La Policía Local blinda las plazas de Benimaclet y Honduras para atajar el botellón

Antes de las ocho de la tarde varias patrullas acordonaban la plaza de Benimaclet ante las miradas y preguntas de los propios residentes. «Esto no es la solución pero es lo que hace falta, porque la gente no hace caso, aquí se forman unas historias que a la mañana siguiente no hay quien pise la calle de la basura que dejan en el suelo, además de lo que molesta el ruido», comenta Alejandro, un vecino que atravesó la plaza y que explicó que era residente cercano.

Desde hace una semana, los afectados se han movilizado para protestar por los ruidos, las molestias y la suciedad. La situación tomó mayor magnitud cuando una vecina llegó a grafitear su propia fachada para denunciar las molestias ocasionadas por las macro concentraciones nocturnas en el centro de Benimaclet.

Es ahí, junto a la Iglesia, donde sentados en bancos, en el suelo o incluso de pie, los jóvenes encuentran el lugar perfecto para reunirse, beber, charlar, y relacionarse. A medida que avanza la noche, las terrazas se vacían y empieza a ocupar las mismas calles y plazas para acabar haciendo botellón. Ayer la situación no fue tal.

La tarde arrancó tranquila y aunque el ambiente se fue caldeando conforme avanzó la noche, la presencia policial consiguió mitigarlo. En Benimaclet las terrazas se fueron vacíando y aunque algunos jóvenes acudieorn a la entrada de la plaza, allí se encontraron a una patrulla de la Policía Local. «Esto es para el botellón, hya bastante poli, podemos ir a mi casa si queréis», decía María, una chica del barrio que salió ayer junto a sus amigas.

La apertura sin restricciones de las discotecas y la vuelta a a la rutina en las universidades podría también haber hecho efecto sobre el botellón. «Se nota que han vuelto a la rutina, no sabemos si el viernes o el sábado habrá más problema, pero parece que se ha tranquilizado todo», decía uno de los agentes que patrullaban la plaza de Honduras.

Honduras es otro de los puntos más candentes de la ciudad. Allí los residentes, hartos, incluso llegan a lanzar agua o huevos por los balcones, fruto de la desesperación y los problemas que provoca la falta de descanso. Anoche también lo hicieron contra las terrazas.

Pero la plaza de Honduras estaba vallada por la Policía Local, con lo que los jóvenes al cerrar las terrazas no tuvieron oportunidad de sentarse en los bordillos y bancos. Los agentes en cuento veían alguna concentración o grupo de jóvenes, acudía inmediatamente para forzarles a marcharse de la plaza.

Esta semana las protestas vecinales llegaron hasta tal punto que pusieron entre la espada y la pared al Ayuntamiento de Valencia. El propio alcalde de la ciudad, Joan Ribó, reconoció su preocupación sobre la dimensión del problema y se vio obligado a tomar medidas de urgencia. Incluso, el primer edil convocó una reunión con la Policía Local para atajar la situación.

De ese encuentro salió la promesa de reforzar este fin de semana el dispositivo especial contra el botellón con hasta 30 agentes para han actuado en las zonas más conflictivas y lo harán durante todo el fin de semana.