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J.V. Muñoz-Lacuna
Toledo
Viernes, 21 de diciembre 2018, 14:02
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La Policía Nacional ha arrestado a 28 personas que formaban parte de seis grupos criminales especializados en los viejos timos del tocomocho y la estampita. Los detenidos, algunos de los cuales pertenecen a la tercera generación de clanes familiares dedicados a estos timos, residían en su mayoría en las localidades toledanas de Fuensalida, Casarrubios del Monte, Las Ventas de Retamosa y Santa Olalla, y se desplazaban a diario a Madrid en busca de víctimas.
Éstas solían ser octogenarias y, según cálculos de los agentes encargados de la investigación, la cuantía total de las cerca de 50 estafas cometidas ronda los 200.000 euros. La operación se puso en marcha hacia el final de la primavera pasada a raíz de detectarse numerosos timos del tocomocho y la estampita. La Policía descubrió enseguida que estos hechos eran cometidos por seis grupos organizados y sin relación entre sí que se dedicaban a la misma actividad delictiva y que elegían a víctimas de más de 80 años.
Para evitar ser detectados por las fuerzas de seguridad y no levantar sospechas utilizaban disfraces, elegían lugares sin cámaras de seguridad y actuaban en pequeños grupos de no más de tres personas. En cada uno de sus golpes lograban obtener un botín de entre 3.000 y 5.000 euros además de joyas. En el momento de la detención de estas 28 personas, algunas de ellas se emplearon con violencia hacia los agentes a quienes, incluso, trataron de atropellar.
Ante la reaparición de estos viejos timos y el sorteo de la Lotería de Navidad de este año, la Policía Nacional ha difundido un comunicado en el que recuerda que el tocomocho consiste en una estafa en la que se enseñan a la víctima boletos de lotería supuestamente premiados que el timador no puede cobrar por diversas causas. La víctima acaba entregando al delincuente una cantidad económica muy inferior al valor del supuesto premio pero después descubre que los boletos no valen ni un céntimo.
En cuanto a la estampita, a la víctima se le muestran billetes de curso legal haciéndole creer el timador -actúa como discapacitado psíquico- que dispone de más dinero que quiere regalar porque para él son simples cromos o estampas. Cuando la víctima le entrega una cantidad económica inferior a la que supuestamente va a recibir descubre que los billetes no son tales sino simples papeles.
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