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El 'Nuevo San Juan' estuvo tres días amarrado en el puerto de Burela (Lugo) a la espera de un patrón. :: pepa losadala voz de galicia /
A la pesca del patrón

A la pesca del patrón

El sector pesquero no encuentra suficientes marinos dispuestos a coger el timón y hacerse a la mar. Un trabajo duro pero bien remunerado. «Pocos jóvenes tienen vocación», lamentan los gestores de una actividad que mantiene a España a la cabeza de Europa

IRMA CUESTA

Jueves, 1 de enero 1970

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Hace solo unos días, cuando uno de los patrones llamó al armador para decirle que no podría embarcarse hacia los caladeros de Gran Sol en el 'Nuevo San Juan', un palangrero de 30 metros con base en Burela (Lugo), el mundo se les vino encima. ¿Cómo serían capaces de encontrar un sustituto en solo unas horas, en un país en el que apenas hay profesionales titulados dispuestos a hacerse a la mar? Treinta llamadas después, sólo dos candidatos estaban dispuestos a hacer el trabajo: un jubilado de Huelva y un chaval de Ferrol sin apenas experiencia. «Al final el chico fue la solución. Estaba cerca y no podíamos esperar. De esta forma, el parón se limitó a tres días. Barco amarrado, empresa al carajo, esa es la realidad». Sergio López, gerente de la organización de productores pesqueros de Lugo, asegura que hace ya demasiado tiempo que se las ven negras para encontrar patrones; que no hay gente dispuesta a trabajar en esto, y que, de no encontrar una solución al problema, el sector deberá enfrentarse a una de las situaciones más difíciles de su ya complicada historia.

La realidad es que desde la Confederación Española de Pesca (Cepesca) llevan años analizando el problema con la Administración y poniendo sobre la mesa del ministro de turno un asunto que, según su presidente, Javier Garat, viene de lejos. «No solo sufrimos por la falta de patrones, también de marinería, y son los barcos de altura y gran altura los que más problemas encuentran. Es un hecho que no hay muchos españoles con ganas de trabajar en la pesquería. Hay flotas en las que ya el 50% de los marineros son inmigrantes».

Bajo el paraguas de Cepesca se cobija el 95% de la flota de altura, un porcentaje elevado de la flota de bajura de mediano porte y un 64% del volumen total del tonelaje de arqueo. En opinión del hombre que preside esta organización , debería combatirse el problema de dos maneras. La primera, echando el resto hasta conseguir que el sector pesquero recupere atractivo. «Tenemos que lograr que cale el mensaje de que, aunque es cierto que es duro trabajar en el mar, también es gratificante, está bien pagado y tiene sus ventajas. Sería una forma de animar a algunos de los profesionales que salen de las escuelas con el título de patrón». La segunda, según Garat, sería flexibilizar los sistemas de formación para facilitar la promoción a quienes ya están dentro del sector. Una idea similar a la que defiende Luis Francisco Marín, gerente de la organización de productores de pesca de altura de Ondarroa (Vizcaya), que lleva años reclamando medidas que ayuden a paliar los quebraderos de cabeza que provoca la falta de cuadros: patrones y personal de máquinas. Años en los que han visto cómo la ausencia de relevo generacional ha dejado al sector al borde del desastre. «Imagine la gravedad del asunto cuando, a pesar de que la flota se ha reducido de manera alarmante en estos últimos años, no hay suficientes patrones para llevar nuestros barcos. La gente va a las escuelas y sale bien preparada, pero la mayoría encuentra trabajo en tierra, ni se plantea ir a la mar. Y eso que un patrón puede llegar a ganar entre cinco mil y seis euros. Además, hoy en día, aunque estés lejos de casa, puedes comunicarte a diario con tu familia, tienes largos periodos de descanso y la jubilación llega pronto», cuenta. Este marino vizcaíno confiesa que, aunque en Ondarroa aún no se ha dado ningún caso como el del 'Nuevo San Juan', andan pidiendo favores a patrones jubilados cada vez que se ven en una situación similar. «Los barcos de altura, todos, deben llevar dos patrones, de pesca y de costa, y cuando la cosa se pone seria, antes que dejar el barco en el puerto, al armador no le queda más remedio que llamar a la puerta de algún patrón jubilado para que le haga el favor».

Kiko, como se conoce a Marín en el sector, lamenta que en el País Vasco apenas quedan patrones locales y que, desde hace ya demasiado tiempo, tienen que buscarlos fuera. «Primero pasó con los marineros. Cuando no quedamos sin tripulaciones de aquí empezaron a llegar de Galicia, luego de Portugal y ahora son senegaleses. Con los patrones ahora sucede como en el fútbol, hay que ir haciendo fichajes. Y eso que aquí llegamos a tener 100 embarcaciones de altura y ahora solo quedan 25».

El asunto, según afirman también desde Galicia, es que la Administración no es consciente del problema que tiene entre manos ni de lo urgente que es resolverlo cuanto antes. Desde Burela, Sergio López se apoya en lo que le ha ocurrido al 'Nuevo San Juan' para denunciar que la normativa que actualmente regula en España el tema de las tripulaciones mínimas y las titulaciones «es mucho más exigente que en otros países europeos». La solución, dice, pasaría por adaptar la formación a la realidad de las flotas, impulsar la formación de adultos y homologar la experiencia profesional. Eso, e instar al Ejecutivo a unificar el nivel de titulaciones y tripulaciones mínimas entre los diferentes países de la UE. «No es serio que un pescador británico tenga que cumplir menos requisitos que nosotros».

Una buena campaña

Indalecio Estrada, director del Centro de Formación Profesional Náutico-Pesquero de Gijón, cree que si tanto los que necesitan a este tipo de titulados como los centros que se dedican a formarlos hicieran un esfuerzo, lograrían resucitar las ganas de trabajar en la pesca. Él aboga por hacerlo a través de una suerte de campaña publicitaria que consiguiera 'vender' lo bueno de la profesión. Una formación que se ajuste a las exigencias normativas, pero también al mercado, haría el resto. «Habría que conseguir que las nuevas generaciones quieran trabajar en ese ámbito, pero es un hecho que persiste la imagen del trabajo duro, sacrificado y no demasiado bien retribuido, y que el porcentaje que pasa por la escuela, que se forma y decide dedicarse a la pesca, es muy reducido. En realidad son solo los que tienen vocación, y eso suele venir de una tradición familiar», afirma Estada. Los requisitos para conseguir el título de patrón de altura incluyen tener un grado superior de Formación Profesional en alguna rama de la familia náutico-pesquera y estar embarcado durante un periodo de entre uno dos años.

Lo que nadie discute es que, aunque nunca ha habido más alumnos en las escuelas (solo en Galicia la matriculación ha subido un 33% desde 2012), los puentes y las máquinas de los barcos no encuentran candidatos dispuestos a tomar el mando. Cepesca habla de un desajuste entre la realidad empresarial y la académica y propone que el estudiante pueda cursar sus estudios por libre e, incluso, que se abran aulas virtuales en los centros de formación. Pero la idea ha caído como una losa en la asociación de titulados náutico-pesqueros, que consideran que algo así generaría una legión de profesionales 'low-cost' que, a la larga, no traería nada bueno para el sector.

Aún así, nadie cuestiona que deberían darse más facilidades a quienes están dispuestos a compatibilizar trabajo y estudio, y que, si queremos seguir pescando, habrá que buscar la manera de que alguien lleve nuestros barcos.

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