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Imagen actual de las Torres de Quart. O. Calvé
Las Torres de Quart: el portal hacia Castilla

Las Torres de Quart: el portal hacia Castilla

Construidas medio siglo más tarde que las de Serranos, su estructura responde a los avances armamentísticos | Esta cárcel de mujeres fue bastión esencial contra el ejército francés y su forma redondeada responde a que así soportaba mejor los cañonazos

ÓSCAR CALVÉ

Valencia

Jueves, 20 de diciembre 2018, 23:06

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Sin que sirva de precedente, enlazaré el discurso con una breve noticia que redacté el pasado domingo sobre la venta de unas llaves de la ciudad de Valencia a un anticuario ubicado en Madrid. Jamás les he hablado en profundidad de las Torres de Quart, una estructura que lógicamente dispuso de una puerta que dejaba incluso al más pintado 'a la luna de Valencia'. Una estructura de gran potencia visual que alberga una maravillosa historia repleta de sutilezas constructivas y decorativas, pero también de hechos imborrables. Si quiere sorprender a sus allegados con un paseo por la zona, ahí va una humilde y mejorable guía de un monumento que desde su propia concepción atesora aspectos poco notos. Por supuesto que les hablaré del porqué de la forma semicilíndrica de las torres en su proyección exterior, o del famoso episodio que supuso una derrota al todopoderoso ejército francés a principios del siglo XIX. También de aspectos más recónditos. Desde las correcciones ópticas sólo perceptibles con una mirada esforzada, al recuerdo de las pinturas que se realizaron siglos atrás, y en distintas etapas, sobre los muros del Portal de Quart. Sin descuidar una curiosidad referente a la escalera por la que hoy ascendemos hasta la planta noble.

La puerta propiamente dicha no se ubicaría hasta 1489, medio siglo después del inicio de la obra

Arrancamos con algo que parece una obviedad. La causa del nombre de este magnífico portal. Naturalmente, está vinculado a la población de Quart de Poblet, pero ignorar el origen del nombre de esta localidad nos condenaría a no comprender un asunto esencial de las Torres de Quart. Si las casi coetáneas Torres de Serranos encarnaban la salida natural hacia la comarca homónima (y el enlace hacia los caminos reales que conducían a Zaragoza y Barcelona), las de Quart abrían el camino hacia el reino de Castilla. En este camino, exactamente a cuatro mil pasos del foro de la Valentia romana, se hallaba la primitiva población de 'Quartum'. Cada milla romana equivalía a 1.000 pasos, poco más de 1.480 metros, y solía señalarse mediante un hito, un miliario en forma de piedra o columna ubicado a un lado de la calzada. Esa localidad de la Antigüedad, 'Quartum', por su ubicación 'at quartum miliarium' de Valentia (a cuatro millas de Valencia), crecería en torno a ese cuarto miliario, se cree que en las proximidades de la actual plaza Valldecabres. El primitivo nombre de la población 'Quart', derivado de 'Quartum', añadiría el 'de Poblet' muchos siglos después. Fue a finales del siglo XIII, mediante orden real en favor del monasterio de Poblet (Tarragona), cuando esta institución cisterciense se hizo cargo del Priorato del Hospital de San Vicente de la Roqueta a la que pertenecía Quart desde que Jaume I así lo estableciera en el 'repartiment'. Pero esa es otra historia. Las Torres de Quart evocan tanto la mencionada población como la distancia a la que se hallaba y se halla, aunque en un estrato superior.

Grabado de las torres y la resistencia al francés.
Grabado de las torres y la resistencia al francés. Bivaldi

Para asombro de más de uno, las torres no son simétricas. Ya saben que el uso de las correcciones ópticas en la arquitectura se remonta a culturas pretéritas. Los célebres templos creados por la civilización griega fueron 'el no va más' al respecto. Sin embargo, también en las Torres de Quart puede comprobarse el empleo de estos recursos constructivos destinados a mejorar el aspecto de la edificación. De manera sutil, sus artífices idearon algunas modificaciones estructurales para salvar las dificultades que acarreaba realizar un ingreso monumental capaz de generar simultáneamente dos visiones espectaculares. Una imagen colosal para los que ingresaban en la ciudad y otra para los que la abandonaban. A simple vista, esa dualidad no parece que entrañe gran dificultad. Pero si ponemos un poco más de esmero en nuestra mirada, comprobaremos tanto la asimetría del conjunto como las soluciones propuestas para su atenuación. Por una parte, las torres no tienen el mismo volumen. La septentrional, la más próxima al monumento al 'Palleter', presenta mayores dimensiones que la del lado sur, la más cercana a la calle Murillo.

