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«Pensé que todo venía de la oficina de Grezzi al estar ausentes los dos directivos»

La empleada despedida relata en su declaración jurada que la ausencia del gerente y la jefa de Gestión le hizo creer que las órdenes procedían del edil

Á. S.

VALENCIA.

Viernes, 18 de octubre 2019, 01:31

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La directiva despedida de la EMT aseguró, en una declaración ante la propia empresa, que fue el convencimiento que tenía de que el presidente de la empresa, Giuseppe Grezzi, estaba detrás de todo lo que le hizo actuar de la manera en que lo hizo. LAS PROVINCIAS ha podido conocer el contenido de la declaración de la trabajadora. En él se hace un relato pormenorizado de lo ocurrido en el que, entre otras cuestiones, se evidencia que la trabajadora dijo a los estafadores que el sistema para hacer transferencias en la EMT era la doble firma mancomunada.

Sin embargo, los ladrones convencieron a la directiva de que excluyera la opción de hacer los pagos a través de la banca electrónica. Además, fueron ellos quienes le dijeron que no contabilizara los pagos al indicar que las facturas debían quedar «pendientes de conciliar». El correo del supuesto Grezzi fue clave para que la trabajadora confiara a ciegas en un presunto abogado de una conocida consultora de Madrid: los timadores emplearon el nombre de un letrado que sí existe. «Pensé que todo venía de Grezzi al estar ausentes los dos directivos», aseguran fuentes conocedoras que dijo la trabajadora.

La ausencia tanto del gerente como de la superior de la directiva, María Rayón, convencen a la trabajadora de que todo se ha tramitado desde el despacho del concejal. Pero cuando el día 9 Josep Enric García vuelve de vacaciones, la directiva dice a los estafadores, siempre en la figura de un falso abogado de Deloitte, que ya puede ir ella a recoger la firma directamente al despacho del gerente, pero los timadores le dicen que tienen que seguir llevándolo en secreto.

Conforme pasa el tiempo, el banco insiste en la necesidad de disponer de las facturas oficiales, por lo que llega un momento en que la presión es «inaguantable» y la trabajadora llega a enviar, por cuenta propia, los originales de que dispone a la espera de que la trama le facilite todos los justificantes. En la última llamada entre los timadores y la empleada, los estafadores la intentan tranquilizar, pero ella insiste en que el banco «se ha quejado» de la poca explicación contenida en el concepto de las facturas, aunque sabe que no puede dar más detalles por la cláusula de confidencialidad que firma el día 3 a petición del mismo falso Grezzi.

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