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P. MORENO
VALENCIA.
Viernes, 10 de agosto 2018, 00:21
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Un nuevo colapso del colector norte por las lluvias caídas este miércoles en Valencia obligó al Ayuntamiento a poner en práctica un inusual sistema de recogida de residuos en el viejo cauce. Una brigada se dedicó a sacar del agua montones de desechos de todo tipo para evitar la propagación de malos olores y plagas de insectos en los barrios cercanos del Grao y Nazaret.
Así lo indicaron fuentes de la concejalía del Ciclo Integral del Agua, quienes añadieron que el vertido estuvo protagonizado sobre todo por residuos flotantes. «Compresas, toallitas, preservativos y pañales», detallaron sobre las inmundicias a las que tuvieron que hacer frente los operarios desde una pequeña embarcación.
El puerto dispone de una barrera flotante que atrapa los flotantes durante estos vertidos, aunque la voluntad del Consistorio fue minimizar todo lo posible los daños. El colector norte se encuentra inmerso en una gran tarea de limpieza para desembozar varios tramos, donde ya se han extraído 2.500 toneladas de desechos, sobre todo toallitas higiénicas.
Este pequeño artículo de aseo se ha convertido en todo un problema para el Consistorio y los vecinos de Nazaret. El portavoz de una de las asociaciones de vecinos, Julio Moltó, lamentó lo sucedido con el vertido, que se suma a otro producido la madrugada del pasado lunes.
«Es una pena porque el agua de la desembocadura se veía transparente desde el puente de Astilleros. Ahora toca comenzar de cero». Desde poco antes del verano se han estado vertiendo en el cauce un tipo de bacterias que se comen el fango del fondo, lo que ayuda a reducir los malos olores y aclarar el agua.
El desborde del colector norte se produce porque la tubería de aguas negras está embozada por la falta de limpieza y el abuso de las citadas toallitas, que no desaparecen pese al anuncio de que son biodegradables. Cuando una tormenta descarga una fuerte cantidad de agua, la instalación que discurre por arriba, dedicada al caudal de pluviales, se mezcla antes de llegar a la desembocadura y acaba en el mar.
La solución es la construcción de un nuevo colector, para lo que se necesita una inversión de 40 millones de euros. El concejal del Ciclo Integral del Agua, Vicent Sarrià, pidió recientemente a la Confederación del Júcar que asuma esta obra.
En cuanto a la asociación de vecinos, Moltó reclamó que esta infraestructura vaya acompañada por un depósito de tormentas, para retener el agua durante unos minutos en caso de grandes precipitaciones. De este modo no se colapsaría la planta depuradora de Pinedo.
El dirigente vecinal comentó por último que ahora tocaría «limpiar el fondo de todo lo que han tirado durante años, pero tendrán que seguir limpiando el agua por los problemas en el colector».
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