Carlos Simón es médico, investigador y emprendedor a partes iguales. Como catedrático de la Universidad de Valencia y profesor adjunto de la Universidad de Harvard, cuenta con la satisfacción de haber transferido su conocimiento a los médicos e investigadores que hoy en día ejercen e investigan aquí y allá, así como a la mejora del tratamiento de las pacientes a través de las clínicas y empresas que ha creado.
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Define la Facultad de Medicina y la institución que le vio formarse y que le permitió desarrollarse como uno de los científicos más prolíficos del mundo, como un santuario. Porque según él «la Universitat de València es un lugar facilitador en el que alumnos, docentes e investigadores han recibido siempre apoyo, al margen del momento político, económico o social».
Carlos Simón recibe el próximo 14 de abril el premio Transferencia del Conocimiento, de manos del Consell Social de la Universitat de València «con orgullo y honor» porque lo considera un reconocimiento que valida una vez más la forma en la que ha investigado siempre, «llevando los resultados desde banco del laboratorio hasta la cama de la paciente».
-Hablemos de la transferencia del conocimiento, que así se llama el premio que recogerás en breve en el claustro de La Nau.
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-Mi objetivo como científico siempre ha sido mejorar los tratamientos clínicos existentes para el beneficio de mis pacientes. Siendo médico y científico he tenido la oportunidad de investigar hasta dar con una solución, desarrollar el proyecto y convertirlo en una herramienta para mejorar la salud y la vida de las personas.
Esta investigación traslacional ha sido fundamental en mi carrera y creo que es muy necesaria en nuestra sociedad. La investigación básica y la clínica deben darse la mano para encontrar soluciones reales a los problemas médicos actuales.
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En mi caso, como especialista en medicina reproductiva, la transferencia de conocimiento ha significado mejorar el diagnóstico y tratamiento de la infertilidad de miles de mujeres, ayudándoles a cumplir su proyecto reproductivo o lo que es lo mismo, la posibilidad de ser madre.
-¿Cuál piensas que ha sido el factor determinante para alcanzar tu posición científica y médica?
-La pasión por mejorar el status quo en mi campo de trabajo y el trabajo continuo durante toda mi vida profesional. Siempre he pensado que el mejor trabajo del mundo era ser médico, para poder curar a mis semejantes y cuando descubrí la investigación como herramienta fundamental para mejorar la medicina, el círculo virtuoso se cerró para mí. Las pacientes siempre han sido el origen de mis proyectos de investigación y éstos la forma de mejorar el tratamiento de mis pacientes.
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La tercera 'pata' de la docencia para mí ha sido fundamental. La transferencia del conocimiento comienza con los estudiantes y se va sucediendo con los demás investigadores, los médicos… y así hasta llegar a las pacientes y a la sociedad en general.
-¿Qué ha significado la Universitat de València para Carlos Simón?
-El profesional que soy hoy en día, en mi faceta académica, se lo debo en gran parte a la UV. Para mí la universidad siempre ha sido un santuario, todo lo que me ha pasado allí ha sido mágico. Tanto cuando las cosas funcionaban, como cuando había problemas, siempre he recibido apoyo y cariño personal para mí y para mi equipo, por parte de los equipos rectorales y decanales, con especial mención de las últimas cuatro legislaturas dirigidas por el Rector Esteban Morcillo y la Rectora Mavi Mestre.
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La UV es el lugar donde encuentras refugio a pesar de los cambios políticos o económicos que siempre amenazan el trabajo de los investigadores. Eso es lo que me ha permitido seguir aprendiendo, enseñando, e investigando y, por lo tanto, seguir avanzando de forma ininterrumpida en los últimos 35 años.
-¿Qué destacarías de tu labor como profesor?
-La posibilidad de haber podido enseñar Obstetricia y Ginecología a todas las generaciones de médicos que se han licenciado en la Facultad de Medicina de Valencia desde 1994 hasta la actualidad. Vivir el compromiso de nuestros jóvenes por aprender medicina y comprobar que cada año las generaciones son mejores y más preparadas ha sido y es el honor de mi vida.
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Ir por la calle y encontrarte a personas que te paran para mostrarte su agradecimiento porque fueron tus alumnos o alumnas es muy gratificante.
-¿Cómo recibes este premio de la universidad que te ha visto ser profeta en tu tierra?
-Con honor y mucho orgullo. Este premio refuerza una vez más mi investigación traslacional como un puente entre la ciencia básica y su aplicación clínica para el beneficio de las pacientes. Este es el objetivo que mueve mi fundación cada día. Por eso siento gratitud y felicidad.
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