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JAVIER MARTÍNEZ
Sábado, 15 de noviembre 2014, 23:23
Los siete meses de investigaciones policiales y la colaboración de dos detectives privados, que se infiltraron en la distribuidora de medicamentos, posibilitó la identificación de todos los miembros de la red delictiva que sustrajo un millón de euros en productos farmacéuticos en un almacén de Aldaia. La brillante operación de la Policía Nacional se saldó con una veintena de detenidos, entre los que hay ocho empleados de la empresa, seis repartidores, un farmacéutico y un extrabajador. Este último hombre, un jubilado de 75 años de edad, está considerado como uno de los cabecillas de la trama.
Tras la denuncia que presentó hace ahora siete meses la mercantil afectada, la policía colocó cámaras y micrófonos ocultos en el almacén y la zona de taquillas para identificar a los empleados que sustraían cremas, pañales, dentífricos, geles, leches infantiles y antigripales, entre otros artículos y fármacos que no necesitan recetas. La investigación de la Policía Nacional, por tanto, se realizó a petición de la propia empresa, cuya dirección fue informada de las pesquisas policiales.
Un grupo de policías de paisano y los dos detectives infiltrados vigilaron a los trabajadores, tanto en los dos turnos de día como en el de la noche, hasta que descubrieron cómo burlaban las medidas de seguridad del almacén. Las grabaciones con cámaras de video y micrófonos ocultos fueron autorizadas por el juez, según informaron fuentes de la investigación.
En la causa abierta por los supuestos delitos de hurto y organización criminal no se ha podido demostrar la venta de fármacos al extranjero, aunque la policía continúa las investigaciones. Entre los medicamentos que sustrajo la red había antidepresivos que se venden de forma ilegal en otros países. Sin embargo, la mayor parte de los productos farmacéuticos que hurtaba el grupo de trabajadores eran distribuidos con la colaboración de una farmacia, cuyo dueño se encuentra entre los detenidos.
La Policía Nacional realizó nueve registros en los domicilios de los arrestados, donde recuperaron 15.000 de los 100.000 artículos hurtados. Entre las personas detenidas se encuentran cinco miembros de una misma familia -un matrimonio y sus tres hijas-, un triatleta y el delegado de un club de fútbol de l'Horta Nord. Diez de los presuntos miembros de la red pasaron el viernes a disposición del titular del juzgado de instrucción número 2 de Torrent, aunque se acogieron a su derecho de no declarar. El juez acordó la libertad provisional para todos ellos, aunque con la obligación de una comparecencia periódica en el juzgado.
La policía descubrió que los cabecillas de la trama pagaban unos 600 euros al mes a varias empleadas para que sacaran productos del almacén y los dejaran en un punto determinado. Allí, otra mujer introducía en cajas el material hurtado, y su novio, habitualmente desde la recepción, distribuía los artículos a los compradores y la farmacia. Del reparto de la mercancía se encargaban la hermana y el padre de la primera mujer con dos furgonetas. Todo ellos fueron detenidos.
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