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Christian Moullec vuela con su ultraligero incrustado en la banda de gansos. 'Voler avec les oiseaux'
Vuelos turísticos con una bandada de gansos

volar con gansos

Un francés enseña a estas aves a seguir una nueva ruta migratoria. Ahora vuela entre las anátidas con los turistas

Fernando Miñana

Lunes, 14 de mayo 2018, 20:18

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A Christian Moullec se le conoce como 'Birdman' porque de marzo a octubre se dedica a llevar a los turistas en un vuelo inolvidable rodeado de gansos. Despega con su ultraligero biplaza y sobrevuela el departamento de Cantal, en la región francesa de Auvernia, en el Macizo Central, incrustado en una bandada. El cliente, que ha pagado unos 600 euros, se sienta delante y contempla estas anátidas aleteando a su lado. Si estira un poco la mano hasta puede acariciarlas. «Es una experiencia espiritual abrumadora», asegura Moullec. Y los vídeos de esos vuelos arrasan en internet.

Pero esto no es lo más impresionante. Detrás de esta experiencia hay una historia de compromiso medioambiental. Porque Christian Moullec enseñó a los gansos a volar junto a él para mostrarles una nueva ruta migratoria menos peligrosa que la que emprendían desde hacía décadas. Un caso asombroso.

Moullec nació en la Bretaña, donde su padre le enseñó a observar los nidos de las aves desde bien pequeño. Con 28 años cogió el petate y se marchó a las remotas islas francesas de Kerguelen, cinco mil kilómetros al sur de Ciudad del Cabo y dos mil al norte de la Antártida, en el océano Índico. Allí ayudaba a contar los albatros y se deleitaba con la ornitología. Cinco años después, en 1993, ya en Francia continental, se instaló en Cantal y empezó a trabajar como meteorólogo en el aeropuerto de Aurillac.

Volar con los gansos es «una experiencia espiritual abrumadora», dice Christian Moullec

Por aquella época cayó en sus manos un artículo del científico sueco Lambart von Essen que alarmaba sobre la extinción del ganso pigmeo, que se reproduce en Siberia y Escandinavia y pasa el invierno en los mares Negro y Caspio. Moullec, muy influenciado por el zoólogo austriaco Konrad Lorenz (1903-1989), el Premio Nobel considerado como uno de los padres de la etología, la ciencia que estudia el comportamiento de los animales, había aprendido que el fenómeno de la migración no es innato sino un hábito adquirido. Los padres enseñan el camino a sus crías y así se transmite de generación en generación.

Familia. Christian, con sus gansos.
Familia. Christian, con sus gansos. 'Voler avec les oiseaux'

Así dedujo que a quien encuentren los pollos cuando eclosionan los huevos será considerado como su padre y que, si quien estaba era él, podría dirigir sus vidas. La teoría estaba clara, pero había que ponerla en práctica...

Christian se fue a la Bretaña, capturó tres huevos de una especie que no estaba en peligro de extinción y se los llevó a casa. Los metió en una incubadora y durante 24 días fue repitiendo el zumbido del ultraligero para que se fueran acostumbrando. Así nacieron 'Fifi' y 'Loulou' -el tercer huevo no era fértil- y, desde el primer momento, Christian tuvo una presencia 'parental' constante. Sin separarse de ellos, acurrucándolos bajo sus jerséis. Siempre juntos, tanto que hasta sus amigos se habituaron a verle en esta compañía insólita.

El primer vuelo

En mes y medio se había desarrollado el pelaje de 'Fifi' y 'Loulou', ya estaban listos para empezar a volar. Pero antes tenían que aprender. Christian montó en un ala delta y comenzó a planear sobre una pista cubierta de hierba del aeropuerto. El meteorólogo no era un ganso adulto y esta etapa de formación se saldó con algún rasguño y un gran susto el día que su mujer, Paola, pensó que había perdido a su hombre.

Un viaje único

  • Una atracción para turistas en Francia. Tras un experimento ornitológico, Christian Moullec creó esta experiencia para turistas en el Macizo Central. Toda la información en voleraveclesoiseaux.com

El 20 de abril de 1995 fue un día inolvidable: 'Loulou', 'Fifi' y Christian volaron juntos por primera vez. Al año siguiente, viendo que el plan había funcionado, metió trece huevos en la incubadora.

Después de este aprendizaje contactó con Lambart von Essen para transferir su experimento a los gansos pigmeo. El científico se sorprendió, aquel hombre parecía un lunático... pero aceptó. Aquello había que verlo, concederle una oportunidad.

Christian y Paola se aislaron con 33 huevos de gansos pigmeo, pero esta vez quisieron añadir una variable al proceso: la amenaza del hombre. Ellos, para diferenciarse del resto de los humanos, iban siempre ataviados con unas largas túnicas que les cubrían todo el cuerpo. Después pidieron a sus amigos que se acercaran de vez en cuando por casa para gritar y disparar con una escopeta. La idea surtió efecto y en cuanto aparecía un humano las aves corrían a refugiarse junto a sus 'padres'.

Tras superar numerosas trabas y conseguir los permisos de vuelo, el 1 de septiembre de 1999 emprendieron un viaje extraordinario. La familia cogió una furgoneta y se dirigió a una reserva natural próxima a Estocolmo. Fueron tres días en la carretera alimentando y tranquilizando a unas aves que ya tenían cuatro semanas de edad. Había llegado la hora, el momento de demostrar su axioma. «Un migrante no piensa dónde nació sino desde dónde emigra por primera vez», le explicó Christian Moullec a 'Paris-Match'. 'Birdman' y Paola, que estaba embarazada de cinco meses, despegaron con el ultraligero junto a su bandada de gansos pigmeo y, en lugar de descender hacia el sur por el este de Europa -donde esperaban muchas más amenazas-, como hacían los antepasados de estas aves, tomaron una ruta nueva por el suroeste de Alemania.

Acompañar en este tránsito a los gansos, viéndoles volar a un palmo de distancia, es un recuerdo imborrable. «Observábamos su mirada intensa y misteriosa, imbuida de verdadera inteligencia. Fue una sensación poco común, casi una experiencia espiritual, llena de humildad y gratitud por el favor de dejarnos acompañarlos».

Otras especies. También interactúa con las grullas.
Otras especies. También interactúa con las grullas. 'Voler avec les oiseaux'

Christian volvió la siguiente primavera a Suecia para verlos regresar a la reserva donde iban a anidar. No pudo contener la emoción cuando llegaron los dos primeros gansos y corrieron a sus pies. Lo había conseguido.

En la actualidad sigue filmando las aves y pregonando su mensaje por todo el mundo: «Europa ha perdido 421 millones de pájaros en 30 años por la política agrícola», denuncia. Hace unos años empezó a organizar los vuelos entre gansos y grullas para turistas. En octubre recibió la visita del aventurero, escritor y director Nicolas Vanier ('Belle y Sebastien'). En cuanto bajó del ultraligero le dijo que quería rodar una película sobre su vida. Esta primavera eclosionarán 30 huevos. Les esperan once semanas de filmación.

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