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Una sanitaria realiza una prueba PCR en Asturias. Efe
La dificultad para encontrar casos y hacer tests masivos condenó a España

La dificultad para encontrar casos y hacer tests masivos condenó a España

Un informe de 'The Lancet' que compara la situación de nueve países señala las debilidades del sistema sanitario español para afrontar la desescalada

Álvaro Soto

Madrid

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Jueves, 24 de septiembre 2020

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Ochenta y dos países en todo el mundo han decretado algún tipo de confinamiento, total o parcial, desde que comenzó la pandemia del coronavirus, pero la efectividad de una restricción tan drástica ha sido muy dispar, básicamente, porque debía ser complementada con otras medidas que no todos los Gobiernos han llevado a cabo. Y entre los que menos han acertado está España, según un estudio que compara la situación de nueve países de diferentes zonas del mundo y que ayer publicó la revista científica 'The Lancet'.

Expertos de la región china de Hong Kong, Japón, Corea del Sur, Singapur, Nueva Zelanda, Alemania, Noruega, Reino Unido y España han elaborado un documento que subraya la necesidad de que los países cuenten con estrategias precisas para salir del confinamiento. Conocimiento de la situación real de la infección y del número de contagiados, compromiso de la comunidad con las medidas de seguridad, capacidad del sistema de salud o control de las fronteras para evitar los casos importados son algunas de ellas.

Los países asiáticos, que afrontaron el golpe del coronavirus en el primer momento, Nueva Zelanda, Noruega y Alemania supieron sobreponerse con unas hojas de ruta bastante parecidas: una capacidad para realizar un gran número de PCR desde el principio, sistemas de rastreo hipertecnológicos que encontraban con rapidez a los sospechosos y los sometían a cuarentena para impedir que siguieran contagiando (sobre todo, en el caso de las naciones asiáticas), aumento de la capacidad hospitalaria y detección en las fronteras de los casos sospechosos.

Dificultades

Pero no todos los países actuaron de una manera tan efectiva. Reino Unido y España «tuvieron dificultades para implantar sistemas efectivos de encontrar casos, realizar test, rastrear, aislar a los contagiados y fortalecer sus sistemas de salud», señala el estudio, en el que han participado Alberto García-Basteiro y Helena Legido-Quigley, precisamente los dos científicos españoles que, apoyados por otros 18 de primer nivel, han firmado conjuntamente dos cartas en 'The Lancet' (la última, esta misma semana) reclamando una auditoria en profundidad sobre la gestión de la pandemia en España.

El documento también valora los efectos de invertir en salud pública a largo plazo, un aspecto en el que, de nuevo, no destaca España. Así, los investigadores destacan que Alemania, con 34 camas en UCI por cada 100.000 habitantes antes de la pandemia, evitó el colapso de sus hospitales en el pico de marzo y abril, algo que no ocurrió en España, que contaba con sólo 9,7 camas y vio cómo sus unidades de cuidados intensivos se saturaban. De hecho, el estudio constata que salvo Alemania, todos los países tuvieron que implantar el triaje (seleccionar a los pacientes con más posibilidades de supervivencia), y que algunos lo hicieron de forma «no oficial».

Tampoco sale bien parada España en la comparativa sobre la situación de los sanitarios. El informe expone que representan el 10% del total de los contagiados en el país, una cifra que no se alcanza en ningún otro lugar, y esto ha sido debido a la falta de material de protección. Y en contraste con Asia, asevera el documento, la Unión Europea y especialmente España, han sido demasiado laxas en el control de fronteras. Los científicos creen que la cuarentena para los viajeros de otros países, una medida que el Gobierno se negó a implantar para evitar la huida de los turistas, habría ayudado a reducir el número de casos importados.

Para los autores del documento, la situación de España, que padece la peor segunda ola de la Unión Europea, es un «potente recordatorio» de cómo el virus puede resurgir cuando no se toman «amplias restricciones» y cuando los países no se ponen «en el peor de los escenarios». Los científicos argumentan que las políticas de austeridad de hace una década dejaron tocados a los sistemas de salud y exponen que quien no quiera verse arrastrado de nuevo por la covid-19 debe «mejorar sus controles epidemiológicos, establecer planes claros y definir las fases de desescalada y las medidas».

Estos países tampoco pueden relajar las medidas si no tienen la posibilidad de monitorizar todos los casos, deben concienciar a la población del uso de la mascarilla y sobre todo, «establecer planes para encontrar a los positivos, hacer tests a gran escala, aislar los casos y fortalecer el sistema sanitario».

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