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El impacto de bala en la puerta de cristal del estanco. :: toni blasco
«¡Soy el estanquero! No me dispares»

«¡Soy el estanquero! No me dispares»

La víctima del atraco de Xirivella asegura que temió por su vida

J. MARTÍNEZ/T. BLASCO

Viernes, 14 de noviembre 2014, 00:20

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El comerciante que frustró un atraco en Xirivella afirmó ayer que temió por su vida cuando el policía local le encañonó por una confusión en pleno forcejeo con el delincuente. «¡Soy el estanquero! No me dispares», gritó David mientras levantaba las manos con actitud sumisa. La víctima empuñaba la pistola que acababa de arrebatar a altracador, y el agente le ordenó que tirara el arma. «Voy a dejarla muy despacio», dijo para que el agente se tranquilizara. Y eso es precisamente lo que hizo. El comerciante colocó la pistola en el mostrador y volvió a levantar las manos, pero el ladrón aprovechó el desconcierto, recuperó el arma y comenzó a disparar.

Los momentos de peligro y tensión que vivió David durante el atraco frustrado en su establecimiento fueron indescriptibles. Como ya informó ayer LAS PROVINCIAS, los violentos hechos ocurrieron sobre las 20 horas del miércoles en un estanco de la calle Sant Antoni en Xirivella. El atracador irrumpió en el comercio con una pistola Astra 400 y apuntó al comerciante para que le diera todo el dinero de la caja registradora. La víctima no ofreció resistencia en ese momento, pero entró una cliente y el delincuente dejó la pistola en un estante del mostrador para que la mujer no viera el arma.

David cogió entonces el arma con un rápido movimiento de su mano, forcejeó con el ladrón y le golpeó con la culata. Mientras tanto, la clienta pidió auxilio y se refugió en un horno. Desde este establecimiento llamaron a la policía, aunque el estanquero ya había apretado el botón de la alarma.

El agente de la Policía Local llegó en pocos segundos con su moto y sorprendió a David con la pistola en la mano, y fue entonces cuando confundió al comerciante con el atracador y se rozó la tragedia. «El policía estaba muy nervioso cuando me encañonó. Yo creía que iba a dispararme», recuerda el estanquero, que se encuentra muy afectado por lo ocurrido. «Necesito olvidarme ya del asunto», añadió. Tras el revuelo que causó en Xirivella su enfrentamiento con el delincuente y el posterior tiroteo, David restó importancia a su valiente acción. «No soy Batman», dijo escuetamente antes de terminar la conversación.

Uno de los disparos que realizó el atracador impactó contra la puerta del establecimiento. «¡Ahora te vas a enterar!», gritó el ladrón mientras apretaba el gatillo. El policía local se parapetó entonces detrás de un coche, y el estanquero se refugió en la panadería. Instantes después, el delincuente salió del estanco, volvió a disparar y huyó por la calle San Miguel.

El policía y otro compañero realizaron varios disparos al aire y siguieron al individuo. A la persecución se unió también un policía nacional que se encontraba fuera de servicio, aunque no llevaba su pistola. Mientras tanto, en la panadería ya se habían refugiado una decena de vecinos. Una menor lloraba tras oír más disparos. Estaba muy asustada.

Durante algunos momentos de la huida, el delincuente se giró y abrió fuego contra los agentes, que repelieron la agresión. La Policía Nacional recogió después hasta 12 casquillos en el lugar de los hechos, un cargador y una bolsa con munición que el atracador llevaba en un bolsillo. Tras verse rodeado en el cruce de las calles San Miguel y Parreta, el delincuente dejó el arma en el suelo y fue reducido e inmovilizado por los agentes. Segundos antes, gritó a un policía: «¡Mátame!».

El individuo, que fue asistido por un equipo médico del SAMU, resultó herido en una mano, concretamente se hizo un corte en la muñeca cuando cargó su pistola. Los sanitarios trasladaron al atracador al Hospital General, donde recibió atención médica y le dieron el alta a la una de la madrugada. Posteriormente acabó con sus huesos en un calabozo y hoy está previsto que pase a disposición judicial.

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