El Club de los libros libres: una segunda vida en comunidad para la literatura
Un miembro del club puede llevarse todos los libros que quiera, con la única condición de que les de una buena segunda vida
En la Malvarrosa, concretamente en la Calle de la Font d'En Carrós, se encuentra el Club de los Libros Libres. Solo hace falta echar un vistazo desde fuera para darse cuenta de que allí dentro ocurre algo especial. Pilas y pilas de libros se amontonan unas encima de otras sin dejar espacio para ninguna otra cosa que no sea literatura. Aunque suene raro, todos esos libros no están en venta. Para quedarte con los que quieras, tan solo tienes que formar parte del club. Once euros al año es el importe simbólico que Rafael Soriano, fundador del proyecto hace cinco años, estableció y no ha incrementado jamás, pese a la inflación, pese a la subida del alquiler, pese a todo.
Porque el Club de los Libros Libres es un lugar sin ánimo de lucro. No es como una librería, ni tan siquiera como una biblioteca. El concepto es diferente. Un miembro del club puede llevarse todos los libros que quiera, con la única condición de que les de una buena segunda vida. Rafael Soriano ha permitido que de la literatura se nutran multitud de bibliotecas populares, particulares e incluso la biblioteca de una de las bases del Ejército de Tierra en Valencia.
A lo largo de estos años (los de la pandemia fueron muy difíciles de llevar), el club ha creado toda una comunidad de vecinos a su alrededor. Según cuenta Soriano, convergen individuos y entidades de todo tipo: comunidades de vecinos que se han asociado, compañías de teatro, asociaciones culturales, un sinfín de jubilados, clubes de lectura… Todos ellos se asocian en lo que su impulsor considera como un refugio a golpe de literatura.
¿De dónde salen los libros? Le llegan de donaciones particulares y, paradójicamente, de institutos y bibliotecas que, por alguna razón, se desprenden de ellos. Ahora mismo, en el club hay alrededor de 30.000 libros, y a lo largo de estos cinco años, Rafael ha entregado en torno a 200.000. Un volumen inimaginable para él cuando empezó.
El diálogo que surge entre vecinos gracias al club es una de sus grandes virtudes. El único problema que tiene ahora es el espacio. Literalmente (nunca mejor dicho), se le está acabando. Por eso lleva tiempo pidiendo a la Administración que le ceda algún local más grande para continuar con lo que, indudablemente, es un servicio a la comunidad. Por ahora, caso omiso.
Rafael es defensor de la economía del bien común. En el Club de los Libros Libres todo pertenece a todos y todos ganan, tanto quienes aportan libros -que se llevan la satisfacción de que la literatura tenga una segunda vida- como quienes los reciben. «Este concepto va en la línea de lo que debe ser el futuro si queremos seguir habitando este mundo. Ese futuro debe ser comunitario», reflexiona Soriano, que está recién jubilado y dice que este proyecto es «lo mejor» que ha hecho en la vida.
El club es «como un taller de alquimia», dice su creador. Es «papel amontonado que, cuando lo encuentra una persona, se transforma en oro». Rafael tiene sesenta y siete años. Al principio le costó bastante que el club arrancara, pero pronto los vecinos entendieron el concepto y empezaron a sumarse. Ya son más de 5.000 socios los que nutren el club.
Este reportaje ha sido realizado por LAS PROVINCIAS y Caixa Popular, la entidad cooperativa, valenciana, con valores sociales y solidarios. Una banca diferente que destaca por la gestión ética y profesional y por su solvencia. Una cooperativa que crece generando riqueza local, ocupaciones estables y con una sensibilidad social diferente a otras entidades. La principal entidad financiera valenciana se convierte en un ejemplo práctico de cómo la banca puede contribuir a una economía más justa y equitativa mediante los valores de la Economía Social.
