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Domingo, 8 de septiembre 2019, 20:13
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Tras un baño relajado o una ducha más larga de los normal, incluso al salir de la piscina, es normal que los dedos, tanto de la mano como del pie, muestren el aspecto de arrugados. Al cabo de un rato, como si fuera por arte de magia, vuelven a su estado habitual. A esta situación habitual sólo le falta añadir que los dedos son la única parte del cuerpo humano en la que se da esta situación. Como todo, tiene explicación.
Atendiendo a la explicación de los investigadores, todo este fenómeno que asombra a los más pequeños de la casa, la respuesta hay que buscarla debajo de nuestra piel. Al estar mucho tiempo en contacto con el agua, los glóbulos de la sangre, que están situados debajo de la piel, se encogen y los dedos se arrugan, según apuntan desde National Geographic
Pero existen varias teorías o explicaciones, dado que en 2001 el neurobiólogo Mark Changizi expuso que esta situación se da a modo de «drenaje« de la piel para crear surcos que favorezcan a la eliminación del agua de la piel. Es decir, que es una reacción para 'quitar' el agua de la superficie del cuerpo humano.
Sea respuesta interna o externa del cuerpo, lo cierto es que esta reacción se da de forma más rápida al estar en contacto con agua dulce que con agua salada, mientras que se origina a partir de cinco minutos de hundimiento.
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