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Sorolla siempre quiso mirar al mar. Lo hizo, de hecho, durante casi toda su vida, y quería seguir haciéndolo tras su muerte. Es por eso ... que en 1933 se erigió un monumento en la playa del Cabanyal de Valencia. Pero 24 años después empezó a llover tanto aguas arriba que horas más tarde una brutal riada se abatió sobre la ciudad cambiando para siempre la historia del cap i casal. La 'riuà' se llevó también el monumento, que languideció durante años antes de quedar desperdigado por varios enclaves. Esta es la historia del complejo que ahora el Consistorio quiere reconstruir en su emplazamiento original, si Costas lo permite.
Según la documentación remitida a la Delegación del Gobierno, poco después de su muerte se decidió hacer un monumento en homenaje al pintor con el busto que Mariano Benlliure le había regalado y él había cedido a la ciudad. El primer proyecto incluía piezas de la Real Fábrica de Platerías Martínez de Madrid, que Sorolla se encargó de proteger cuando las hijas del dueño quisieron vender el edificio del siglo XVIII a finales de la década de 1860. También incluía, por supuesto, una réplica del busto de Benlliure porque el original se guarda en el Museo de la Ciudad. Finalmente, el monumento se inauguró entre las Termas Victoria (donde ahora está una discoteca) y el Asilo de los Niños en 1933. Estaba compuesto por una columnata y una plaza de mármol elevada sobre la arena.
Pero llegó la riada y se llevó por delante las columnas y la parte exterior. El busto quedó intacto, así como su pedestal. Debido a la lentitud de los trabajos de restauración en una ciudad devastada por la riada, los restos se retiraron y se trasladaron las piezas a San Miguel de los Reyes. Parte del material se encuentra, ahora, en el antiguo matadero de Borbotó, en el cementerio viejo de Paiporta (donde sufrió la barrancada de octubre de 2024), en el depósito de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana en San Isidro y en el tramo VII del Jardín del Turia, donde se trasladaron después de que se desmontara lo que quedaba del monumento entre 1975 y 1977.
Entonces, ya se había erigido otro monumento en la conocida entonces como plaza de la Armada Española (ahora, de la Semana Santa Marinera). Ahí se trasladó la réplica del busto de Benlliure junto a la fachada del Banco Hispano Americano, trasladada en 1974 desde la calle Barcas con la intención de dotar de más majestuosidad a la fuente que presidía el busto y de que el complejo se asemejara lo más posible al monumento original.
Entre 2023 y 2024, la concejalía de Acción Cultural llevó a cabo un trabajo de catas en las piezas halladas en varias partes de la ciudad y sus alrededores para confirmar que forman parte del monumento original. Así lo hicieron los informes, que desvelaron que la piedra procedía de canteras de granito de Madrid y de Valencia. Los restos fueron hallados por miembros del Servicio de Arqueología del Ayuntamiento y, en 2021, por Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural, la Fundación Goerlich y su colaborador Tonio Giménez. Ahora, volverán cerca del mar y el pintor podrá retornar a «su» playa.
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