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A.G.d.
Miércoles, 13 de junio 2018, 01:00
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Lavar la ropa supone todo un rato para todo el mundo, desde el recién emancipado hasta el día a día del encargado o encargada de las tareas domésticas. El boca-oreja y los consejos erróneos pueden hacer que acabes lavando mal la ropa, facilitando así su deterioro.
La cantidad de detergente que echar es todo un arte. Si pones poca cantidad, la suciedad simplemente se distribuye por el resto de la ropa, sin conseguir así que salga por el desagüe. Las manchas necesitan fuerza para ser sacadas, y cuánto más detergente se ponga, más tendrá.
Por otra parte, poner demasiado detergente también es un error muy común, crea una cantidad excesiva de espuma que hace que se genere una pompa de suciedad que nunca deja la ropa convenientemente limpia. Es decir, poner más detergente no siempre es productivo, incluso todo lo contrario. Pretratar la ropa puede ahorrarte mucho detergente en el lavado.
La habitual es lavar con programas fríos porque reducen el consumo y se supone que no dañan las prendas, pero en realidad cuando más temperatura tenga, más limpia saldrá la ropa. Se suelen poner todas las prendas, sin diferenciar las que pueden ser tratadas a mayor o a menor temperatura, pero adaptar los programas puede conseguir resultados mucho más eficaces.
Además, una temperatura muy baja puede hacer que el detergente no se disuelva suficiente y que no actúe sobre la ropa. Lo más recomendable es separar, además de por colores, por temperaturas y adaptar los programas a las necesidades de cada montón.
La ropa no solo se ha de separar por color o blanco, sino también por temperaturas y por resistencia de sus tejidos. No es recomendable juntar fibras sintéticas con prendas de algodón, por ejemplo.
En la medida en la que sea posible, llena la lavadora con prendas similares porque optimizará su lavado, alargará su vida útil y se mantendrán más fácilmente como el día en que lo compraste. El límite será poder meter suficiente ropa para no desperdiciar recursos.
Las manchas más difíciles no van a salir por arte de magia si no se pretratan. Lo primero, es intentar evitar mancharse, claro está. Pero con la mancha hecha, se ha de intentar evitar la expansión de esta o que se quede en el tejido. Las manchas de sangre, de vino, de aceite, etc. no se deberían dejar en una cesta de la ropa sucia durante días.
La secadora también tiene programas específicos y no se suelen utilizar. Al igual que el lavado, el secado también tiene sus particularidades, y las prendas pueden tener necesidades que no estamos atendiendo y que alargarían su vida. El más eficaz y menos costoso: el secado natural al sol en una tierra como Valencia con tantos días de sol al año.
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