, jurídico.
De lo que sí se mostró satisfecho Alemany es de la vertiente social del club. «Con la Curva Nord nos hemos reunido bastante este verano y creo que hemos solucionado la situación y así está la grada ayudando en Mestalla al equipo», manifestó antes de recordar el nuevo aire en el trato a los seguidores: «El criterio general del club es trabajar para todos nuestros aficionados, lo más transparentemente posible y entre los aficionados tienen que tener preferencia los socios». Con respecto a la investigación abierta por la FIFA por los fichajes de menores de edad, el dirigente se mostró tranquilo puesto que no han recibido ninguna novedad al respecto. «Ya que hablan de menores, la FIFA debería preocuparse de otros aspectos más importantes», apostilló.
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