El consenso imposible del tráfico en Valencia

"Las obras de la calle San Vicente Mártir nos están jod... y se nota ya en la caída de ventas. Espero que no se les ocurra hacer lo mismo en la calle de la Paz". Los ánimos están muy caldeados en el cap i casal desde hace unas semanas. El melón del debate de cómo debemos movernos en Valencia está abierto y hay sectores que se sienten perjudicados por las primeras medidas del tripartito, como en este caso los vendedores del Mercado Central.

Francisco Dasí, presidente de los 298 titulares de los puestos de los que depende el sustento de 1.200 familias, ha elevado la dureza de su discurso después de observar esta semana un nuevo retraso en la apertura del parking de Brujas (un año, al menos) y escuchar las propuestas que salen del gobierno municipal acerca de las restricciones al tráfico privado en el centro histórico.

El pistoletazo de salida oficial del debate se produjo cuando el delegado de Movilidad, Giusseppe Grezzi, llevó a la junta de gobierno una moción bajo el brazo, de una sola página pero que está encabezada por una primera fase lapidaria: "Uno de los objetivos del nuevo gobierno municipal es la transformación del modelo de movilidad de Valencia, restando gradualmente protagonismo al vehículo privado en favor del transporte público, la movilidad ciclista y los desplazamientos de los viandantes".

Toda una declaración de intenciones para los cambios previsibles en la ordenanza de Tráfico que tiene su epicentro en el centro turístico y monumental, pero cuya efecto se quiere hacer notar en todos los barrios. Esa es la petición de la asociación Valencia en Bici, una de las entidades que más ha apoyado esta política del tripartito pero que empieza a reclamar ya más velocidad en la toma de decisiones.

Fernando Mafé, uno de los portavoces de asociación, comentó sobre esto la petición por carta al Ayuntamiento para que convoque la Mesa de la Movilidad, el foro donde deben tomarse todas las decisiones en esta materia. "Ese es el camino, pero no sólo para el centro de la ciudad sino también para algunos barrios", dijo sobre la reducción de calzadas en favor de una progresiva peatonalización de calles y plazas.

Las que se realizan en la calle San Vicente Mártir se centran en la ampliación de aceras, a costa de eliminar un carril. El problema es que las obras se han hecho en los dos lados al mismo tiempo, dejando una fila india de vehículos y frecuentes atascos, un mal augurio de lo que se piensa en el Mercado Central que les espera con la nueva política de movilidad del Consistorio en contra del tráfico de coches privados.

Por ese motivo, Dasí comentó que "los experimentos deben dejarse a un lado hasta que abra el aparcamiento de la plaza de Brujas". Esto, uno de los marrones heredados de la anterior legislatura,cuando un primer concurso fue declarado desierto, está todavía en vías de solución por la Generalitat.

Mafé apuntó a uno de los problemas derivados de la peatonalización total, la apertura de locales de hostelería y colocación de mesas y sillas por doquier. Según el último recuento difundido por el Ayuntamiento el pasado mayo, un total de 3.300 terrazas de bares en las aceras, lo que supone seguramente algún tipo de récord nacional.

Gestionar ese asunto es cuestión del concejal de Comercio, Carlos Galiana, que no ha dado señales de vida al respecto. Más preocupado por la pretensión de cerrar los comercios los domingos y festivos, se desconoce lo que opina sobre la petición de vecinos y comerciantes para las calles del Ensanche, donde hay tres obras en otras tantas vías que duplicarán el ancho de las aceras. La solicitud pide que se apruebe una limitación del número de terrazas.

El Mercado Central no quiere que se tome ninguna decisión sobre la calle de la Paz hasta que abra el parking de Brujas, aunque el calendario puede ir en contra de esta petición, dado que la concesionaria del aparcamiento de la plaza de la Reina acaba la prórroga de la concesión en diciembre.

Y con esta reforma llega otro punto del consenso imposible, al menos en las posiciones iniciales. La asociación de comerciantes del centro histórico y el Ensanche "no vería mal" que el último tramo de la calle de la Paz fuera peatonal, desde el cruce con Marqués de Dos Aguas hasta la plaza de la Reina, salvo para el transporte público, residentes y carga y descarga.

"Si hacen eso antes de abrir el parking nos ahogamos", aseguró Dasí, acerca de una posible remodelación de la calle, lo que está sobre la mesa de la concejalía de Desarrollo Urbano. Para el presidente del Mercado Central, "es triste decirlo pero no podemos vivir de la gente que vive alrededor porque son muy pocos. Los que vienen de verdad a comprar vienen en su coche". El concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarriá, subrayó que la empresa municipal Aumsa trabaja ahora en el estudio de viabilidad de la reforma de la plaza y el propio aparcamiento, por lo que es prematuro avanzar cuál será el resultado del proyecto. La caducidad en la concesión del parking ofrece la primera oportunidad seria de regenerar una de las plazas más feas de la ciudad, con aceras estrechas, escasos jardines y servicios públicos amontonados (dársena de la EMT, parada de taxis, autobús turístico y un parking de unos coches de caballos para turistas).

Sea cual sea el resultado del proyecto, habrá debate seguro. En la asociación de comerciantes del centro abogan por el cierre al tráfico de la calle San Vicente, desde la plaza de la Reina hasta la del Ayuntamiento. Esto es algo que no se quieren ni imaginar en el Mercado Central porque afirman que perderían una importante vía de entrada de clientes.

Para tener más argumentos en la tormenta perfecta que se avecina, la entidad de vendedores pedirá a la Cámara de Comercio ayuda para realizar un estudio de movilidad de sus clientes y del entorno del mercado. El concejal de Movilidad, Giusseppe Grezzi, afirma que el 70% del tráfico que pasa por delante de la Lonja es de paso y debería ir por otro itinerario, algo que "queremos comprobar si es así", indicó Dasí.

Y del protagonismo que ha adquirido la bicicleta en la nueva estrategia de movilidad, Mafé quiso ser tajante: "no queremos que se gobierno para los ciclistas sino para todo el mundo", huyendo de este modo de una posición de ventaja que se les atribuye en el debate que se avecina con la nueva ordenanza.

Como referencia está el Plan de Movilidad aprobado por el anterior gobierno municipal, un documento válido para los implicados y que contiene como un elemento esencial la mejora del transporte público. Ahí puede haber otro choque, dado que mientras algunos plantean la salida de las dársenas de la EMT de las plazas de la Reina y de San Agustín, por ejemplo, para distribuir las paradas en las calles del entorno, en el Mercado Central lo tienen muy claro: "que hagan la plaza de Brujas como quieran, pero la EMT la queremos en la puerta del mercado para nuestros clientes".