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Un grupo de 'spotters', en plena faena. SHERY SHALCHIAN
Cazadores de aviones

Cazadores de aviones

Los 'spotters' viajan a cualquier lugar del mundo para fotografiar aeronaves. «A veces ni siquiera nos da tiempo a visitar la ciudad»

ANTONIO PANIAGUA

Madrid

Lunes, 11 de noviembre 2019, 13:16

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Aquel día Antonio Camarasa y su hermano estaban en el lugar equivocado. Aficionados a fotografiar aviones, se presentaron en el aeropuerto de Barajas a las pocas horas de que fuera asesinado el almirante Luis Carrero Blanco por ETA. Los jefes de Estado y de gobierno iban bajando de las escalerillas de los aviones para asistir al funeral del que fue hombre de confianza de Franco. Con 19 años, ni por asomo estaba dispuesto Camarasa a pegar un solo tiro. Lo único que quería disparar era su cámara fotográfica. Sin embargo, la Guardia Civil tomó a aquel muchacho por un peligroso terrorista y un joven agente le encañonó temblando con su subfusil. «Nosotros estábamos con las manos en alto posadas en el coche y ellos apuntándonos. Estaban muy nerviosos», cuenta Camarasa.

¿Cómo explicar a los miembros de instituto armado que no querían retratar a ningún preboste para después darle un balazo? ¿Cómo hacer entender a hombres pocos versados en la lengua de Shakespeare que ellos eran 'spotters'?

Mucho ha cambiado desde entonces, pero aún son mayoría los que siguen sin saber qué demonios es un 'spotter'. En un país como el Reino Unido, patria de los entretenimientos más estrafalarios y propenso a abrazar cualquier tipo de asociación, nació el 'spotting', el ejercicio de observar y anotar datos referente a cualquier cosa, ya sea por escrito o fotográficamente. Hay muchas variantes del 'spotter'. Unos inmortalizan pájaros; otros trenes; los hay que se pirran por los automóviles y los que se obsesionan por las motos. Pero los más aguerridos son los abducidos por los aviones. Pueden pasarse horas esperando a que llegue el aparato que les obsesiona y no reparan en gastos si tienen que desplazarse al país más lejano. «Nuestras vacaciones a menudo consisten en viajar a una ciudad, buscar un hotel en el perímetro del aeropuerto, alquilar un coche y tomar fotos de los aviones. A veces ni siquiera tenemos tiempo de visitar la ciudad», dice José Ramón Valero, fotógrafo de la revista 'Avión Revue' y 'spotter' de larga experiencia. Empezó a los 14 años a husmear en los aeródromos. Por entonces no derrochaba carretes, sino que se limitaba a apuntar en una libreta las matrículas.

Eso es precisamente lo que hacían los ingleses durante la II Guerra Mundial. Cuando aún faltaban años para que se generalizara el uso del radar, el Ejército británico reclutó voluntarios para crear una red de ojeadores encargados de mirar al cielo. Si aparecían los bombarderos alemanes, su misión era consignar el tipo de avión, para lo cual se ayudaban de una especie de manual con las siluetas más frecuentes de las aeronaves.

Shery Shalchian lleva cuarenta años viendo los aeropuertos a través del visor de la cámara. Lo suyo es una vocación temprana: «Nuestra casa estaba situada cerca de un aeródromo militar. Con unos cinco o seis años cruzábamos los límites de la base a través del alambre de púas y nos acercábamos a los aviones. Jugábamos con ellos. Escapábamos al oír la voz de amenaza de la Policía Militar».

Este observador gusta de viajar al extranjero para enfocar esos cacharros recurrentes en sus sueños. Sus aeropuertos favoritos son lo de Fráncfort, Londres y París, «sin olvidar los especializados en carga aérea». Organizar exhibiciones de aviones es una costumbre muy arraigada fuera de España, especialmente en el Reino Unido. «En ocasiones se paga una entrada nada barata. Pero merece la pena», señala Shalchian.

Rastrear el cielo

Ahora, cuando nada escapa al escrutinio de internet, hay un alud de información sobre dónde y a qué hora va a aterrizar un aparato. Lo difícil no es ya enterarse de la llegada de un avión, sino elegir entre el amplio surtido de posibilidades el ejemplar que va a capturar el teleobjetivo.

A Valero, miembro de la Asociación Aire, que agrupa a unos 400 socios, le fascina coleccionar en imágenes las libreas, los logotipos con que van pintados los aviones. A veces, para conmemorar un aniversario o un acontecimiento especial, las aerolíneas decoran los aparatos con motivos vistosos. En otras ocasiones visten sus mejores galas para una campaña publicitaria. Es una foto que se cotiza al alza porque, aparte de la rareza en sí, se trata de un arte efímero, pues pronto el fuselaje se vuelve a repintar.

Camarasa, que empezó con 17 años a aventurarse por las inmediaciones de las pistas, tiene una buena colección de fotos de los años setenta tomadas en bases militares que hoy son muy apreciadas por su valor histórico. Este empresario recién jubilado cuenta en su álbum con una instantánea que le hubiera gustado ahorrarse y que da testimonio de la tragedia. Se trata del choque de dos helicópteros que colisionaron en una exhibición aérea en Cuatro Vientos (Madrid). «Uno de los aeropuertos donde más disfruté fue el de Domodédovo, en Moscú. Los aviones rusos son muy codiciados. Nunca me hubiera imaginado estar en la URSS haciendo fotos», dice Camarasa. «Es duro; si se celebra una jornada de puerta abiertas, estamos de ocho de la mañana a ocho de la tarde tirando fotos. Acabas destrozado».

La Guardia Civil, ahora muy comprensiva con los 'spotters', ya no les apunta con el arma. Curiosamente, hoy estos ojeadores son requeridos por las autoridades aeroportuarias para que informen por teléfono de si ven algo sospechoso en el recinto.

  1. 'Stormtrooper Plane'.

    JOSÉ RAMÓN VALERO

    Este Boeing 777, cuyo nombre hace alusión a las tropas de asalto de 'Star Wars', pertenece a la flota de Latam Brasil y va decorado con un motivo basado en la célebre saga. El diseño fue realizado por el equipo creativo de Disney junto con Lucasfilm. Para plasmar la ilustración en el fuselaje se utilizaron 2.500 litros de pintura.

  1. Pieza de museo.

    ANTONIO CAMARASA

    Este Concorde fue fotografiado en Farnborough (Reino Unido) en 1974. Podía llegar a los destinos en la mitad de tiempo que un avión comercial. Su baja demanda tras el accidente de julio de 2000 obligó Air France y British Airway a su retirada tres años después. Este aparato se halla ahora en el museo de Duxford.

  1. Cameo histórico para Alfred Hitchcock.

    SHERY SALCHIAN

    En la parte exterior de la imagen vuela un biplaza Havilland DH-60X Moth de 1928. En la interior, planea un Boeing A75-N1 Stearman, un avión de entrenamiento militar de 1944. Es muy conocido porque precisamente ese modelo persigue a Cary Grant en la película 'Con la muerte en los talones'.

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