A tiros en Sueca: «¡Os voy a matar 'fill de putes'! La próxima vez no fallaré»
El presunto autor de los disparos se enfrenta 18 años y medio de prisión y hay otros 4 acusados por darle una paliza tras arrebatarle el arma
Una disputa entre dos jóvenes que intentaron dirimir sus discrepancias citándose a las puertas de un casal fallero de Sueca, en abril de 2024, acabó a tiros cuando uno de ellos sacó una pistola semiautomática y comenzó a disparar contra el otro, quien logró protegerse tras una puerta metálica para no ser alcanzado. La víctima, a la cual iban dirigidos los disparos, y otros tres acusados consiguieron arrebatarle el arma y la emprendieron a golpes con el presunto pistolero.
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Malherido y ensangrentado, el presunto autor de los disparos, de 23 años y nacionalidad española, le envía esa misma noche a su víctima tres audios amenazantes donde deja bien claro que esto no iba a quedar así. «¡Os voy a matar 'fill de putes'! La próxima vez no fallaré». Ahora trata de negar en el juicio que él disparara el arma y esgrime que la pistola la llevaba el joven precisamente tiroteado –aunque resultó ileso al no ser alcanzado por las balas–.
Ricardo M. R. se enfrenta ahora a penas que ascienden a los 18 años y medio de prisión por dos delitos de tentativa de homicidio, amenazas no condicionales y tenencia ilícita de armas. Por su parte, la Fiscalía solicita para los otros cuatro acusados el pago de una multa de 1.350 euros por un delito leve de lesiones, al entender que, una vez desarmado su agresor, siguieron golpeándole, hasta causarle un traumatismo craneal.
El principal encausado sostiene que él no iba armado y que la pistola la llevaba el joven con el que su primo había discutido
Los hechos enjuiciados en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Valencia se produjeron a las tres de la madrugada del 1 de abril de 2024 a las puertas de un casal fallero de la localidad de Sueca. Allí se habían citado Ricardo y José U. E., de 34 años, para resolver sus diferencias tras una agresión a un primo del primero un día antes.
El principal encausado llegó al lugar montado en una moto tipo scooter, armado con una defensa extensible y una pistola semiautomática del calibre 6,35 mm. Nada más ver al joven con el que se había citado, «con ánimo de quitarle la vida», según sostiene la fiscalía, y mientras profería diversos insultos contra él, le apuntó con el arma de fuego y le disparó hasta en dos ocasiones. Sin llegar a alcanzarle ninguno de los tiros.
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El tiroteado y a la vez acusado por las lesiones asegura que logró ver perfectamente como su agresor llegaba con la moto empuñando ya la pistola con la mano izquierda. «Me subí a una puerta corredera de hierro», relata sobre cómo logró esquivar el tiro.
Otro de los encausados afirma que en ese primer disparo pensaron que el arma era de fogueo, pero en el segundo, al escuchar el ruido del proyectil rebotando contra la puerta metálica, supieron que era cuestión de vida o muerte y «fuimos todos a por él para quitarle el arma», asegura José.
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El joven que portaba el arma de fuego llegó a realizar un tercer disparo contra los amigos de José, que hasta ese momento habían permanecido escondidos en el porche del casal. El tiro alcanzó superficialmente el antebrazo derecho de uno de ellos, el único que no está acusado.
Asimismo, cuando se disponía a realizar un cuarto disparo, la pistola se le encasquilló, siendo ese momento aprovechado por el grupo de jóvenes para abalanzarse sobre él y quitarle el arma. Los procesados sostienen que solo le inmovilizaron para arrebatarle la pistola, pero la Fiscalía considera que una vez reducido siguieron pegándole.
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La versión del pistolero
Por su parte, el principal acusado sostiene que él no acudió armado a la cita y que fue una encerrona del joven que se había peleado con su primo menor de edad, quien llevaba la pistola y le estaba esperando con un grupo de amigos. Tras bajar de la moto, «me giro y veo una manada que viene hacia mí y me pegan una paliza», relata el presunto autor de los disparos, que solo quiso responder a las preguntas de su letrado.
Según su versión, escuchó la voz de una mujer que decía: «Parar, que lo vais a matar». Esa misma noche acudió al ambulatorio de Sueca lleno de sangre para que lo atendieran. «No podía ni moverme», asegura. Y al día siguiente acudió a denunciar la supuesta agresión a las dependencias de la Guardia Civil, «y es a mí a quien me detienen porque dicen que he disparado un arma».
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La citada pistola fue entregada por los jóvenes a un vigilante de seguridad de una discoteca, quien la llevó al cuartel. El arrestado por los disparos fue sometido a la prueba de la parafina para ver si había restos de pólvora que acreditaran que él había disparo, pero al haber transcurrido cerca de 50 horas desde que se produjo el tiroteo, la citada prueba resultó negativa. Respecto a los audios amenazantes, en los que decía que habían tenido suerte y que iba a ir «a agujerearle a él y a su padre», el presunto pistolero no dio explicación alguna.
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