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Jueves, 7 de diciembre 2017, 00:14
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La joven que denunció una violación colectiva durante los sanfermines de 2016 aseguró en el juicio que no consintió las relaciones y que sintió «miedo». Dijo también que les denunció porque «habían cometido un delito, porque hicieron algo que (ella) no quería». Así se recoge en la declaración íntegra de la víctima, conocida días después de que el juicio a los cinco acusados quedara visto para sentencia.
La denunciante, una madrileña que tenía 18 años el día de los hechos, negó en todo momento que hablara de sexo con los acusados a los que acababa de conocer, que hubieran acordado mantener relaciones sexuales, que supiera cuál era su intención al entrar en el portal o que fuera ella quien llevara la iniciativa. Igualmente aseguró desconocer que se habían grabado vídeos. «Ahora lo sé, pero no lo sabía, estaba con los ojos cerrados», señaló al ser preguntada al respecto, según recoge Efe.
Relató que su intención era irse a dormir al coche en el que había llegado a Pamplona junto con un amigo y los acusados se ofrecieron a acompañarla. Cuando se aproximaban al portal en el que sucedieron los hechos uno de los varones se acercó para darle un beso y ella no se apartó. Sobre su entrada al portal explicó que el que le besaba la tenía «agarrada de la mano» y «tiró» de ella hacia dentro, momento en el que otro también le agarró de la muñeca y le metió en el portal.
Empezó a «sentir miedo» en el cubículo donde se vio «rodeada por aquellos cuatro» (ella habla de cuatro, no de cinco), que comenzaron a quitarle la ropa.
Su miedo se acrecentó, según sus palabras, cuando le agarraron de la mandíbula y la acercaron para hacer una felación, mientras otro le agarraba de la cadera y le bajaba los leggins. «En ese momento estaba totalmente en shock, no sabía qué hacer, quería que todo pasara rápido y cerré los ojos para no enterarme de nada». «Me sometí para que acabara», insistió la joven que dijo haber escuchado alguna que otra risa: «Recuerdo a uno que decía quillo, quillo, me toca a mí».
Cuando se fueron se quedó desnuda, en camiseta, y al buscar su teléfono para llamar a su amigo para que fuera a buscarle se dio cuenta de que no lo tenía y se sintió impotente. A las preguntas de si alguien le influyó o recomendó presentar una denuncia, respondió que le dijeron si quería un abogado o un psicólogo.
Sobre los días posteriores comentó que sentía «mucha culpabilidad, pensaba que podía haber hecho más». Habló sobre el tratamiento psicológico, de que los psicólogos le aconsejaron no quedarse en casa y eso trató de hacer, yéndose por ejemplo de vacaciones.
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