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Joaquín Fuentes con su hijo Alberto y un empleado en el cine de Peñaranda de Bracamonte. M. CHACÓN
El cine vuelve  al pueblo

El cine vuelve al pueblo

Joaquín Fuentes está empeñado en ganarse la vida abriendo salas en núcleos rurales. «No es fácil, pero lo estamos consiguiendo. Ya tenemos dieciséis»

IRMA CUESTA

Miércoles, 23 de enero 2019, 00:28

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A Joaquín Fuentes le gusta contar que nació en el cine de verano de Piedralaves, un bonito pueblecito de Ávila al que su madre acudió aquel 18 de julio de 1958 para pasar unas horas con su marido, que andaba allí trabajando. Que su padre se ganara el sustento como operador de cámara, se encargó de hacer el resto. A Joaquín le salieron los dientes arrastrando un proyector de 16 mm por los pueblos de Salamanca cuando la pantalla era una sábana, uno debía llevar su silla de casa y la calefacción era un ladrillo calentito bien envuelto en una manta, así que es fácil comprender por qué su vida no puede entenderse lejos del cine. O por qué, después de pasar veinte años trabajando en un banco, un buen día decidió decirle adiós a su jefe y apostarlo todo por un sueño tan bonito como temerario.

En un país en el que los pueblos, antes de quedarse sin vecinos, se han ido quedando sin cines, Joaquín sigue empeñado en devolverles a la vida. De momento, la familia Fuentes, porque hace tiempo que su mujer y su hijo Alberto son parte del proyecto, gestionan 16 salas en pequeños municipios repartidos por casi toda la geografía española; desde Vivero, un pueblecito de la provincia de Lugo, hasta Granada. Dieciséis salas en las que por cinco euros la película y uno la bolsa de palomitas, uno pueden repanchingarse en una cómoda butaca y disfrutar de las últimas novedades. «En nuestros cines se proyectan las mismas películas que en la ciudad. Y haber entrado en la era digital es lo que hace posible que esto funcione. Ya no queda nada de aquellos años en los que íbamos en un seiscientos, de pueblo en pueblo, con los rollos en el maletero. Ahora, ¡en un disco duro cabe todo!», explica, encantado de que las nuevas tecnologías se hayan puesto, por fin, de su parte. «Hemos pasado de todo. Los años 60 y la llegada de la televisión, que encerró a todo el mundo en sus casas; los últimos años de los 80, cuando en los bares, aunque fueran piratas, ponían las mismas películas que nosotros ofrecíamos; y luego internet. Un desastre, porque cualquiera podía ver lo que quisiera en el ordenador. Aún así, lo hemos conseguido».

PELÍCULA DE MIEDO

  • Un futuro complicado

  • Bien situados en Europa

El Salvatore español

Con una vida que haría las delicias de Giuseppe Tornatore, al patriarca de los Fuentes le gusta que lo comparen con Salvatore, el protagonista de 'Cinema Paradiso', una de las más sentidas declaraciones de amor al cine de la historia del séptimo arte, que cuenta la historia de amistad entre el proyeccionista de un pueblo siciliano, Alfredo, y un niño curioso y travieso que descubre su pasión por las películas desde la cabina del cine local donde trabaja aquél. «Hay muchas cosas en las que nuestras vidas coinciden. Los años difíciles, el oficio de proyector. Siempre que me preguntan digo lo mismo. Amo el cine: el taquillero picando las entradas, las parejas de novios entrando asidos hacia la oscuridad, las pajitas rayadas y las palomitas, las madres esperando pacientemente en la puerta el final de la sesión de tarde. Y eso sólo ocurre, o ocurre de manera especial, en un cine de pueblo. De algún modo, mi vida y la del protagonista de la película de Tornatore, son la misma».

Cuando toca explicar cómo ha conseguido mantener vivo su negocio en lugares en los que muchos otros tiraron la toalla, al Salvatore abulense le entra la risa. «No siempre salen las cosas bien. Pero es importante buscar un lugar pequeño, pero no demasiado, y organizar el trabajo. En cada sala tenemos tres empleados. Uno en la taquilla, otro acomodando y otro en la tienda. El secreto está en tener claro que un cine en un pueblo, a no ser que tengas mucho dinero o lo hayas heredado, no es viable. Sin embargo, muchos pocos hacen un mucho. Ahí radica buena parte de nuestro éxito», explica, lamentado que las administraciones no le ayuden demasiado. «Todos son papeleos y pegas cuando presentas un proyecto».

Proyecfilm, el nombre con el que ha bautizado su empresa, suele llegar a acuerdos con los ayuntamientos cuando tienen locales vacíos. Lo que sea para sacar adelante su sueño. «Cuando estaba todavía en el banco trabajaba todos los fines de semana con el cine. Era la época de las proyecciones en los colegios y los cineclubes, y fue cuando entendí que era aquello lo que realmente me gustaba. Me despedí y abrí un cine en Salamanca, en Guijuelo. Aquello fue desastre. Tuve que cerrar, pero aún así no se me quitaron las ganas y seguí, y seguí, hasta llegar hasta donde estamos ahora».

Estos últimos meses, 'Bohemian Rhapsody' y 'Campeones' han sido un éxito. Mientras habla, organiza con su hijo la distribución de 'Glass' para los próximos días. «Enero es un mes complicado para las pelis. Siempre lo ha sido», se lamenta. Y algunas, como 'Cinema Paradiso', nunca podrán proyectarse en sus cines. «No vendría nadie. Es normal. Funcionan las películas que son para todos los públicos. Hay que andar espabilado y saber elegir».

17,7 millones de españoles, más de un tercio de la población, reside en lugares en los que no hay una sala de cine. De hecho, España contaba en 2017 con 3.492 pantallas, 440 menos que en 2011. Por si eso fuera poco, lo que está por llegar será aún peor. Hay expertos que apuntan a que en 2020 ya no quedará ningún cine abierto en los municipios pequeños. Otros entienden que el futuro pasa por abrir salas que combinen proyección de películas, ballet, ópera, teatro... ¿La única ventaja? Que la proyección digital ha abaratado mucho los costes.

millones de espectadores fueron al cine en España en 2017, un 0,5% menos que en 2016. Se recaudaron 597 millones de euros.

Por horrible que parezca el escenario nacional, España no está entre los países de Europa con menos salas de cine. De hecho, hay 12.946 vecinos por pantalla, el sexto mejor dato porque la media continental es de 15.047.

de la taquilla se lo lleva la distribuidora y al otro 40% se le resta el 10% de IVA y el 2% de derechos de autor. Con lo que sobra, empresarios como Fuentes pagan los gastos de personal y sobreviven.

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