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Un vecino intenta entrar en su casa en Castellón tras el paso de la borrasca Gloria. Domenech Castelló / EFE
El cambio climático abre una brecha en la población española

El cambio climático abre una brecha en la población española

Los fenómenos naturales son cada vez más frecuentes e intensos, y generan colectivos vulnerables, según su exposición y sus recursos

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Sábado, 25 de enero 2020, 18:26

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La declaración de emergencia climática establece entre sus prioridades la identificación de los «colectivos vulnerables» de la transición ecológica. Los efectos de los fenómenos naturales acrecentados por el calentamiento global, que se empiezan a sentir en Europa y que irán a más según todos los pronósticos científicos, abren y profundizan una nueva brecha en la población española. Se divide ya en dos: los individuos que son y serán afectados por el impacto del cambio climático, y los que no.

Dos clases que empiezan a aparecer en los cuatro puntos cardinales. En este comienzo de la emergencia climática que ha coincidido con la borrasca Gloria, se pueden identificar los primeros que resienten ese aumento de intensidad en los fenómenos naturales en la costa mediterránea. Pero vendrán más en todo el territorio. Por ejemplo, la aparición de ciclones cada vez más frecuentes e intensos, o la pérdida de la criosfera en las zonas del norte.

«Las personas que viven en las zonas costeras, en áreas afectadas por la desertificación o cerca de los lechos de los ríos, que perderán caudal, sufrirán mucho más», analiza Cristina Gallach, quien hasta el viernes pasado era alta comisionada para la Agenda 2030. «Pero de todas, las que están en situaciones socio económicas débiles son las que tienen menos recursos para paliar el impacto del cambio climático. Los de menos recursos son los viven en zonas más contaminadas, porque los demás pueden fijar su residencia en otra parte o, por ejemplo, si un pueblo tiene problemas de distribución de agua, el que tiene un poder adquisitivo alto podrá seguir pagándola aunque sea más cara».

Las transformaciones inducidas por el calentamiento global no ocurrirán entre gruesas franjas territoriales, como se creía hasta ahora, en la que se analizaban modelos de cambio de entre 70 y 400 kilómetros. Un estudio reciente del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) encontró que las líneas serán mucho más finas. Los microclimas dependerán de una veintena de factores, como las lluvias y las temperaturas medias y extremas. Los errores de los escenarios climáticos pueden tener «graves consecuencias» en diferentes aspectos, como la seguridad alimentaria y la salud de la población, asegura el estudio, ya que se utilizan para generar políticas públicas, decidir estrategias de inversión y acertar en las medidas de adaptación y mitigación del cambio climático.

«Al final afecta a toda España», mantiene Enrique Segovia, director de Conservación de WWF. «Pensamos que las peores consecuencias serían en la parte donde llovía más, pero es falso. Ahora hay zonas en el norte con sequías severas y procesos de inundación, como Galicia, porque pasa mucho tiempo sin llover y cuando empieza lo hace con virulencia. Ha sido muy sorprendente que la cuenca del Duero, uno de los ríos más caudalosos de España, estuviera en alerta por riesgo de sequía. El reto climático es más acusado en la cuenca mediterránea, mientras Euskadi y algunas zonas de Asturias pueden ser las menos afectadas».

El gran reto

Bajo la perspectiva del agravamiento de la desigualdad social, el noveno punto de la declaración de emergencia climática es «desarrollar políticas inclusivas que garanticen que nadie se quede atrás como consecuencia de estos cambios y frenen posibles incrementos de las desigualdades». En España, más de la cuarta parte de la población se encuentra en riesgo de exclusión social, reflejan las estadísticas oficiales. En situaciones como las vividas la semana pasada, las pérdidas pueden ser totales, así como la incertidumbre.

Con las inundaciones causadas por la borrasca, Cruz Roja atendió a unas mil personas en distintos albergues, a las que dotaron de alojamiento (para unas 500 damnificados), manutención y abrigo. «El impacto es distinto dependiendo de las circunstancias y por eso hablamos de una transición justa: porque afecta a los más débiles», afirma Gallach. «Otro ejemplo es que todavía la movilidad eléctrica es más cara. Quién se puede comprar un coche eléctrico. ¿Qué hay que hacer? Una buena política pública que incida más en un transporte público accesible y de calidad».

El gran reto, sin embargo, será el agua, incluso más que el aumento de la temperatura. Junto a las personas en riesgo de exclusión social, los otros colectivos más afectados son ahora –y serán– los agricultores, que «tendrán que cambiar de modelo hacia uno que no sea intensivo», refiere Segovia, y los habitantes de las costas, cuyas viviendas «han roto la dinámica de los litorales».

Mujeres y mineros primero

Mientras se trabaja en la «identicación temprana de los colectivos vulnerables», como manifiesta el Gobierno en la declaración de emergencia climática, ya se contemplan dos grupos que entrarán en sus políticas «inclusivas» en «este proceso de transformación económica». Uno, los que trabajan hoy en la producción de energía basada en carbón, quienes perderán sus actuales empleos en una economía de emisiones cero. En el plan no se les menciona directamente, pero están. Al segundo colectivo, sí. Las mujeres. El plan quiere reducir la «desigualdad» y promover su «participación activa».

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