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Martes, 25 de junio 2019, 20:36
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Rescate espectacular el que se ha vivido en las torres de Serranos, uno de los monumentos más altos de la ciudad. Los bomberos han tenido que emplear una de sus escaleras más largas, una de 42 metros, para rescatar de las terrazas de las torres a una mujer de 48 años herida, al parecer, con una fractura de pierna tras caerse en una de las rampas de las torres. Los servicios de emergencia la han trasladado posteriormente al Hospital General.
Según testigos presenciales, la mujer perdió pie y cayó desde una de las rampas situadas en la parte superior de las torres, con tan mala suerte que se fracturó una pierna. Los bomberos han sido reclamados debido a la imposibilidad de bajar a la herida a través de las escaleras de acceso a la parte superior del baluarte. Efectivos del Cuerpo municipal, especializado en este tipo de rescates, instalaron el vehículo de altura, que ha de emplear unos contrapesos en los laterales para estabilizarse debido a la longitud vertical de la escalera, en la calle Blanquerías, lo que ha dificultado la circulación por la margen derecha del río durante buena parte de la tarde.
Los bomberos subieron a la parte superior de las torres e inmovilizaron a la mujer con ayuda de los servicios sanitarios. Con la pierna derecha protegida por una férula, subieron a la mujer a la plataforma y la bajaron a ras de suelo. Se trata de un rescate atípico dado que las torres de Serranos son, junto a las de Quart, uno de los monumentos más altos de la ciudad: alcanzan los 33 metros. Únicamente el Miguelete, cuya terraza superior está a 51 metros del suelo, supera a estos dos baluartes.
Este tipo de rescates entrañan diversas dificultades para los bomberos, tal como explican desde dentro del cuerpo. Se plantean siempre distintas opciones, desde bajar al accidentado por donde ha subido hasta bajarlo por la fachada del edificio, en una suerte de rápel controlado. Además, en todos estos casos los bomberos han de ejercer «casi de psicólogos», como reconocen, con los propios pacientes, «que en muchas ocasiones están asustados». «El rescatador acompaña en todo momento al accidentado y le relaja, para que no haga movimientos bruscos, aunque nunca puede caer», relatan.
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