Cómo regular el cortisol con la alimentación
Comer ciertos alimentos ayuda a controlar los picos de esta hormona, que puede dejar consecuencias muy negativas en el organismo
Estar todo el día cansado, con ansiedad y con inflamación no es normal, a pesar de que hayamos normalizado vivir bajo estrés constante y con un ritmo frenético que nos obliga a estar todo el día de aquí para allá. Esto hace que nuestros niveles de cortisol se disparen y deja consecuencias negativas para la salud física y mental, especialmente si se sufre de forma crónica o durante mucho tiempo.
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Las consecuencias de tener la hormona del cortisol elevada para el organismo se dejan notar en múltiples síntomas, desde aumento de peso a la aparición de diabetes tipo 2, problemas de memoria y concentración, dificultad para dormir y descansar, depresión, ansiedad, hipertensión y una bajada notable de las defensas.
Cuando los efectos negativos del cortisol se extienden de forma prolongada, el cuerpo entra en una especie de estado de alerta constante, que afecta negativamente a la salud, dañando múltiples funciones del organismo. Por ello es importante diferenciar cuándo se está en un pico normal de estrés y cuándo estamos por encima de nuestra capacidad de respuesta, para poder frenar los picos de cortisol y sus consecuencias.
Una buena forma de controlar los picos de cortisol es mediante la alimentación, optando por ingredientes que ayuden a controlar los niveles de esta hormona en el organismo y tener más energía.
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El microhábito que ayuda a bajar el cortisol
Para ello, la clave está en cómo empiezas el día. Tomar un desayuno con una buena cantidad de proteína y grasas saludables no solo te mantendrá saciado, evitará los picos de glucosa que llevan a un aumento de los niveles de cortisol. Esto, además de controlar los antojos durante el día y evitar que caigas en un bucle de subidas y bajadas de azúcar, ayuda a evitar la inflamación. Una buena forma de ponerlo en práctica es con huevos revueltos y aguacate o jamón, un yogurt natural con frutos secos o una tostada con aguacate y salmón.
Tampoco hay que dejar de lado los micronutrientes, especialmente la omega 3 y el magnesio, así como la vitamina C y D, fundamentales para el buen funcionamiento del organismo y la regulación del sistema nervioso. Incluirlas en la dieta será bueno para mantener la relajación y reducir la inflamación que produce el cortisol, por lo que puedes incorporarlas tomando frutos secos, semillas y verduras.
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Y además de una buena alimentación, no hay que olvidar el papel que el descanso y el deporte tienen para mantener el cortisol a raya. Además de dormir ocho horas diarias, hacer deporte a diario o de forma regular te ayudará a controlar el estrés, y modalidades como yoga o pilates son especialmente beneficiosas para relajarte.
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