La degradación de la Albufera augura más episodios de aguas rojas
Un estudio del Instituto Cavanilles demuestra que la sequía y las altas temperaturas provocan la aparición de algas que cambian el color de la lámina
Hace mucho que la Albufera dejó de ser ese espejo «que refleja la luz del sol», como decían los árabes. La laguna salobre se ... encuentra en un estado tan precario que cualquier mínimo cambio en sus condiciones puede afectar al aspecto de la lámina de agua, que la semana pasada se tornó roja. Un estudio del Instituto Cavanilles, especializado en ecología, ha desvelado que la degradación del lago, la sequía y las bajas temperaturas provocará más episodios de «aguas rojizas» en la laguna.
Como todo en esta época de crisis climáticos, estos fenómenos serán más comunes, ocurrirán antes y serán más graves con el paso de los años. Investigadores del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva (ICBiBE) de la Universitat de València han confirmado que este tono se dio entre agosto de 2023 y principios de 2024, lo que subraya la creciente presión ambiental sobre el humedal. «Este inusual adelanto en la reaparición del tono rojizo-marrón en la Albufera, que normalmente se observa en otoño (como ocurrió en octubre de 2023), ha sorprendido al aparecer ya a principios de verano», indica el organismo en un comunicado.
Los expertos Juan M. Soria y Juan Víctor Molner explican que el principal factor que controla la proporción entre pigmentos y, por ende, la coloración del agua, es el climático, particularmente el efecto acumulado durante los tres meses previos según un artículo publicado en la revista Remote Sensing. Se refieren, sobre todo, a las altas temperaturas y a la escasez de precipitaciones. Como han constatado los investigadores, cuando las precipitaciones acumuladas en los tres meses previos son inferiores a 50 litros por metro cuadrado. Para el fenómeno observado en mayo de 2025, se registró una precipitación de solo 41,2 litros desde el 20 de marzo según la estación meteorológica del Tancat de la Pipa, lo que se alinea con la hipótesis de los expertos. En condiciones normales, el agua de la Albufera presenta un color verde característico. «El cambio en el color del agua y el aumento de la proporción de carotenoides son indicativos de transformaciones significativas en la composición y estructura de la comunidad fitoplanctónica», aseguran los expertos.
Los ecólogos atribuyen la coloración al aumento de ciertas especies filamentosas de fitoplancton, este fenómeno no es nuevo en la Albufera. Si bien se había observado en años anteriores, especialmente durante periodos de sequía, nunca había alcanzado la intensidad y duración de la observada a finales de 2023. Los datos recopilados entre 2016 y 2023 por Soria y Molner muestran una tendencia al aumento de las temperaturas medias durante los meses de verano, lo que se alinea con las proyecciones de cambio climático para la región mediterránea, que prevén un incremento de la temperatura y una disminución de las precipitaciones, resultando en una mayor aridez en la cuenca. Al disponer de una serie temporal larga, otros eventos de «agua dorada-marrón» se observaron en los veranos de 2010, 2015, 2016, 2017 y 2018, siempre coincidiendo con altas temperaturas y muy bajas precipitaciones. «Pero estos años pasados, como la calidad de agua era un poco mejor, la coloración era menos evidente», aseguran, los expertos, que añaden: «La persistencia de este fenómeno en el futuro es posible si se mantienen las condiciones de aridez mencionadas, lo que subraya la necesidad de considerar las potenciales implicaciones del cambio climático en la aparición de estos episodios».
Para el Cavanilles, la Albufera «se encuentra en un estado de degradación severa de la calidad del agua, consistentemente clasificada como hipertrófica por el Índice de Estado Trófico». «La dominancia de cianobacterias se mantiene por encima del umbral establecido por la Directiva Marco del Agua (DMA) para un estado ecológico deficiente o pobre en todas las fechas analizadas», explica el organismo en un comunicado. Estos datos se recogen en el primer ciclo anual completo del fitoplancton en la Albufera de Valencia después de aproximadamente 20 años, en la revista Environments. «A pesar de los esfuerzos, como los 10 hm³ de agua aportados por la Confederación Hidrográfica del Júcar, cuyo efecto no se ha visto para revertir la coloración, los estudios previos de la Universitat de València han documentado que aportes extraordinarios de agua pueden generar mejoras temporales en la calidad del agua, reduciendo la concentración de sales, clorofila y sólidos totales. Por ejemplo, en 2018, la aparición extraordinaria de Myriophyllum spicatum, una hierba acuática, en la zona norte de la Albufera, ausente durante más de 40 años, se atribuyó a un aumento de la transparencia del agua desde el verano de 2017. Sin embargo, las altas temperaturas estivales provocaron su desaparición en agosto de 2018», aseguran.
De manera similar, la resurgencia de una planta acuática similar llamada Najas marina en 2022, con una cobertura máxima de 48,42 hectáreas en noviembre de ese año, fue facilitada por un aumento excepcional del suministro de agua de alta calidad desde el río Júcar, lo que mejoró la transparencia del agua. No obstante, las bajas temperaturas invernales, por debajo de los 15 grados, provocaron su declive hasta marzo de 2023. Para los expertos, estos episodios demuestran que si bien la Albufera tiene la capacidad de mostrar signos de recuperación con mejoras temporales en la calidad del agua, estos son efímeros y se pierden rápidamente debido a las condiciones de estrés ambiental recurrentes, como las altas temperaturas, escasez de agua y contaminación. «La combinación de falta de renovación hídrica efectiva, resuspensión de sedimentos y aumento de temperatura genera un escenario complejo que impide una recuperación sostenida», insisten.
A pesar de que la Conselleria de Medio Ambiente ha enviado un mensaje de tranquilidad indicando que el color no tiene «ningún tipo de afectación» más allá de lo visual, y no se han detectado toxinas asociadas a esta coloración que impliquen un riesgo directo para la salud humana o la agricultura, la persistencia de esta situación es una clara señal de que las medidas de gestión actuales no están logrando frenar las consecuencias de la eutrofización de manera efectiva. «Los hallazgos subrayan la necesidad urgente de una estrategia de restauración más sólida, que incluya una gestión sostenible del agua, la reducción de contaminantes y una mayor coordinación entre administraciones», aseguran los expertos.
LAS PROVINCIAS organiza esta semana, el miércoles y el jueves, el IV simposio por la Albufera, que tendrá lugar en l'Oceanogràfic. El encuentro reunirá a los alcaldes de los municipios de las orillas del lago, así como a expertos y representantes políticos y de la sociedad civil que debatirán sobre el futuro de un lago que todos queremos salvar para que las generaciones venideras puedan disfrutar de uno de los humedales más importantes de Europa.
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