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Un app valenciana que vela por el bienestar socio-emocional de niños y adolescentes

Un app valenciana que vela por el bienestar socio-emocional de niños y adolescentes

El proyecto emoTIC se ha llevado a cabo con la participación de casi ochenta alumnos de 10 a 16 años de un instituto de Alboraia

efe

Valencia

Viernes, 4 de enero 2019, 11:58

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El proyecto emoTIC trabaja en desarrollar de herramientas de estimación de las habilidades socio-emocionales de niños de entre 10 y 16 años y, en su primera fase, ha validado una aplicación móvil (app) pensada para la evaluación de la inteligencia emocional.

Liderado por los investigadores José Antonio Gil, de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), e Inmaculada Montoya, de la Universitat de València (UV), en el proyecto participarán dos mil adolescentes y medio millar de profesores de toda España.

El pasado noviembre las instalaciones del Instituto ai2 de la UPV acogieron la primera fase del proyecto, Tecoem-na (Test de competencias emocionales para niños y adolescentes), con la participación de casi ochenta alumnos de un instituto de Alboraia que validaron la aplicación para dispositivos móviles.

Según ha explicado José Antonio Gil , El objetivo de Tecoem_na es «desarrollar una app de evaluación de las competencias emocionales específica para adolescentes de entre 10 y 16 años que sea más atractiva para ellos que los test escritos que se utilizan actualmente».

Con esta app, los investigadores y profesionales del ámbito de la psicología evaluarán cuatro tipo de actividades: la percepción, la facilitación, la comprensión y la regulación.

Cada uno de ellos comprende tareas que versan sobre asuntos como el pensamiento en cómic, la expresión emocional, cómo modificar la emoción o la utilidad de una conducta.

En el marco de emoTIC se pretenden desarrollar las habilidades socio-emocionales en adolescentes para potenciar su responsabilidad personal y social y su bienestar mediante una intervención en los diferentes agentes de la comunidad educativa (alumnos, profesorado y familia), y a través de un programa de intervención socio-emocional apoyado en una plataforma tecnológica. Los participantes son, además de los adolescentes, docentes de los centros escolares y las propias familias de los niños.

La plataforma tecnológica estará compuesta por dos partes diferenciadas: aplicación sobre dispositivo móvil (ADM) y aplicación sobre servidor web (ASW). La ADM funcionará en los dispositivos de los alumnos, y permitirá a los mismos integrarse en su grupo y ejecutar las actividades de los once niveles del programa, mientras que la ASW llevará a cabo la gestión de los datos de los alumnos y docentes, así como de los grupos.

Para valorar el impacto de EmoTIC en la población de referencia, se evaluarán variables de habilidades emocionales (responsabilidad personal y social) y variables interpersonales (bienestar y fortaleza).

Además, el proyecto incluye medidas objetivas neurofisiológicas (medidas de actividad neural -EEG- y medida de expresión facial de las emociones -Face Reader-), de autoinforme (cuestionarios), y observacionales (valoración de la calidad de la implementación del programa por parte del profesorado).

Según los investigadores del proyecto, «la hipótesis de partida es que el desarrollo de habilidades emocionales en los diferentes agentes de la comunidad educativa favorecerá el bienestar físico y psicológico de los adolescentes, influirá positivamente en el desarrollo de un proyecto de vida saludable y responsable, favorecerá el desarrollo de relaciones interpersonales satisfactorias y mejorará la convivencia escolar«.

«En cuanto a los docentes, una mejor regulación emocional permitirá prevenir los síntomas de agotamiento emocional (burnout) y mejorará su satisfacción vital y bienestar psicológico«, apuntan.

Respecto a las familias que amplíen estas habilidades emocionales «podrán actuar como un factor de protección frente a las dificultades y riesgos con los que se enfrentan sus hijos adolescentes, favoreciendo una buena comunicación y clima familiar», añaden. El proyecto, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, durará tres años.

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