Las sombras del 'caso Bea'
¿Cómo llegó a una montaña a 500 metros del punto en el que se pierde la señal de móvil? ¿Qué hizo en las últimas horas con 'El Titi', el hombre que figura como investigado en la causa? ¿Cómo no fue hallado su cuerpo tras el incendio? El rompecabezas de la muerte de la joven de Oliva mantiene muchas piezas cuyo encaje no ha trascendido
El reloj de la investigación no deja de avanzar. Las gestiones de la Policía Judicial de Gandia y de los agentes de Homicidios de la Guardia Civil siguen activas una semana después del día que lo cambió todo: el instante en que una senderista halló en la montaña de La Creu de Oliva un cuerpo calcinado y dio un vuelco en el llamado 'caso Bea'. Los informes preliminares de la autopsia y un teléfono móvil hallado en el paraje señalan que allí murió Beatriz Guijarro, la joven de 29 años de Oliva que estuvo 53 días desaparecida. El secreto de sumario sobre la causa hace que no hayan trascendido más detalles del avance de las indagaciones. Sobre la mesa de la opinión pública, un sinfín de puntos oscuros. Estas son algunas de las dudas vigentes en el llamado 'caso Bea':
El punto más inaccesible de la montaña
Tres de la madrugada pasadas. Con chanclas. En una zona muy escarpada por la que incluso los agentes de la Guardia Civil tienen dificultades para subir a plena luz del día. En uno de los puntos más elevados de la montaña de La Creu. En un área casi pegada a la valla que separa la zona de la bajada de la loma hasta la autovía Ap-7. Un lugar no frecuentado ni por excursionistas. ¿Cómo llegó el cuerpo de Bea hasta allí?
Atendiendo a la hipótesis principal de los investigadores, una caída accidental, lo hizo por propia voluntad. Ella subió hasta ese punto y sufrió un desvanecimiento. La teoría que manejan los agentes es el consumo de algún tipo de sustancia. Por varios elementos. Principalmente por el perfil del hombre con el que quedó, un vecino de Oliva conocido por los trapicheos en el municipio y consumidor de estupefacientes. Pero no hay ningún dato biológico conocido por ahora de los huesos hallados en el escenario de los hechos que permitan refrendar esta teoría.
A 500 metros del punto en que se perdió la señal del móvil
La zona urbana situada junto a la montaña de Oliva, en el entorno de la calle Alta, es el punto en el que se pierde la señal del móvil de Bea. La triangulación del teléfono realizada por los especialistas de la Policía Judicial lo ubica en esta área. También allí está el domicilio del hombre con el que quedó de madrugada la joven tras estar un rato con su novio, su familia y una prima hermana de su madre.
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¿Por qué no fueron las batidas más intensas en esta zona de montaña para tratar de localizar antes el cuerpo? Es una pregunta que sigue sin respuesta. Los propios vecinos del lugar, tras aparecer el cadáver el último día de septiembre, mostraron su extrañeza: «Esto se peinó con medios aéreos, perros, voluntarios...».
El silencio de 'El Titi'
Él fue supuestamente la última persona que vio con vida a Beatriz Guijarro. Con domicilio en el barrio del Pinet y conocido en el municipio y por las Fuerzas de Seguridad por sus trapicheos con las drogas. La hipótesis de que él y Bea estuvieran consumiendo las horas antes de su muerte es la que tiene más peso entre los investigadores.
Pero el hombre mantiene silencio. En la causa figura como investigado y bajo esta condición, asistido de abogado, compareció en el cuartel de la Guardia Civil. Lo hizo para acogerse a su derecho a no declarar. El caso, por ahora sumido en la hipótesis de la muerte accidental, no presenta más pruebas para que acabe en esta fase aún en manos de un juzgado. Ni indicios delictivos ni de violencia. Hasta el momento, y teniendo en cuenta que la investigación sigue abierta y a la espera del informe definitivo de la autopsia.
Los agentes incluso registraron el turismo de 'El Titi', ante la sospecha de que Bea pudo estar en él. Tampoco ha trascendido que se hallan encontrado indicios o pruebas de una muerte más allá de la accidental.
Otro rastreo sin dar con el cuerpo
Es otra de las incomprensiones que planea en la opinión pública. ¿Cómo pudo producirse en La Creu un incendio el 4 de septiembre, casi un mes después de la desaparición de Bea, y no dar con el cuerpo durante o tras las labores de extinción? Esas llamas fueron las que calcinaron el cuerpo de la joven y también añadieron una dificultad a la hora de dilucidar las circunstancias del fallecimiento.
Los propios vecinos del barrio del Pinet indicaron a LAS PROVINCIAS su perplejidad el día del hallazgo del cadáver. «Con la cantidad de bomberos, brigadistas y paso de aviones y helicópteros, ¿cómo no la vieron», señaló en su día uno de los residentes. Lo cierto es que lo inaccesible del punto en el que fue localizado el cuerpo, casi en el límite con la valla de la AP-7, quizás pudo despistar a los rastreadores.
Un desvanecimiento o resbalón fatal
Es la hipótesis principal del 'caso Bea'. Pero sustentado en los indicios que poseen los investigadores. Del primer examen forense de los huesos hallados en el paraje montañoso junto a Oliva no se apreciaban signos de violencia. Al menos no derivados del uso de alguna arma blanca o de fuego, que suelen causar lesiones en la osamenta más allá de los tejidos blandos. Todo está no obstante pendiente de la culminación de la investigación y del análisisis de dichos tejidos y el informe farmacológico que se pueda realizar
La propia familia de Bea no está de acuerdo con esta conclusión. Ya estudian personarse con un abogado en la causa. «No nos lo creemos, la conocemos y ella no subiría por ahí y menos aún con chanclas, se cansaba enseguida. Queremos que se haga justicia«, señalaron desde el entorno de la joven hace unos días. El 'caso Bea' sigue pendiente de su cierre definitivo.
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