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Niños con llave

Más de medio millón de menores marchan y regresan solos al colegio, según una oenegé

Europa Press

Miércoles, 7 de noviembre 2018

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Unos 200 menores participan en las orquestas y los coros que Acción Social por la Música impulsa en Madrid y Zaragoza a través de su proyecto para luchar por la inclusión social. La mayoría de sus alumnos forman parte de los 580.000 'niños de la llave' que, según la oenegé Educo, van y vuelven todos los días solos del colegio porque nadie puede ocuparse de ellos.

Como da a entender la denominación 'niño de la llave', estos menores se pasan prácticamente todo el día en soledad por la ausencia de unos padres que están trabajando. Así le sucede a Juan David, que se levanta solo, se ducha, se viste y se toma el desayuno que su madre le ha dejado preparado antes de irse a trabajar. Tiene 10 años y su propia llave de casa porque nadie le acompaña al colegio ni le esperan para darle la merienda.

«Llego a casa, abro la cerradura, me siento a hacer los deberes y si tengo alguna duda llamo a una amiga para que me ayude a resolverla porque mi madre no vuelve de trabajo hasta las 23:45», ha relatado a Europa Press durante un receso de los ensayos que llevan a cabo en el C. E. I. P. Jaime Vera.

Algo similar le ocurre a Milvelis, de 9 años. «Cuando llego a casa subo y abro arriba, hago los deberes y mi prima me los corrige cuando llega del trabajo», explica la pequeña, que tarda quince minutos en recorrer el trayecto que separa su hogar del centro escolar. «Voy y vuelvo sola todos los días del colegio», enfatiza.

Con 14 años, Alex ya lleva tiempo realizando esta rutina en soledad y asegura que no le da ningún miedo. «Al salir del colegio voy a casa a comer y me voy al parque con mis amigos», asegura.

La directora de Educo España, Macarena Céspedes, ha explicado a Europa Press que la causa principal de que estos menores no estén acompañados es la imposibilidad de conciliar la vida laboral y la personal por parte de sus familiares. En la mayoría de casos se trata, además, de familias monoparentales. «La precariedad laboral hace que estas personas tengan más de un trabajo y eso les impide pasar tiempo con sus hijos», afirma.

Debido a la ausencia de un adulto, nadie pone trabas a estos menores para de entrar y salir de casa cuando quieran y esto les expone, según Céspedes, a entornos perjudiciales. «No tiene por qué pasar nada, pero se acercan sin protección a personas que pueden facilitarles el acceso a alcohol, drogas y tabaco desde edades muy tempranas», advierte.

Aislamiento

Según datos de Educo, el 16% de las familias monoparentales comparte casa con familiares, amigos o desconocidos. Es el caso de Milvelis, que vive con su hermano, sus dos tías, su madre y su prima, y el de Álex, que comparte casa con «casi toda su familia».

Muchos de ellos pasan la tarde en su cuarto con el teléfono, la tablet o la televisión, «no hacen los deberes, comen o no lo que les hayan dejado sus padres y, en definitiva, se van aislando del mundo exterior», según relata Macarena Céspedes, que se refiere a la escasez de relaciones y de comunicación a la que se exponen estos menores como el gran problema al que se enfrentan.

El jefe de Estudios del C. E. I. P., Jaime Vera, Ángel Rodríguez asegura que los menores, entre los 6 y los 14 años, no tienen capacidad para «ser conscientes» de que deben cumplir con sus responsabilidades si no hay alguien que «esté un poco detrás de ellos». Por eso, según explica, muchos de estos niños carecen de constancia en el estudio y no hacen los deberes.

La música contra la exclusión social

Juan David, Álex y Milvelis son tres de los menores que integran integran las orquestas y los coros de Acción Social por la Música. «Los niños dan un cambio inmenso desde el primer día que llegan, notamos que tienen un comportamiento más sereno y que nace en ellos una sensación de pertenencia», explica, en declaraciones a Europa Press, la fundadora de Acción Social por la Música, María Guerrero.

Guerrero asegura que Álex es el ejemplo de esa evolución pues, según cuenta el menor, empezó a tocar el violín por aburrimiento y ahora da clases particulares a niños pequeños y se va a presentar a las pruebas para acceder al conservatorio.

Además, la fundadora destaca la importancia de dar a estos niños la oportunidad de conocer una realidad diferente y de «enseñarles la constancia que requiere aprender a tocar un instrumento para aplicarla a todos los aspectos de su vida».

La música significa algo diferente para cada uno de ellos. Para Álex es tranquilidad, para Juan David una fuente de alegría y para Milvelis la esperanza de poder «hacerse rica» y traer a su familia a España «para que no tengan que volver a pasar hambre».

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