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Platos servidos para una cena navideña en un hogar británico. Archivo
Comer sano en Navidad también es posible

Comer sano en Navidad también es posible

«Se puede comer sano, hay muchos platos ricos y sanos a base pescado, verduras y fruta», recuerda el experto Ferran Togneta

María Montaña

Lunes, 31 de diciembre 2018, 18:35

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Todo comienza con las cenas de empresa en diciembre. Los estómagos se llenan, los horarios se alteran y el cuerpo tiene que acostumbrarse a una nueva rutina que se prorroga con reuniones de amigos, reencuentros familiares y los casi inevitables banquetes de Nochebuena, Navidad, Fin de Año, Reyes Magos, etc. Si no se tiene ojo, el comensal puede dejarse llevar a un estado que puede alterar la salud.

«Hay que ser sincero, pedirle a alguien que no coma los dulces u otros alimentos hipercalóricos que suelen haber en una mesa navideña, es como pedirle a tu hijo de cinco años que no se suba a la bicicleta que le acaban de regalar los Reyes Magos», escribe en su blog Yolanda Fleta, licenciada en sociología por la Universidad de Barcelona, especializada en sociología de la alimentación. «¿Cuántas veces hemos pensado: 'Hoy no desayuno que como en casa de los abuelos'? Este hecho hará que lleguemos con más hambre y apetito, arrasando con todo lo que haya en la mesa», avisa Julia Farré, nutricionista graduada por la Facultad de Ciencias de la Salud Blanquerna

Los mariscos (ricos en ácido úrico), los mantecados y carnes grasas (ricos en grasas) pueden provocar acidez, flatulencias, abdomen hinchado o pesadez de estómago. El surtido de turrones, polvorones, bombones y las bebidas azucaradas aumentará los efectos negativos del consumo elevado de azúcares. Los efectos del alcohol son de sobra conocidos. Por todo ello, los expertos suelen recomendar moderación y límites, especialmente entre los grupos de riesgo. Por contra, existe una tradición colateral que puede ayudar. Las comidas suelen acompañarse por largas charlas que ralentizan el ritmo de ingesta, lo que sería idóneo si los comensales masticaran con más tiempo y tranquilidad para ayudar a la digestión y asimilación de los alimentos.

Pero existe otro problema con la elección de los menús tradicionales. ¿Se puede comer sano en estas fechas? «También es posible. Todo es cuestión de saber planificarse y elegir bien, pues hay muchos platos ricos y sanos a base pescado, verduras y fruta; o de cocinado más ligeros como asados», asegura el doctor Ferran Tognetta, responsable de comunicación en la Dirección General de Salud de DKV Seguros. Hay algunos pequeños trucos que pueden servir como guía. «Podemos intentar sustituir los típicos canapés de embutidos, quesos y patés por brochetas de alimentos variados, ensaladas de frutas, mejillones o incluso cremas de verduras o sopas; mientras que, con los platos principales, podemos optar por carnes más magras como pollo o pavo, así como por pescados cocinados al horno con guarnición de verduras», recomienda el doctor Tognetta.

«Picar desde el centro de la mesa implica comer por encima de tu apetito. Es mejor que te sirvas en un plato lo que vas a comer que ir picando desde el centro de la mesa, esto te ayudará a tomar conciencia», señala en su blog Julia Farré y añade otro truco: «Si tú organizas alguna comida de Navidad, puedes escoger aperitivos saludables y sorprende así a tus familiares con un surtido diferente, delicioso y nutricionalmente óptimo».

El último recuerdo de los expertos es para no perder la costumbre del ejercicio, una práctica que evitará que las calorías navideñas acumulen en el organismo en forma de grasa. «Un paseo diario debe ser una obligación para quemar los excesos cometidos, aunque también es importante saber que hacer ejercicio nada más levantarnos nos ayudará a reducir nuestro apetito el resto del día», insiste el doctor Tognetta. «Se puede quedar con los amigos, por ejemplo, para hacer actividades físicas», recomienda el nutricionista Aitor Sánchez, antes de avisar que tampoco hay que forzar los milagros: «Practicar ejercicio es saludable, pero pero no podemos pensar que sirve para compensar una comida copiosa».

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