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La doble sentencia de Jorge Fernández

La doble sentencia de Jorge Fernández

La culpabilidad del marido de la valenciana asesinada en México anuncia una pena de hasta 50 años de cárcel y cuestiona la confianza que la familia de la víctima había depositado en él declarando a su favor

Arturo Checa

Valencia

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Viernes, 11 de enero 2019, 10:55

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Un marido criminólogo. Una supuesta emboscada de un grupo de pistoleros encapuchados que asaltó a la pareja en la carretera de Ciudad Victoria a Tamaulipas, entre desiertos pedregosos y tras unos idílicos días en familia en la playa. Casi un mes de desaparición culminado por la funesta aparición de unos huesos muy cerca del punto en el que se produjo. Unos restos descompuestos demasiado rápido para el tiempo transcurrido, y que algunos expertos atribuyeron a las elevadas temperaturas de la zona. La ausencia total de más pruebas incriminatorias. La detención del marido por «contradicciones en sus declaraciones», sin mucha más acusación concreta por parte de la Procuraduría mexicana. Un bebé de dos años huérfano, con su madre muerta y su padre en la cárcel. Y una familia, la de la propia víctima, con su madre y su hermana como rostros destacados, declarando incluso a favor del acusado y proclamando a los cuatro vientos su inocencia.

Con todos los elementos de una intrincada historia de intriga, el asesinato de la valenciana Pilar Garrido el año pasado en México ha vivido esta semana la crónica de un drama anunciado.

«La decisión del Tribunal de Enjuiciamiento a la sentencia fue unánime. Y el número de años de condena se determinará el lunes en otra sesión, enfrentando una pena de 40 a 50 años», fue la declaración del portavoz de Seguridad del nororiental estado de Tamaulipas, Luis Alberto Rodríguez. El inicio de la doble sentencia para Jorge Fernández.

La familia de Pilar mantuvieron desde el inicio la inocencia del marido de la valenciana. Cuando aparecieron los restos y el ADN confirmó la identidad de la desaparecida, Rosa, la madre de la fallecida, viajó a México y pasó unos días a la espera de conocer más detalles de la investigación. Luego viajó con su pequeño nieto hasta Massalavés, la localidad natal de Pilar. Allí las esperaba Raquel, la hermana de la valenciana y portavoz habitual de la familia. Ahora se han sumido en el mutismo. Descartan hacer por ahora nuevas declaraciones. Durante esta semana declararon por videoconferencia durante el proceso del tribunal con jurado y describieron un ambiente familiar positivo y sin rastro de malos tratos en el pasado de Pilar y Jorge. Este lunes se conocerá previsiblemente la concreción de los años de condena que recibe el acusado, a la espera también del recurso que ya anunció el abogado del criminólogo.

El relato de la Fiscalía, confirmado ahora por los jueces, sostiene que Fernández mató a Garrido el 2 de julio de 2017, cuando la familia regresaba a casa tras su visita a la playa. Dejó su cuerpo en una zona de matorrales junto a la carretera y se marchó en el coche con su pequeño de dos años. Regresó a Victoria, y allí orquestó su montaje: sacó a escena a un grupo de delincuentes que les habrían encañonado en la carretera y habrían secuestrado a Pilar, como sostiene la Fiscalía. Incluso hizo el retrato robot de uno de los supuestos sospechosos. Dos meses después era detenido. La acusación sostiene que hay pruebas periciales de síntomas de «asfixia y estrangulación» como causa de la muerte. Ni rastro del móvil del crimen.

El propio sentenciado, en entrevista con Efe el pasado agosto, defendió su inocencia. Ferviente devoto desde que entró en prisión en agosto de 2017, dejó en la «voluntad» de Dios su propio destino y su «sed de justicia». «Fue un fallo muy desafortunado, con sentencia condenatoria», explicó el abogado defensor Jesús Eduardo Govea, quien recurrirá el fallo.

La historia de amor de Pilar y Jorge se gestó en Barcelona, donde ambos coincidieron en la universidad. La valenciana cursaba allí la carrera de periodismo, aunque no ejercía la profesión. Fernández se ganaba la vida como criminólogo. Bien relacionado con la Fuerzas de Seguridad, incluso había dado clases en la escuela de la policía estatal de México.

Hoy, a ambos lados del Atlántico, las dos familias, la de Pilar y la de Jorge, siguen desoladas, seguras de que algo falla en toda esta historia. El asesinato hace unos días de un juez y un fiscal que estuvieron inmersos en el caso no ha hecho sino añadir más sombras a la historia. Los padres del condenado, que acudieron a la sesiones del juicio, cargan con dureza contra la «corrupción» que existe en México. Jorge Fernández padre fue durísimo: «Esto es un circo romano horrible. Incluso el juez relator al leer la sentencia incluyó sólo las pruebas de los fiscales e incluso aportó más. Es un mugrero, está podrido. Quieren tapar el sol con un dedo, y quedar bien con el reino de España, cerrando el caso de un carpetazo«.

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