Condenada por una muerte al conducir ebria, drogada y ser novel

Juan Aliaga aguarda nervioso el comienzo del juicio. Hace tres años y medio perdió a su mujer en un accidente de tráfico en el que él resultó gravemente herido. Enseña las pastillas a las que parece condenado para salir de la depresión. «El tiempo no lo cura todo, no. Eso es mentira», lamenta antes de ir a tomar un café. La vista se retrasa una hora.

Ana Sanjuán, la conductora que causó el siniestro, circulaba bajo los efectos del alcohol, la cocaína y con un antebrazo inmovilizado por la rotura de un dedo. Por si todo lo anterior no fuera suficiente, acababa de sacarse el carné. La joven se sentó en el banquillo de los acusados y reconoció los hechos. Será condenada a tres años y tres meses de cárcel. La vista se celebró únicamente para reclamar una indemnización por las lesiones que arrastra el viudo. «Dolores en el cuello, brazo, costillas... Pero lo peor es la parte psicológica», insistió a la magistrada.

El siniestro se produjo en la carretera que une Alzira y Corbera. La joven perdió el control del automóvil y chocó contra el cuadriciclo de las víctimas. Eran las nueve de la mañana y había estado toda la noche de fiesta.