Sanidad inspecciona varias clínicas privadas donde trabajaba el anestesista detenido por la muerte de la niña de Alzira
Los inspectores tratan de averiguar si más pacientes sufrieron complicaciones tras ser sedados por el especialista investigado por un delito de homicidio
La Conselleria de Sanidad sigue realizando pesquisas para esclarecer las circunstancias que rodearon la trágica muerte de una niña de seis años y la grave ... intoxicación de otra menor tras ser sedadas en una clínica dental de Alzira. El foco de la investigación se centra en la praxis del anestesista y la actuación de la odontóloga propietaria del centro médico privado, pero también en la trazabilidad del fármaco utilizado.
Los inspectores del organismo autonómico han inspeccionado en los últimos días varias clínicas donde el especialista ofrecía sus servicios, y siguen recopilando información y documentación que podría ser de interés para la investigación judicial. También han solicitado a los propietarios de estos centros médicos privados que revisen el historial de los pacientes atendidos por el anestesista para detectar posibles complicaciones tras la sedación, similares a las sufridas por las dos niñas afectadas, o quejas sobre el procedimiento que utilizó.
Además de revisar las autorizaciones de las clínicas para constatar que cumplen la normativa sanitaria, los inspectores también recaban información sobre los fármacos sedantes que administraba el médico investigado.
Como ya informó LAS PROVINCIAS, el anestesista confesó que hurtaba viales de midazolam (un medicamento que ralentiza la actividad del cerebro) en el Hospital de Manises, donde estuvo trabajando hasta el pasado mes de octubre, y administraba pequeñas dosis a sus pacientes en clínicas privadas.
Por ello, los inspectores de la Conselleria de Sanidad se apresuraron en recopilar información sobre la trazabilidad de este fármaco y realizaron pesquisas para averiguar si el médico había sedado con midazolam a más pacientes en las clínicas donde trabajaba en Valencia, Sagunto y Paterna.
Con este fármaco de uso hospitalario, que no necesita refrigeración, el especialista anestesió a las dos niñas de seis y cuatro años de edad, la primera fallecida y la otra intoxicada grave. A las menores les administraron otros medicamentos durante el tratamiento en la clínica dental Mireia en Alzira, por lo que los técnicos de Sanidad están investigando también la trazabilidad de estos fármacos.
El Hospital de Manises no tiene todavía un sistema automatizado de dispensación de medicamentos (un armario electrónico que se abre con una clave o huella digital), por lo que la Policía investiga si el anestesista hizo acopio de fármacos sedantes durante el tiempo que trabajó en este hospital de gestión privada hasta 7 de mayo de 2024.
La jueza de Alzira que investiga el caso considera que no existen suficientes indicios racionales, en este momento incipiente de la instrucción, de que la causa definitiva de la muerte de una de las niñas «pueda ser atribuida exclusivamente a una imprudencia profesional grave o menos grave del investigado». Por ello, los inspectores de Sanidad tratan de determinar la calidad, origen y estado de conservación de los fármacos administrados a las dos niñas.
Los análisis realizados en laboratorios farmacológicos y el rastreo de las cadenas de suministro podrían arrojar luz sobre esta cuestiones en los próximos días. Además, el Instituto de Medicina Legal de Valencia todavía no ha recibido los resultados de los análisis toxicológicos de las muestras tomadas a las menores, por lo que los forenses no han podido determinar aún la causa de la muerte.
Según las investigaciones, el anestesista habría actuado con negligencia, presuntamente, cuando sedó a las dos niñas con el fármaco que hurtó del Hospital de Manises. La Policía le atribuye la comisión de los delitos de homicidio, lesiones, hurto, omisión del deber de socorro y contra la salud pública. Ambas menores salieron de la clínica adormecidas, una en carrito y la otra en brazos de su madre, y poco después empezaron a tener graves problemas respiratorios.
Tras ser localizado e informado de los indicios de intoxicación, el especialista habló por teléfono con la madre de una las niñas y le explicó que podía esperar una hora para ver si los síntomas remitían, y si esto no sucedía debía de llevarla a un hospital. Pero felizmente, la intuición maternal prevaleció sobre la indicación médica, y la mujer desoyó el consejo y trasladó a su hija a Hospital de la Ribera.
La rápida actuación de una madre preocupada y los esfuerzos médicos salvaron la vida de la pequeña. La otra menor sufrió una parada cardiorrespiratoria y los sanitarios le practicaron técnicas de soporte vital avanzado durante más de una hora, pero no pudieron salvarla.
Armarios electrónicos para el control de fármacos en hospitales
La Conselleria de Sanidad utiliza sistemas automatizados para el control de medicamentos, principalmente a través de una plataforma que digitaliza y controla la cadena del fármaco, desde la fabricación hasta la dispensación, incluyendo trámites como la gestión de estupefacientes y el suministro. Este sistema mejora la trazabilidad, la seguridad y la eficiencia administrativa para cumplir con la legislación sanitaria. Los sistemas automatizados de dispensación (SAD) son armarios con medidas electrónicas de acceso donde se almacenan medicamentos, y están integrados en la red hospitalaria. Este sistema permite un control más riguroso del inventario y la farmacoterapia del paciente, reduciendo errores y aumentando la seguridad y la eficiencia de los medicamentos. Los armarios automatizados se están implementando de manera progresiva. En el caso del Departamento de Salud de Manises, que pasó a gestión directa de la Conselleria de Sanidad hace un año, está previsto que se instalen en 2026.
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