Singapur | Si en las próximas semanas su intención es viajar a Singapur sepa que el chicle, tan popular en España, está prohibido desde el año 1992. Allí ni se importan, ni se fabrican y ni se venden gomas de mascar. El argumento es la conducta incivilizada de sus consumidores, que, pegando la goma de mascar en puertas y paredes, han perjudicado el funcionamiento de metros, trenes y ascensores. Al turista no se le permite introducir más de dos paquetes y se enfrentará a una pena de un año de cárcel y multa de 5.500 dólares de Singapur si no lo cumple. La norma se ha flexibilizado un poco con el paso de los años y desde 2004 solo está permitido mascar chicle con estricta receta médica para quienes quieran, por ejemplo, dejar de fumar.
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