Por otra parte, el conjunto presenta una planta oblicua: la calle Quart en su sección intramuros no está completamente alineada con su sección extramuros (el arranque del antiguo camino de Castilla), circunstancia que sólo la pericia de los maestros de obras pudo solventar con elegancia. Tampoco el cuerpo central donde se ubica el ingreso propiamente dicho y que aparece flanqueado por las dos torres, está en paralelo al lienzo de la muralla. Arcos y bóvedas aparecen en esviaje. Todo ello, sin descuidar el carácter inexpugnable que debía amedrentar a los ejércitos invasores. Si a nuestros ojos son hermosas, a los de nuestros antepasados eran hermosas y acongojantes. Precisamente asociada a la fuerza, o mejor, a la capacidad de resistencia a esta, hallamos una de las principales explicaciones a la proyección semicilíndrica de las torres al exterior de la ciudad.

Antigua postal de las torres.
Antigua postal de las torres. Bivaldi

A finales del siglo XIV, cincuenta años antes del comienzo de las obras de las Torres de Quart, fueron construidas las Torres de Serranos. En ese medio siglo que comprende la erección del Portal de Serranos y el inicio del Portal de Quart (hacia 1440), la artillería evolucionó de forma considerable. Consecuentemente, también los sistemas defensivos. La experiencia evidenció que las construcciones redondeadas soportaban mejor los impactos provocados por los modernos cañones que los baluartes de estructura poligonal. También la mejor defensa pudo influir en la elección de los muros de tapial en las torres frente a los de sillares en el cuerpo central, así como en la creación de alambores (el talud exterior en la base de cada torre). Estos dificultaban la aproximación de estructuras para atacar la plaza y provocaban el rebote de los proyectiles.

Encontrar los grafitis de los siglos XVI y XVII es un desafío para el visitante

Pero, ¿quiénes fueron los artífices de esta maravilla levantada entre 1441 y 1469? Al respecto, les recomiendo los estudios de Amadeo Serra, fuentes primordiales de este reportaje. A grandes rasgos, fueron tres sus principales autores. Jaume Gallent destacó en la fase inicial (1443-1454) junto a Francesc Baldomar (1444-1459). Este último también fue el encargado de unir nuestra catedral con los entonces exentos Miguelete y Aula Capitular, además del constructor de la excelsa Capilla de los Reyes del Convento de Santo Domingo de Valencia. Más tarde emergió la figura de Jaume Pérez (1454-1461). Con menor protagonismo, también trabajaron en estas torres los Andreu Valero, Pere Bonfill y Pere Compte, el principal constructor de la Lonja.

La escalera monumental se levanó hace años con materiales de un antiguo palacio.
La escalera monumental se levanó hace años con materiales de un antiguo palacio. Ó.C

Llama la atención que la puerta propiamente dicha no se ubicó hasta 1489, casi medio siglo después del comienzo de las obras. Cosas de la vida, las torres sirvieron eventualmente como prisión en el siglo XVI, con mayor constancia desde 1585, tras un incendio que justificó el traslado allí de los criminales procedentes de la cárcel ubicada en la ya desaparecida Casa de la Ciudad. En la siguiente centuria las torres se convirtieron en prisión femenina, llegando a tener, más tarde, un patio para las reclusas en el jardincillo donde hoy está el mencionado recuerdo al Palleter. Este uso como prisión se veía alterado cuando las necesidades defensivas urbanas eran acuciantes. Destacó un episodio durante la invasión francesa. El 28 de junio de 1808, en las Torres de Quart, los valencianos dieron una sonora paliza a 10.000 franceses dirigidos por el mariscal Moncey, aunque años más tarde Francia se hiciera con nuestra ciudad. Los proyectiles de los invasores -pero también los empleados en la revolución cantonal de 1873- dejaron una impronta todavía visible en el monumento.

La escalera monumental se levantó con los materiales del palacio de Parcent

Durante más de cinco siglos nadie ascendió por la monumental escalera que hoy empleamos. No existía. Se construyó durante la restauración dirigida por Emilio Rieta y Román Jiménez (1976-1982) reaprovechando sillares procedentes del palacio de los condes de Parcent, del cual sólo queda su portal en la plaza Don Juan de Vilarrasa.

En 2007 se hallaron hasta ocho conjuntos de grafitis, entendiendo estos últimos como firma, texto o composición pictórica realizados generalmente sin autorización en lugares públicos, sobre una pared u otra superficie resistente». Algunos se remontan al siglo XVI. Como el vítor de un tal D. Belda o Bleda, quien celebró su exitosa promoción académica con un letrero en el cuerpo central, junto a la puerta. Pueden jugar a descubrir el resto: disponen de un 'solucionario' en un interesante estudio de Juan Serra, Ana Torres, Jorge Llopis y Ramón Villaplana. Quien se aburre es porque quiere.

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