El Mercado Central de Valencia retira maquinaria para abrir un espacio gastronómico

El sótano del Mercado Central está algo más despejado desde la retirada este lunes de las compactadoras de basura. La maquinaria se instaló en 2007 con motivo de la rehabilitación y mejora del inmueble, aunque nunca llegaron a funcionar de manera óptima por los malos olores y los lixiviados que desprendía. El lugar que deja será usado para un espacio gastronómico aún por definir, indicaron fuentes de la entidad de comerciantes.

Este proyecto nació hace un año como un aula de cocina dirigida a niños, entre otras actividades, como publicó LAS PROVINCIAS. La intención ahora es que pueda servir para degustaciones, presentaciones de productos, catas y todo lo relacionado con la actividad del mercado.

Esta vertiente supondrá una vía añadida de ingresos para la asociación, que trata de rentabilizar el inmueble dejando en primer lugar siempre a los puestos. El Mercado Central ha recibido ofertas hasta para reservar un espacio en el sótano donde grupos de turistas puedan cocinar paellas y comerlas después, dentro de una visita por la ciudad.

Aquello no cuajó debido a los requisitos sanitarios y de evacuación de humos, por lo que ahora se quiere estudiar la utilización de este espacio con todas las alternativas posibles. La iniciativa coincide con el proyecto del Ayuntamiento para acabar la construcción del aparcamiento de la plaza Ciudad de Brujas, que contará con un acceso peatonal también al sótano.

La maquinaria formó parte de la rehabilitación del edificio, la reconstrucción de la sección de pescadería y hasta la renovación de todo el pavimento. Aún así, ocurrió algo parecido a lo sufrido con el sistema de atemperamiento, que tampoco ha funcionado a pleno rendimiento.

El proyecto coincide con la votación que realizarán los 300 vendedores sobre si mantienen la autogestión o vuelven a depender directamente del Ayuntamiento. El martes se celebró una asamblea para despejar dudas donde asistió el concejal de Mercados, Carlos Galiana.

El Central se autogestiona desde el 12 de diciembre de 1986, cuando la asociación de vendedores firmó un convenio con el entonces alcalde de Valencia, Ricard Pérez Casado. Supuso asumir las funciones básicas del día a día, los costes de los nuevos servicios, conservación, vigilancia, limpieza y decoración, entre otros.

El actual presidente de los vendedores, Francisco Dasí, aboga por mantener la autogestión como el modelo más indicado. «Se trata de un esfuerzo colectivo ingente, protagonizado por los propios vendedores, que explica la supervivencia y vitalidad del Mercado Central», se explica en la web de la entidad.

El motivo de la votación es un cambio en la legislación que impide renovar por diez años el convenio. La solución encontrada por el Ayuntamiento ha sido ofrecer una prórroga anual durante tres años, para adecuar el documento al na nueva normativa. Esto se ha tenido que hacer también en el mercado del Cabanyal, que se rige por el mismo modelo de gestión.

La previsión es que salga adelante el voto favorable a la autogestión, dado que uno de los motivos del dinamismo e innovaciones que ofrece este mercado es la fuerte implicación de los comerciantes. Entre los proyectos pendientes en el Mercado Central, están a la espera la reparación de goteras en la cúpula central, así como la mejora en el atemperamiento del edificios para ofrecer un mejor servicio a los clientes los meses de verano, que sufren del calor del recinto en ocasiones.