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Una profesora durante una clase en un centro de ideario religioso. :: afp
El arzobispo y los profesores cargan contra los ataques a la asignatura de Religión

El arzobispo y los profesores cargan contra los ataques a la asignatura de Religión

Los docentes critican las trabas para organizar actividades, la excesiva movilidad de las plantillas y la pérdida de derechos laborales

JOAQUÍN BATISTA

Jueves, 10 de diciembre 2015, 00:02

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El tratamiento de la asignatura de Religión vuelve a sonar con fuerza ante la proximidad de las elecciones, reavivando el debate sobre la conveniencia de mantenerla en las escuelas. La última voz que salió en su defensa fue la del arzobispo Antonio Cañizares, y se une a los comunicados de denuncia y a las quejas de los propios profesores, preocupados ante las ideas que se reflejan en los programas. Además, no se puede obviar el componente laboral, pues encargarse de la materia no siempre es fácil, ya sea por las trabas que se derivan de la administración, de los propios centros o de la singular situación de los profesionales que la imparten.

Cañizares se pronunció con motivo de la celebración el domingo de la vigilia de jóvenes de la Inmaculada Concepción, advirtiendo sobre la pretensión de «muchas y poderosas fuerzas políticas, sociales y culturales de entorpecer al máximo la transmisión de la fe en el seno de la familia y en la escuela». Ante esta situación, instó a denunciar «las tantísimas cortapisas que se ponen en estos momentos a la enseñanza de la Religión», algo que «no pasa por casualidad», y a oponerse con un «no absoluto» a «esas formas de entender la vida y de ejercer el dominio de la sociedad». No es la primera vez que un cargo eclesiástico tercia en el debate, como se pudo comprobar con las quejas de la Conferencia Episcopal por las limitaciones aplicadas a la asignatura en diferentes comunidades o por el tratamiento de la Lomce, que no marca la carga horaria mínima de la misma.

La preocupación también trasciende en las propias plantillas ante las incertidumbres de futuro. «Hay alarma y da pena escuchar que algunos quieran quitarla al tratarse de una cuestión de libertad de los padres. En Religión se enseña contenido curricular, valores y también cultura tradicional. No es catequesis», defiende Mariví Iribarren, responsable del área de Religión de sindicato USO-cv.

También lamenta las dificultades existentes en el ámbito laboral. «A veces no puedes dar información a las familias sobre la materia porque se quiere mantener la idea de centro aconfesional, es difícil organizar actividades de apoyo como en el resto de asignaturas -por ejemplo, montar un belén- y es muy complicado salirte del horario estricto que marca la administración», explica.

Además, se refiere a la pérdida de plantillas por los recortes, que cifra en un centenar de profesores indefinidos despedidos en los últimos años, y a la supresión de los salarios de verano para los interinos que ocupan una plaza vacante durante todo el curso, un ajuste que sí ha dejado de aplicarse en las bolsas de trabajo de otras especialidades.

Por su parte, la Asociación Profesional de Profesores de Religión en Centros Escolares Estatales (Apprece) fue contundente cuando se conoció que en el programa electoral del PSOE figuraba la supresión de la asignatura en los centros públicos, mostrando vía comunicado «su sorpresa y extrañeza» ante una medida «que afectaría no sólo a la Religión católica y a sus docentes, sino a la Evangélica, Judía e Islámica».

Destacaron que esta enseñanza «es una cuestión pacífica en las democracias modernas» y consideraron que «crear divisiones y enfrentamientos entre los españoles no es la mejor forma de buscar el diálogo y otro pacto escolar». También se reclamó reconducir la «disparatada ocurrencia», petición que se extendió al resto de partidos que plantean medidas similares en sus programas.

«La religión es un hecho cultural que forma parte de la historia. Nos ayuda también a mejorar las relaciones con los demás», defiende Antonio José Díaz, presidente de la delegación de Aprecce en la Comunitat. Desde el punto de vista laboral, lamenta que el profesorado con horario incompleto tenga que moverse entre varios centros y que no se les permita dar otras materias para evitar estos desplazamientos.

También se refirió «a la presión» con la que se encuentran en algunos claustros y destacó que en la Comunitat se pudo frenar la intención del equipo autonómico de dejar a decisión de los centros la oferta de la materia en 1º de Bachillerato ante la advertencia de que irían a los tribunales. Hay que recordar que se enmendó esta posibilidad del decreto de currículum después de que la administración aceptara una propuesta de Fsie en el Consejo Escolar.

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